martes, 15 de enero de 2019

SILLERÍAS DE CORO (X)

De la Sillería de coro de la Catedral de León.
VI. Relieves laterales, misericordias y apoyamanos. Temas profanos (II).


3.PECADOS Y VICIOS.

En el Medievo la taberna era un lugar de mala reputación; estudiantes, aldeanos, viajeros, prostitutas y también algunos clérigos se reunían para pasar el tiempo agradablemente. Las apuestas en los juegos de dados o de cartas, el vino, las canciones, y las mujeres eran allí los entretenimientos habituales; a veces, los excesos con el vino o las apuestas hacían las veladas peligrosas. La entrega al vino y a la juerga en la taberna de algunos miembros del clero provocó incluso las protestas de los procuradores de las ciudades en Cortes hacia estos clérigos (Valladolid 1442, Madrid 1435,...). La amplia difusión al final de la Edad Media del juego de dados o de naipes llevó a que fuese considerado como uno de los vicios de la época; cualquier lugar valía para echar una partida: la taberna, o la vivienda de un clérigo, el cementerio -" ...a veces los clerigos acostumbran jugar y juegan dados y tabas y naypes en las dichas yglesias y cementerios dellas..." (Sínodo de Avila, 1481)-, o el atrio de la iglesia.
Los excesos en el juego podían acabar con la hacienda de cualquier hombre o con la buena fama de un eclesiástico. En la sillería de coro de la catedral en un relieve figuran dos personajes jugando a los dados: uno enseña la cara del dado y el otro se dispone a sacar el dinero de su bolsa para pagar la apuesta; tras ellos un diablo arrastra al infierno -avivado por un demonio con un fuelle y anunciado por un segundo con una trompeta-, a otra persona que se preparaba para jugar. Ciertas faltas frecuentes entre el clero de la época cuando aparecen representadas en las sillerías no lo hacen dando protagonismo al religioso.
La presencia de clérigos en tabernas y su participación en los juegos aparece prohibida en casi todos los sínodos en los que figura un apartado destinado a "De vita honestate clericorum". Desde el concilio legatino de Valladolid de 1228 o en posteriores -como el de León de 1267, Burgos 1382 o Salamanca 1497-, con las adecuadas modificaciones  se mantenía  la normativa resumida en la disposición: "Establecemos que todos los clérigos diligentes se guarden muy bien de gargantez y de bebedez... y que se escusen de entrar en las tabiernas, salvo con necesidat, et con priesa, non lo pudiendo escusar yendo en camino..."; aunque parece claro que la repetición de la normativa durante un período de tiempo tan largo es un síntoma de su escaso cumplimiento. En un relieve de la sillería figura representado un monje con capucha rematada en un cascabel; con su mano derecha muestra un cuenco vacío en señal de que en su bodega ya no hay vino.
En otro relieve de las sillas bajas se representa a un personaje con la tripa desnuda subido a una carretilla para transportarse. Es la representación de la hidropesía o ascitis, un síntoma que acompaña a diversas enfermedades; la RAE en la 22ª edición de su diccionario señala tres acepciones para esta palabra: "Sediento en exceso", "insaciable" y "que padece hidropesía". Dado el fin moralizador de las representaciones marginales de los estalos es probable que el artesano que realizó el relieve tratase de aludir a la desordenada afición a la bebida o al pecado de gula; como se dice de Juan Marmolejo en el "Cancionero de obras de burlas provocantes a risa": "... dejadle pasar, y entre/ un cuero de vino añejo/ que lleva Juan Marmolejo/ metido dentro en su vientre;/ y pasito, no reviente".
Las imágenes relativas a la gula, y en especial a la bebida, en la decoración marginal de los estalos de la catedral son quizás de las más abundantes tanto referidas a personas religiosas como laicas, pues la gula fue un pecado sobre todo de clérigos, monjes y ricos. En “El Espéculo de los legos” [traducción del exemplario “Speculum laicorum”], una obra que servía de guía para la preparación de sermones se definía así la embriaguez: “Embriguez es dicha en latín de “e” que quiere decir fuera, e “bría” que quiere decir medida, porque el embriago beve fuera de la medida devida y se trata de corregirla”. En una misericordia un monje parece bailar con una jarra en la mano.
La glotonería y la embriaguez de los monjes no debía ser muy infrecuente, pues la Regla de San Benito recordaba que “ningún religioso ha de mancharse comiendo furtivamente … o fuera de la mesa común”. En otra misericordia es esta vez un fraile el que figura abrazado a un barril. Francesc Eiximenis, un influyente escritor franciscano, quizás uno de los autores de la Corona de Aragón más leídos y traducidos, que murió a comienzos del siglo XV, pensaba –como san Agustín-, que la gula era el origen de todos los vicios; Vinum et ebrietas auferunt cor” [“El vino y la embriaguez destruyen el corazón”], escribía en uno de los libros de su obra más ambiciosa, “Lo Crestià” [“El Cristiano”].

