Retablo de la Virgen de
Bascones de Valdivia.
En el pueblo de Báscones
de Valdivia existió durante algunos siglos un misterioso y bonito retablo
dedicado a la Virgen.
( En 1973 se llevó de la iglesía,
porque esta amenazaba ruina, y cuando se rehabilitó ya no tenía sitio).
Madoz, en su Diccionario
Geográfico Estadístico-Historico, de 1846, decía de BASCONES DE VALDAVIA: l.
con ayunt. en la prov.de Palencia (14 leg.), part. jud. de Cervera de Rio Pisuerga
(4), aud. terr. y c. g. de Valladolid (22), dióc. de Burgos: SIT. en un valle
con buena ventilación y CLIMA saludable, siendo las enfermedades que más
frecuentemente padecen sus hab. dolores de costado y catarros. Tiene muy pocas
CASAS, y entre ellas se encuentra una igl. parr., dedicada a San Sebastian y
servida por un cura párroco. …”; y
poco más, salvo que por aquel entonces tenía “5 vec., 26 alm.”. Hoy en día, cosas de la época, Báscones de
Valdavia o Valdivia, que también figura a veces así, pertenece a la diócesis de
Palencia.
El retablo, restaurado y
dividido en dos partes, se expone en el Museo Diocesano de Palencia; aunque la
Guía del Museo muestra con un dibujo como fue en tiempos pasados.
Se compone de banco, dos
cuerpos y ático semicircular que se desarrolla a lo ancho de cinco calles. La
separación entre calles se realiza mediante columnas, menos en el sotabanco que son pilastras quienes soportan las cargas. Las hornacinas, donde se alojan los
relieves con la vida de Cristo, están coronadas con bóvedas de cuarto de esfera
aveneradas con la charnela hacia afuera. La división entre cuerpos, y entre
banco y sotabanco, se hace con impostas con adornos. Los elementos estructurales
del retablo, casetones del sotabanco y tímpano, están decorados con bajorelieves
policromados y estofados.
En el banco van situados los
cuatro Evangelistas en torno a una escena de la Piedad. En los dos cuerpos
escenas de la Vida de Cristo; en la calle central Virgen sedente con Niño y
Asunción.
Los relieves con la Vida de
Cristo y los Apóstoles son de nogal, el ático de haya, y la estructura del
retablo de madera de pino.
Lo de “misterioso retablo”
se refiere a que desconocemos su autor y su historia, y a que su aspecto presenta dudas y
contradiciones. Veamos algunas.
¿Como se equipaban de
muebles liturgicos las iglesias en siglos pasados?. Lo normal, salvo existencia
de un patrono que corriese con los gastos y gestiones, era reunión de vecinos y
decisión de hacer el retablo, con el mínimo precio y la mayor “belleza”
posible. Unas veces todo era nuevo; otras se reutilizaban restos anteriores;
bien por exigencia de la parroquia, bien porque el “artesano” encargado de
su construcción lo propusiese así para bajar precio.
El retablo de Báscones,
-un buen retablo-, no escapa a la regla. La mazonería es renacentista ya
avanzada; los Evangelistas de la predela también renacientes, y el resto de las
imágenes tardogótico “flamenco” con influjo burgalés o burgales con fuerte
influjo “flamenco”.
Bajo el sotabanco, un
texto anterior a la última restauración dice: “ESTE RETABLO. SE ACABÓ. EL
AÑO. DE MIL.DXXXVIII [1538] SIENDO
CURA IV[AN] GARCIA DE BASCONES”. Y continua: “SE BOLVIO A RETOCAR. EL AÑO DE MIL
SETECIENTOS SETENTA Y SEIS SIENDO
CURA BENEFICIADO DON BERNARDINO GUTIÉRREZ”. A finales del siglo XX habría que haber añadido: “Se restauró entre abril de 1988 y mayo de 1990”.
A finales del siglo XV la
responsabilidad en la construcción y ensamblaje de los retablos residía, en los medios rurales,
generalmente, en los entalladores y en los escultores; los ensambladores
aparecieron años más tarde. El entallador -el que entalla- solía ser el que
contrataba la obra, tanto de ensamblaje como de escultura o pintura y dorado;
era el que habitualmente realizaba la traza, pues estaba capacitado tanto para
diseñar la traza arquitectónica como para materializarla, era el encargado de
realizar la decoración tallada de los elementos constructivos. Los retablos
llevaban gran cantidad de talla decorativa, por eso eran obra de los tallistas o entalladores:
columnas, pilastras y frisos iban plagados de decoración tallada adherida al
ensamblaje. El escultor hacía los relieves y las imágenes de bulto.
El utilitarismo, con el consiguiente ahorro económico, era la condición predominante: no había problema en aprovechar relieves o esculturas hechos años antes por otro maestro. Es por esto normal encontrarnos con una imaginería de estilos distintos en obras contratadas por entalladores; hacían la traza arquitectónica, se encargaban de su realización y de la labor decorativa aneja a la misma y los grandes relieves y las esculturas las subcontrataban a los escultores o imagineros.
El cura lo que buscaba era que hubiese unas secuencias iconográficas claras, y que se identificasen bien los temas; y todo ello ubicado en un retablo bien engalanado, fueran los motivos góticos o renacientes.
El utilitarismo, con el consiguiente ahorro económico, era la condición predominante: no había problema en aprovechar relieves o esculturas hechos años antes por otro maestro. Es por esto normal encontrarnos con una imaginería de estilos distintos en obras contratadas por entalladores; hacían la traza arquitectónica, se encargaban de su realización y de la labor decorativa aneja a la misma y los grandes relieves y las esculturas las subcontrataban a los escultores o imagineros.
El cura lo que buscaba era que hubiese unas secuencias iconográficas claras, y que se identificasen bien los temas; y todo ello ubicado en un retablo bien engalanado, fueran los motivos góticos o renacientes.
Este parece el caso de
Báscones.
La función prioritaria de un
retablo era servir de vehículo de adoctrinamiento religioso del pueblo, transmitiendo en la forma más clara posible el mensaje del dogma católico, pues
las imágenes eran el medio más eficaz para provocar la devoción de los fieles
al ilustrar lo que el sacerdote les había predicado desde el púlpito.
Los artistas ponían su arte
al servicio de la Iglesia, creando la puesta en escena de la Historia Sagrada y
de las vidas ejemplares de los santos, para catequizar y emocionar a los
fieles. El adorno de las superficies y la policromía de los retablos servía para que estos pudiesen identificar a los personajes de las “historias” como
algo cercano, a la vez que como imagen de la divinidad.
En el retablo de Báscones
parecen reconocerse tres “manos”: la responsable de la mazonería, la del
autor de los relieves de los dos cuerpos del retablo -la historia de Cristo-, y
la que esculpió los Apóstoles de la bancada. El autor de la estructura y
ornamentación (con motivos de grutescos) parece haber conocido bien la obra de
Diego de Siloe y de la ornamentación renaciente que se hacía por entonces en
Burgos.
Los relieves de los dos
cuerpos del retablo, hoy en día, se atribuyen a un desconocido “Maestro de
Amberes”. Las escenas reflejan minuciosamente detalles costumbristas de época
en vestuario y muebles, siendo las actitudes y los rostros de los personajes
fuertemente expresivos. Su estilo recuerda al de las escenas de los trípticos
“flamencos” tan apreciados entonces. El relieve de la Circuncisión, por
ejemplo, presenta semejanzas con el equivalente en el retablo amberino
de la iglesia de Pahile ahora en los Museos Reales de Arte y de Historia de
Bruselas; compare usted mismo
La hipótesis anterior, la
de un “maestro de Amberes”, no convence a todos los historiadores, y algunos
abogan por algún escultor burgalés (“flamenco” o castellano) que utilizase los
grabados nórdicos que circulaban por entonces en los talleres de los artesanos.
A favor de los excepticos
sobre el “maestro de Amberes” cuenta que la escena de la Degollación de los
Inocentes es difícil de encontrar en
los retablos flamencos. Y en contra el que el “Institut royal du patrimoine
artistique” (Belgica) dé para alguna de los relieves como lugar de producción a
Antwerpen; o que en el catálogo de la exposición sobre “Les retables anversois,
XV-XVI siècles” celebrada en la Catedral de Amberes en 1993, al hablar de los
relieves de la Circuncisión y de
la Natividad del retablo de
Báscones, se diga: “L’attribution de ces fragments à un atelier anversois n’est
pas encore bien établie. On aurait découvert des traces de la main d’Anvers
mais celles-ci sont trop vagues pour être decisives”.