Otra de las misericordias presenta a un franciscano agarrado a una olla.  Parece claro que, dado la cantidad de misericordias o relieves de la sillería con este tema, tras todas estas representaciones existía un sentido moralizador, atacando un pecado entonces muy extendido en el clero, sobre todo si tenemos en cuenta que en los paneles altos de las sillas alternaban con escenas bíblicas o representaciones de santos. Con ellas probablemente se buscaba lo que hacía Eiximenis  con una prosa sencilla, llena de exempla para ilustrar y simplificar, con la que pretendía moralizar a los laicos, tratar de “iluminar, enderezar y despertar, adoctrinar y amonestar a todo fiel cristiano para que tenga diligente cuidado de su vida y de los caminos de Dios; para que cada uno se sepa proteger de la multitud de lazos y peligros que tienen los hombres en esta presente vida; …”.
Un borracho abrazado a un pellejo es el protagonista de otra pequeña ménsula. Dado que el Eclesiástico canta las excelencias de la sabiduría y nos ofrece reglas de conducta en forma de sentencias, muchos pensadores cristianos medievales recurrieron a este libro para condenar el abuso del vino y sus consecuencias. Se dice en él p.e.: Porque en los muchos manjares anida la enfermedad/ y la intemperancia [el beber demasiado] lleva hasta el vómito”. A muchos acarreó la muerte su intemperancia,/ y el que se abstiene prolonga su vida”.[Ecco. XXXVII, 33-34]. “Propter crapulam multi obierunt:/ qui autem abstinens est,/ adjiciet vitam”.
Un borracho agarrado a un tonel aparece en otra misericordia. Son muchos los autores medievales que señalan los peligros que se derivan del abuso del vino. Así, Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, dice en el “Libro del Buen Amor”: “Buenas costumbres debes siempre tener/ Guárdate, sobre todo, de mucho vino beber./…”. “Hace perder la vista, hace acortar la vida/ quita la fuerza toda, tomado sin medida/ hace temblar los miembro, la cordura se olvida:/ donde hay mucho vino todo es cosa perdida./ Cosa mala produce: hace el aliento oler/ si la boca mal huele, ¿qué remedio poner?/ las vísceras las quema, llega el hígado a arder/ si quieres amar dueña, vino no has de beber”. El libro del Buen Amor es quizás la obra más importante escrita en la península Ibérica en el siglo XIV. Es una colección de “exempla” mezclados con moralidades, sermones, cantigas de ciego, composiciones líricas profanas y religiosas. El contenido de la decoración de misericordias, relieves, apoyamanos y pomos de la sillería tiene un contenido didáctico similar pero quizás menos cínico y más moralista.
Y así habla Juan Ruiz del pecado de la gula: “Desque te conocí, nunca te vi ayunar,/ almuerças de mañana, non pierdas la yantar,/ sin mesura meriendas, mejor quieres çenar,/ si tienes qué, o puedes, a la noche çaherar [cenar por segunda vez]./ …/Muerte muy rebatada trahe la golosina/ al cuerpo muy goloso e al alma mesquina;/ d’esto ay muchas fablas e estorias paladina;/ desírtelo he más breve por te enviar ayna [pronto]”.
En otra de las obras del mester de clerecía (literatura medieval compuesta por clérigos), en el “Rimado de Palacio” de Pedro López de Ayala, al exponer el vicio de la gula simulando una confesión de sus propias faltas se dice: “Gula e tragonía es un mortal pecado:/ por este fue Adam de paraíso echado,/ porque quiso comer lo que le era vedado;/ maguera lo comió: caro costó el pecado./ …/ E dejé yo al pobre de fambre perescer,/ que con pan e con agua le pudiera acorrer,/ e d’él he poco duelo por verlo ir a perder,/ tanto que al mi cuerpo cumpla al su placer./ Busco muchas viandas costosas e preciadas,/ de diversos sabores, ricamente adobadas,/ que a yantar e cena siempre finquen sobradas;/ muchos pobres fambrientos las tienen deseadas”.
Y en el “Catecismo de Pedro Cuellar” se indica al sacerdote que de la gula “demandará: si fuiste enbriago; e si una vegada es enbriago, es pecado venial; si es commo costumbre es pecado mortal segund desuso es dicho; …, ‘non ayunaste [en los establecidos por la iglesia] tú muy bien e fartaste los pobres que lo anfavan demandando muriendo de fanbre?”, es decir se señala que no sólo era pecado comer de más sino también no dar comida a los pobres. Y Martín Pérez en el “Libro de las confesiones” señala que se peca de gula “Si non partio con los pobres que le pidieron mientras que comia, si lo podía fazer o tenia de que”.
En la Edad Media fue frecuente la asociación entre gula y lujuria, pues se pensaba que los pecados surgían como consecuencia de la práctica de otro vicio. Para Juan Ruiz, p.e., el exceso de vino y de comida aumentan la pasión y el deseo; escribía: “… ca, mucho vino es,/ luego es la loxuria e todo mal después…” [estr. 296]. El vicio más acusado entre los eclesiásticos era su especial “pasión por las mujeres” como puede verse con la lectura de las actas de las visitas pastorales o de los Sínodos. Una misericordia de la sillería muestra el baño mixto de un fraile tonsurado y una mujer. Maeterlinck señala que en el medievo los baños ["turcos"] eran considerados como lugares de placer de mala fama y que se asimilaban con las tabernas y los burdeles, y cita un texto de Van Maerlant en el que sublevándose contra las costumbres depravadas de los prelados, de los monjes y de los príncipes, habla con desprecio de los que se divierten en "los baños y en otros lugares de placer, o donde bailan, celebran, juegan y hacen el amor!".
Para Isabel Mateo en una misericordia de la catedral “un fraile cabalga sobre un hombre, que deja ver el sexo de forma ostensible, del mismo modo que Philis cabalgaba sobre Aristóteles fustigándolo”; según ella debe considerársela como representación de la homosexualidad. El doctor Fernando López-Ríos, en total desacuerdo con la profesora, estima que alude a un rito sado-masoquista, y llama la tención sobre la mano derecha del monje levantada y con los dedos cerrados que juzga como “una actitud inequívoca de sostener un látigo o vara”, recordándonos además que “en las órdenes religiosas, con el fin de domar el espíritu, sus miembros se sometían a cotidianas mortificaciones”; no obstante, al final, supone como alternativa menos rebuscada que la talla de la misericordia podía ser un simple recordatorio para el clérigo que sobre ella se sentase, del “castigo que recibiría por un acto de sodomía”.
La alusión a la lujuria en las tallas de las sillerías de coro es cuantiosa y diversa, siendo la presencia de la mujer un elemento casi imprescindible. En una misericordia de las sillas altas figura una mujer con la cabeza hacia abajo y con el culo al aire que podría estimarse como símbolo de este pecado. Para López-Ríos quizás sea la imagen simbólica del hombre estúpido, “que tiene la cabeza donde deberán estar los pies” (para Azcárate, con la cabeza o inteligencia por debajo del sexo).
Un relieve dañado de las sillas altas –el correspondiente al tablero en que figura representado San Pedro-, muestra a un hombre de grandes orejas que levanta sus piernas al tiempo que muestra sus nalgas. El doctor López-Ríos considera la imagen como parte de la representación del beso anal, “parte importante en los rituales heréticos, dado que reflexiona “es a través de la mitología popular de Carnaval, como se pueden explicar algunas de las tallas de nuestras sillerías relacionadas con la proctología”.
Los pomos de las sillas bajas, -al contrario que en los estalos altos donde eran unas pequeñas esculturas de bulto redondo-, presentan formas casi circulares, y decoran sus caras con figuras que se contorsionan para adaptarse a la geometría del pomo. La calidad de sus tallas es, en muchas, muy similar a la de las misericordias y su contenido también parecido pero muy simplificado. Así por ejemplo, en la composición siguiente se han agrupado cuatro motivos que podríamos denominar como de temática procaz, y muestran a un humanoide en actitud obscena, un hombre-pájaro con su pico en el ano, un híbrido semi-humano vestido y con la túnica levantada y a un personaje rascándose las posaderas.
Dos pomos de las sillas bajas representan a una sirena con cuerpo de mujer y cola de pez. Tradicionalmente se considera que su simbolismo alude a la seducción femenina que puede llevar a la perdición del hombre; el origen del simbolismo procede del “canto de las sirenas” relatado por Ulises en la Odisea [en griego antiguo “seiren”: “las que atan/encadenan”], y la tipología más frecuente en la Antigüedad fue la de la sirena-pájaro.
En una de las tallas la sirena se peina al tiempo que se mira en un espejo, ahora desaparecido por estar mutilado parte del brazo que lo sujetaba. Iconografía característica del Gótico, en las sillerías de coro góticas españolas es un motivo bastante abundante.
                              
Pero en el caso de León las dos sirenas presenta algunas singularidades que conviene señalar; así, ambas presentan alas, atributo infrecuente en las sirenas con cola de pez. La representación de la sirena que perduró hasta el siglo XIII en que se estabiliza el híbrido con forma de cola de pez obedecía, según señala Isabel Mateo, a la mencionada por Ovidio en las "Metamorfosis": “A vosotros Aqueloides (sirenas), ¿de dónde os vienen esas plumas y patas de ave, siendo así que vuestro rostro es de doncella?”.Refiriéndose ya a la sirena-pez el "Liber monstruorum diversis generibus" del siglo VIII d.C. dice: "Las sirenas son doncellas marinas que seducen a los navegantes con su espléndida figura y con la dulzura de su canto. Desde la cabeza hasta el ombligo tienen cuerpo femenino y son idénticas al género humano, pero tienen las colas escamosas de los peces, con las que siempre se mueven por las profundidades" [Y dado que desconozco el nombre del traductor /a aquí va el texto sin traducir tomado de "Traditions tératologiques"": “Sirenae sunt marinaepuellae, quae navegantes pulcherrima forma, et cantus mulcedine decipiunt. Et a capite et usque ad umbilicum, corpore virginali et humano generi simillimae, squamosas tamen piscium caudas habent, quibus Semper in gurgite latent”].
La más extraña de las sirenas de León presenta rostro y parte del cuerpo de mujer, alas, parte inferior del cuerpo de pez y de extremidades una pezuña y una cola de reptil. San Isidoro en las “Etimologías” escribía: “Las sirenas se dice que son tres, en parte mujer y en parte ave, con alas y uñas, y cantaba una con su voz y las demás con flauta y lira, y de esta manera atraían a los incautos navegantes,… las sirenas eran meretrices …Se dice que tenían alas y uñas para demostrar el amor y el saqueo” . Señala Jacqueline Leclercq-Marx que “se puede considerar que los artistas transponían en la piedra [en este caso la madera] la interpretación simbólica que los clérigos daban de las Sirenas, cuando las representaban provistas de cuernos, de colas de serpiente o de pezuñas hendidas, atributos tradicionales de Satan y de sus esbirros… Recordaban así que la Sirena simbolizaba también para ellos la triste humanidad deformada por el vicio, o una de las formas del Vicio mismo”.