[a observar: el pastor
gaitero, -primer personaje situado a la izquierda- con un peculiar aerófono rematado por un pabellón a modo de cuerno, típico de los instrumentos que los musulmanes introdujeron en España; y, también, a los
angelitos músicos con laud, vihuela, …]
Parrado del Olmo fue
bastante tajante en la ficha del Catálogo de la exposición “VLAANDEREN en
Castilla y León”, Amberes 1995 : “…se ha pensado en un hipotético Maestro de
Amberes, que pudiera haber enviado las esculturas desde los Paises Bajos, al
menos las escenas de la Vida de Cristo que indudablemente tienen una influencia
nórdica, … he supuesto que pudiera ser obra de un artista probablemente
flamenco, pero asentado en España o trashumante, quien también pudiera conocer
aspectos superficiales de la escultura castellana cercana al foco burgalés…”
Años antes, Angel Sancho
Campo había atribuido la predela y el ensamblaje a Diego de Siloe, y otros, -p.e.
Azcárate-, asignaban los Evangelistas al taller de Vigarny, pues si bien
estando dentro de las mismas coordenadas estilísticas que las de la Vida de
Cristo, reflejan alguna relación con las sedentes del retablo mayor de la
catedral de Palencia obra de Vigarny (con quien también se aprecia relación en
la tipología del rostro de la Virgen).
Si me he extendido algo en el tema es para mostrar la dificultad que tienen las atribuciones no sustentadas en documentos escritos de la época; lo que desgraciadamente es lo habitual.
¿Y que dicen los “Libros de fábrica” de Bascones de Valdavia?. Pues de momento nada; porque al menos en el Archivo Diocesano de Palencia, donde deberían estar, no están, y la primera documentación existente allí de la parroquia es sobre defunciones y nacimientos en siglos muy posteriores al de la construcción del retablo (¿se destruyeron o perdieron cuando la Guerra Civil?, ¿cuando la de la Independencia?, …).
Si me he extendido algo en el tema es para mostrar la dificultad que tienen las atribuciones no sustentadas en documentos escritos de la época; lo que desgraciadamente es lo habitual.
¿Y que dicen los “Libros de fábrica” de Bascones de Valdavia?. Pues de momento nada; porque al menos en el Archivo Diocesano de Palencia, donde deberían estar, no están, y la primera documentación existente allí de la parroquia es sobre defunciones y nacimientos en siglos muy posteriores al de la construcción del retablo (¿se destruyeron o perdieron cuando la Guerra Civil?, ¿cuando la de la Independencia?, …).
BIBLIOGRAFÍA.
-José Mª de Azcárate,
“Escultura del siglo XVI”, Ars Hispaniae, t. XIII, Madrid 1958.
-Jesús Muñiz Petralanda, “La
problemática de la determinación de la procedencia de los retablos flamencos”,
Cuadernos de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro, 2008.
-Hans Nieuwdorp, “Les
retables anversois. XV-XVI siècles”, cat. Expo. Cathédrale d’Anvers 1993.
-José Mª Parrado del Olmo,
“Las Edades del Hombre", Cat. expo., "El arte en la Iglesia de Castilla y León”, ficha nº 41, Valladolid 1988, y ficha nº 71, Cat. expo.,"La Música en la Iglesia de Castilla y León”, León 1991.
-José Parrado del Olmo, “Talleres
escultóricos del siglo XVI en Castilla y León", Valladolid 2002.
-Francisco Portela Sandoval,
“La escultura del siglo XVI en Palencia”, Palencia 1977.
-Angel Sancho Campo, “El Arte Sacro en
Palencia”, t. II, Palencia 1971,
t. III, Palencia 1975.
- Angel Sancho Campo, “El
Museo Diocesano de Palencia. Su Origen, Formación y Estado Actual”, PITTM , nº
70, Palencia 1999.
- Angel Sancho Campo, “Guía
. El museo diocesano de Palencia”,
El arte sacro en Palencia Vol. II, Palencia 1999.
-VVAA,
Catálogo de obras restauradas 1988-1994”, Junta de Castilla y León, Valladolid
1996.
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