BIBLIOGRAFÍA.
-Anónimo, "Cancionero de obras de burlas provocantes a risa", Valencia 1519.
-Ana Arranz Guzmán, "Fiestas, juegos y diversiones prohibidas al clero en la Castilla Bajomedieval", Buenos Aires 2003.
-Ana Arranz Guzmán, "Amores desordenados y otros pecadillos del clero", Madrid 2008.
-Elaine C. Block, "Corpus of medieval misericords. Iberia",  Turnhout 2004.
-Francis Bond, "Wood carvings in english churches. I.-Misericords", Oxford University Press, London 1910.
-Mª Dolores Campos Sánchez-Bordona, Mª Dolores Teijeira Pablos, Ignacio González-Varas Ibáñez, "Arte, función y símbolo. El Coro de la Catedral de León", León 2000.
-A. García y García (direc.), "Synodicon Hispanum", vo. III: Astorga, León y Oviedo, BAC, Madrid 1984.
-Máximo Gómez Rascón, "El coro de la catedral de León", León 1994.
-Eduard Juncosa i Bonet, ““Vinum et ebrietas auferunt cor”. La condena moral por embriaguez según Francesc Eiximenis”, en “Pecar en la Edad Media”, Madrid 2.008.
-Dorothy y Henry Kraus, "Las sillerías góticas españolas", Madrid 1984. -Jacqueline Leclercq-Marx, "La sirèrene dans la pensé et dans l'art de l'Antiquité et du Moyen Age", Bruxelles 1997.
-L. Maeterlinck, "Le genre satirique fantastique et licencieux dans la Sculpture flamande et wallonne. Les misericordes de stalles.", Paris 1910.
-Isabel Mateo Gómez, "Sillería del coro. Escenario para el Oficio Divino", cap. VI de "La catedral de León. Mil años de Historia", León 2002.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
-Fray Justo Pérez de Urbel, “Los monjes españoles durante la Edad Media”, Madrid 1933.
-Clemente Sanchez, “Libro de los exemplos por A.B.C.”, edición de Mª del Mar Gutiérrez Martínez, Memorabilia 12 (2009-2010), Valencia.
-Mª Dolores Teijeira Pablos, "La influencia del modelo gótico flamenco en León. La sillería de coro catedralicia", León 1993.
-Mª Dolores Teijeira Pablos, "Las sillerías de coro en la escultura tardogótica española. El grupo leonés", León 1999.
- Mª Dolores Teijeira Pablos, "Vicio y ¿castigo? en las sillerías de coro: una visión crítica del pecado en el tardogótico hispano", Durango 2010.
-Faustina Vila-Belda Martí, “Imagen y palabra. Los pecados más frecuentes en la iconografía de Cstilla medieval”, tesis doctoral, Madrid 2.016.

NOTAS.
-Para conocer algunos aspectos de carácter moral o social de los eclesiásticos de la Corona de Castilla en los últimos siglos medievales una de las fuentes más interesante lo constituyen las actas, decretos y constituciones sinodales; de una manera más o menos detallada los vicios y defectos de los eclesiásticos fueron tratados en los sínodos. Por la excelente riqueza informativa que contiene es de alabar la excelente edición de los celebrados en la Península Ibérica desde el IV Concilio de Letrán (1215) hasta el Concilio de Trento (1545-1563) dirigida por A. García y García, y publicada por B.A.C., hasta el momento en siete volúmenes. He tenido en cuenta en especial la documentación del Sínodo de Pedro Manuel, 11-junio-1526, por ser una especie de resumen -con adiciones- de los celebrados en el siglo XV en León.
-La canción que alude a Juan Marmolejo del "Cancionero de obras de burlas..." fue escrita por Antón de Montoro, "el Ropero" de Córdoba, que vivió se cree entre 1404 y 1477 con la profesión de ropavejero y remendón.  
-Entre las anécdotas curiosas relacionadas con las sirenas mi preferida se refiere a una miniatura de un manuscrito de finales del siglo XV, folio 3v, de Flavio Josefo titulado “Antiquités judaïques” conservado en la BNF bajo el código Français 11.
Acompañando a las criaturas que pueblan el mar una sirena asiste al matrimonio de Adán y Eva [ángulo inferior izquierdo de la miniatura]. Su presencia es debida a un error en la traducción del manuscrito del hebreo al latín al escribir “sirena” en lugar de “chacal” (“thannim”, el plural de “than”, uno de los nombres del chacal).

(cont.)

martes, 1 de enero de 2019

SILLERÍAS DE CORO (X)

De la Sillería de coro de la Catedral de León.
V: Relieves laterales, misericordias y apoyamanos. Temas profanos (I).



1. SUCESOS CONTEMPORÁNEOS o ASUNTOS HISTÓRICOS.

"Pues aquel grand Condestable/ maestre que conoscimos/ tan privado,/ non cumple que dél se hable/ mas sólo cómo lo vimos/ degollado" [Jorge Manrique, "Coplas..."]. 
Isabel Mateo ha identificado un relieve lateral de la sillería de coro de la catedral con la decapitación en 1453 del Condestable don Álvaro de Luna por orden del rey Juan II de Castilla. En él junto a un hombre que figura de rodillas con las manos atadas y vestido con gran túnica yace una cabeza, con los ojos vendados, separada del tronco: "... comenzó a desabrocharse el collar del jubon, é aderezarse la ropa que traía vestida, que era larga de chamelote azul forrada en raposos ferreros; é como el Maestre fue tendido en el estrado, luego llegó a él el verdugo, é demandóle perdón, é dióle paz, é pasó el puñal por su garganta, é cortóle la cabeza,...".
"... é pusola en el garavato. Y estuvo la cabeza allí nueve días, y el cuerpo tres días; é puso un bacin de plata á la cabecera donde el Maestre estaba degollado, para que allí echasen el dinero los que quisiesen dar limosna para con que le enterrasen; y en aquel bacin fue echado asaz dinero". ["Crónica de Don Juan II"]. En el relieve de la sillería tras el reo figuran dos soldados y el verdugo.
En primer plano, sobre una tarima, un fraile y dos nobles -uno de ellos con una caña en la mano- asisten al acto. De los tres personajes que aparecen sobre la tarima el fraile sería fray Alonso de la Espina que según la crónica atribuida a Fernán Pérez de Guzmán salió al encuentro de don Álvaro de Luna cuando era conducido a Valladolid por Diego de Estúñiga y hombres de armas; la vara que sostiene este último podría aludir a la caña que portaba con la orden de ejecución y el tercer personaje que completa el grupo evocaría a los nobles que les acompañaron en el trayecto.

En general los temas históricos en las sillerías de coro españolas son exiguos; aunque en el caso de León en otro relieve lateral se muestra a un noble elegantemente vestido que sujeta entre sus manos un pergamino y un sello, conducido por dos demonios -uno lleva una lanza y el otro un cuerno- hacia las fauces de una boca gigante donde llamea el fuego avivado por un jabalí con un fuelle.
Isabel Mateo describe la figura del noble como la del contador del rey Juan II don Alonso Perez Vivero a quien se critica y censura en las "Coplas de Di Panadera”. [Coplas en la batalla que hubo el rey don Juan II con los infantes de Aragón y los otros grandes de Castilla, año de 1445, cerca de Olmedo] : “Panadera, soldadera,/ que vendes pan de barato,/ cuéntanos algún rebato/ que te aconteció en la Vera./ Di, Panadera/ …/ Vide el sellar [señor] de Jorquera,/ Alonso Pérez Vivero,/ con escribanía e tintero,/ colgada en su linjadera,/ e dentro de una alcoholadera/ con polvos para escribir;/ quisiera dello reir,/ si hubiera do me acogiera./ Di, Panadera".
Alonso Pérez de Vivero participó en la conjura urdida por el rey Juan II –inducido por las intrigas de su segunda esposa Isabel de Portugal- contra don Álvaro de Luna. “Alfonso Pérez Vivero, después que yá era é estaba ferido en su malino corazon de la saeta erbolada de traycion que yá lo tenía emponzoñado, discurría en sus malos pensamientos á muchas partes sin reposo alguno, espumajando en sus entrañas, é revolviendo é trastornando en ellas por muchas é diversas maneras la maldad suya”, dice la “Crónica de Don Álvaro de Luna” (Título CI). Don Alonso, huérfano de padre fue introducido en la corte y había mejorado su fortuna gracias a don Álvaro de Luna, de quien fue criado, hasta que conoció que este había perdido la confianza del monarca y entonces aprovecha para cambiarse de bando y ponerse al servicio del rey y su esposa. El bachiller Fernan Gomez de Cibdareal en su "Centón Epistolario" [Epístola CI] cuenta así su muerte: "Achácanle [a don Álvaro de Luna] que fizo mazar con una maza a Alonso Pérez de Vivero, e después despeñarlo de la ventana, a manera de quél se hubiese arrimado a las verjas de la ventana, e se hobiese salido de la pared, e caido el de sí mismo. E no parece questo podiese ser, por mucho que lo aliñan, mas contra el Condestable no se puede facer disputas. E así, lo que sin disputas es vero, es que Alonso Pérez Vivero finó súpitamente".

Escribía Manuel Ambrosio Sánchez: “Un sermón medieval puede dar cabida a cualquier cosa. Elementos de origen muy diverso encuentran acomodo y son reorientados, hacia nuevos fines, en el ámbito del discurso religioso. Proverbios, refranes, acontecimientos históricos, estampas de la vida cotidiana (…) se incluyen en los huecos que deja libres la rígida estructura de los sermones medievales; episodios de la vida de los santos, supersticiones populares, propiedades de animales y plantas, observaciones de la naturaleza, versos incluso”. El contenido de los motivos profanos de la sillería de coro de la catedral de León obedece a una lógica similar a la de los sermones medievales: ¿consecuencia de estar sugeridos por el cura fabriquero?, ¿por estar inspirados en algún sermonario?. En un relieve de no muy fácil interpretación un ángel impone paz entre una figura demoníaca y otra vestida a la moda y armada con una espada.  Dado que se trata de una escena en la que hay una voluntad clara de poner paz llama la atención que sea un ángel quien trate de impedir la lucha de un hombre con el diablo; sin duda por esto Isabel Mateo trató de encontrar algún hecho histórico de la época al que se pudiera evocar en el relieve. La historiadora considera que pudiera tratarse de una alusión a la lucha entre los seguidores de la princesa Isabel y los de la Beltraneja, o la de sus padres Juan II y su hijo Enrique IV, o incluso la de los nobles contra sus vasallos en tiempos de los Reyes Católicos años estos en los que se estaba realizando la sillería.
En la tradición bíblica el cerdo simbolizaba el pecado -o la impureza- que el hombre tenía que superar porque Dios lo creó a su imagen; de los siete pecados capitales, la gula y la lujuria fueron representadas con frecuencia mediante un cerdo, personificando de este modo a impuros y pecadores. Desde el siglo XIII- con especial incidencia del IV Concilio de Letrán- la religión del judaísmo comenzó a ser objeto de burlas e insultos; al judío se le comenzó a relacionar con un animal impuro. Con la proliferación de los grabados a finales de la Edad media se inició la difusión de algunos con representaciones de personas, con las típicas vestimentas judías, debajo de marranas mamando de su ubres como lo hacen los lechones; a estas escenas iconográficas antisemitas de origen medieval que representan despectivamente a los judíos se las conoce con la palabra alemana "Jundesau", y al tema frecuente en el arte medieval de una cerda que amamanta a sus cerditos se acostumbra a interpretarla como alusión a la "marrana judía" significando a los judíos como sorbedores de la leche de cerda que tanto desprecian.
Dos hombres midiendo y labrando un tablero de madera figuran en otro relieve lateral; uno lo desbasta y el otro pasa una regla para controlar los desniveles.Se trata de dos carpinteros que están dando forma a un panel. Si bien la realización de la mayor parte de la sillería se atribuye a Juan de Malinas, "ymaginero", y a su taller, para Gómez Rascón es probable que este relieve fuese realizado por su sucesor "Diego Copin".
La hipótesis para la imputación del relieve, en el que se muestra a dos carpinteros trabajando sobre un tablero, a Diego Copin se apoya en que en la misma silla y en el pomo situado justo encima del relieve aparece una letra "D" gótica en una especie de escudo; en el claustro de la catedral, en un fragmento de lápida empotrada, donde consta su nombre "Copin Imaginero" figura una letra igual.
Gómez Moreno atribuyó la realización de la sillería a Juan de Malinas y su taller apoyándose en gran parte en razones estilísticas; no debe extrañar en consecuencia, dada la procedencia de los autores, la presencia de algunos temas entonces en boga en los países centroeuropeos. A este respecto existe una cierta discrepancia entre Mª Dolores Teijeira - que establece claramente que maestre Copín de Ver tan sólo se ocupó de los remates de la obra (“rencón”, etc) -, y Máximo Gómez Rascón –quien estima que todos los respaldos de las sillas bajas fueron realizados por Diego Copin de Holanda (“Diego Copin, a quien atribuimos toda la serie baja de ambos coros”)-, y es que la profesora deja claro en algunos de sus libros y artículos que “Maestre Copin de Ver, a quien se ha identificado erróneamente con Diego Copín”, no tiene nada que ver con Diego Copin y que éste último no pudo participar en la realización de la sillería de coro de la catedral de León.

2. TEMAS LITERARIOS.

2.1. PROVERBIOS Y REFRANES.

Una escena frecuente en las sillerías de coro de la época alude al tema de "El poder de las mujeres".  En los Países Bajos y en Francia solía representarse haciendo referencia a la "Batalla de los pantalones". Un grabado de Israhel Van Meckenen de hacia 1480 -y al parecer copia de uno bastante anterior- muestra a una mujer que se está subiendo los pantalones al tiempo que amenaza a su marido con la rueca; responde a un proverbio flamenco que acostumbra a traducirse como "Donde la mujer gobierna llevando el estandarte y los pantalones, todo va mal".
En dos misericordias consecutivas de las sillas altas del coro de la catedral de León -en algún traslado, por error, se ha cambiado su orden-, se representa también el tema. En una de las ménsulas, una mujer sentada con una rueca en su mano derecha amenazadora, con las faldas subidas, deja ver que bajo ellas lleva "los pantalones".
La siguiente misericordia presenta a un hombre hilando, ligeramente inclinado para evitar el golpe que le viene de su mujer. El tema suele considerarse dentro del género artístico conocido como "el mundo al revés", subversión de los valores tradicionales, característico del final de la Edad Media.
Los Proverbios y los juegos de palabras tuvieron una tradición especialmente importante en los Países Bajos (culminaría con la pintura de Bruegel "Los Proverbios" de 1559). En la sillería de León una misericordia en la que figura un perro que ha introducido su cabeza en un puchero podría ser la representación del proverbio "Aquí está el perro en la cazuela" ("Hier is de hont in den pot") y que aludía a la costumbre holandesa de dar las sobras al perro una vez se terminaba de comer, y de donde surgió el dicho de "la cazuela ha sido dada al perro para rebañarla" cuando un invitado llegaba tarde a comer y que simboliza a aquellos que no hacen las cosas puntualmente. Los refranes fueron un vehículo eficaz para transmitir enseñanzas morales bajo un ropaje de buen humor.
Más conflictiva en su interpretación es una misericordia que presenta a un hombre con rasgos simiescos, en cuclillas, defecando. Maeterlinck al describir una misericordia similar de la iglesia de San Nicolás de Amsterdam considera alude a un viejo proverbio de la zona flamenco holandesa: "Donde caga el valón no crece la hierba" ( "Waar de Waal schijt, groeit geen gras") y recuerda que a este proverbio los valones respondían atribuyendo esta virtud esterilizante a los flamencos. Isabel Mateo, por el contrario, estima que pudo inspirarse en un pasaje de la vida de Esopo -y en el grabado que le acompañaba en las primeras ediciones-, y del que copia el siguiente texto: "... Y después que Ranthus salió del baño lavado llegando a su casa limpiava el vientre estando presente Ysopo con el cantarillo de agua esperandole para que se lavase. E preguntole Ranthus a Ysopo. Dime porque los hombres quando salen fuera e limpian su vientre miran luego su estiercol. Respondiole Ysopo. Antiguamente como un sabio en lugar secreto assentado alimpiava su vientre aviendo en ello alegria largamente tardasse: echo el seso o meollo del celebro juntamente con las hezes fuera: y desde aquel tiempo aca los hombres por miedo de semejante caso quando salen fuera siempre catan su estiercol. Empero tu dejate de aver miedo de aquello: ca lo que no tienes no puedes perder"; la historiadora concluye, buscando un sentido moralizador a la abundante presencia de la escena en las sillerías, que a la vista del texto la misericordia podrían referirse a la "necedad humana".
Otra justificación más sencilla relativa a su presencia en la sillería puede ser la muy extendida difusión en la época de un texto conocido con el nombre de "Ortus [Hortus] Sanitatis" -habitual guía por la que los monjes reconocían las plantas medicinales-,y que al tratar de las lombrices, en el libro "De Animalibus", solía ir acompañado con un dibujo o grabado que describía el hecho fisiológico al tiempo que en el capítulo se detallaban las causas que lo producen.
En otra misericordia de la sillería se representa a un hombre inclinado sosteniendo un jarro bajo su trasero para recoger los excrementos; en su mano derecha mantiene una taza que según Elaine C.Block pudiera ser empleada para recogerlos para su "cena" o para llevárselos a un médico para su diagnóstico. Recuerda el doctor López-Ríos que "aun cuando en esta época los excrementos tienen un valor ambivalente, y no como en nuestra cultura que sólo guarda lo negativo, no hay duda de que su uso es una de las formas más claras que las artes tienen para manifestar la degradación" y este significado negativo de las heces es tal que entre ellas se hacía residir al demonio cuando había penetrado en el cuerpo de alguna persona (¡aunque la evacuación fecal podía connotar la exitosa resistencia al pecado a través de la expulsión de la tentación!). Isabel Mateo cita un refrán de la Edad Media que pudiera estar relacionado con estas escenas; dice así: "Quien vive esperando muere cagando". De nuevo regresamos así a la idea de si estas tallas no serían sino una representación de la necedad humana.

El protagonista de un relieve de las sillas altas es un gato comiendo un pescado. Para Isabel Mateo podría ser la ilustración del refrán "El gato quiere comer el pescado sin se mojar las manos", que hace referencia a quienes se aprovechan cómodamente de algo sin trabajar ni exponer nada. No hay que olvidar que los refranes eran un vehículo eficaz para transmitir enseñanzas morales trajeadas con un atuendo de buen humor; claro es que la escena podría reflejar simplemente el interés de los gatos por ese tipo de alimentación.
En un apoyamanos de las sillas altas (y del que no tengo ya fotografía) se ha representado a un anciano sentado que ha introducido su espesa barba en un recipiente. Responde a un "proverbio vulgar" en Castilla que actualmente se enuncia como "Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, echa las tuyas a remojar". Una formulación de la época es la de Pero Díaz de Toledo que glosó bajó las órdenes de Juan II el conjunto de sentencias sueltas conocidas como "Proverbios de Séneca": "A muchos amenaza quien a vno faze injuria. Prouerbio vulgar es en Castilla que quando la barua de su vezino viere omne mesar que eche la suya en rremojo. E la causa es porque el que fizo a vn vezino la ynjuria amenaza a otro." Si bien en la Edad Media muy poca gente sabía leer es probable que, al igual que los temas religiosos tallados en la sillería fueron elegidos por los clérigos encargados por el cabildo de su realización, algunos de los temas profanos presentes, como los históricos o literarios, también pudieron tener el mismo origen.


2.2. LITERATURA CULTA.

2.2.1. LAS "FABLIELLA".
Un relieve de la sillería muestra a un hombre con hábito de fraile y tocado de caballero sentado a la puerta de una iglesia; por entre las rocas se le acercan dos jinetes. Isabel Mateo relaciona la escena con un capítulo del "Libro del cavallero et del escudero" escrito por el infante don Juan Manuel. En él se cuenta la historia de un escudero que siguió los consejos de un caballero ermitaño para entrar en la Caballería y una vez conseguido éxito en la corte y ser nombrado caballero regresa para agradecérselo: "acordándose de cuánto bien aprendiera del caballero que estaba en la ermita tomó su camino para aquel lo do lo fallara. Et cuando llegó a la ermita do el home bueno moraba, et el home bueno lo vio et sopo cuánto honrado et cuánto bien andante venía plogolo mucho et agradeciólo mucho á Dios"; ejemplo ilustrativo del hombre que busca consejos y es agradecido a ellos.
2.2.2. EL "EXEMPLUM" o ENSIEMPLO.
En otro relieve de las sillas altas figura un monje sentado con las manos apoyadas sobre un libro que tiene abierto sobre las piernas; a su lado figura un demonio que le está tentando a cometer pecados mortales. De esta historia existen diversas versiones en las colecciones de relatos -conocidos como "exempla"-, que compilaban los predicadores para emplearlas en sus sermones. Las historias cuentan que el demonio le dice que debe elegir entre tres pecados: beber, fornicar o asesinar. El monje razona que el menos malo de estos pecados es beber, por lo que se acerca a la taberna donde es tentado por la bella cantinera; borracho la seduce, y descubre entonces que un molinero les ha estado espiando, por lo que horrorizado lo mata. Así ha cometido los tres pecados. El aspecto animal del demonio trata de señalarle como un monstruo espiritual.

2.2.3. LOS RELATOS.
La imagen de un zorro vestido con túnica que ha atrapado a un ave que guarda bajo ella aparece labrada en una misericordia. Corresponde a una escena del "Roman de Renart" tema literario muy popular en la Edad Media que cuenta las artimañas del zorro para atrapar a las gallinas mediante palabras lisonjeras y engañosas; de su popularidad da una idea que siempre que se quería representar el engaño, la astucia, la voracidad o incluso la gula se recurría a la imagen de su protagonista el zorro, bien en solitario o capturando aves. Los episodios del "Roman de Renart" aparecen con mucha frecuencia en las sillerías de coro siendo quizás el más representado el que corresponde al "zorro predicando a las gallinas"; no es sino una sátira contra los hipócritas sermones de los malos clérigos medievales. En el caso de León la escena figura muy simplificada.

2.2.4. LOS MITOS.
Una representación cuyo análisis presenta bastantes dificultades es la que aparece en una misericordia donde se ha tallado a una mujer dando de mamar a un cuadrúpedo (podría ser una cabra). Isabel Mateo recuerda que tradicionalmente se consideraba como el castigo de la ramera, aunque ella parece inclinarse en el caso de la escena de la sillería de León bien como una alusión al "mundo al revés" -subversión de valores-, o al pecado de lujuria al pensar en lo castigado que estuvo en la Edad Media el bestialismo; para Dorothy y Henry Kraus, sin embargo, representa la virtud de la caridad. En las sillerías de coro la escena suele figurar en forma de una sirena que alimenta a animales (p.e. un león en la catedral inglesa de Wells) o a humanos. También podría ser una supervivencia de una imagen pagana de la Naturaleza o Madre Tierra representada en la Antigüedad mediante una mujer desnuda que voluntariamente amamanta a los niños y a los animales.
En un relieve de las sillas altas se ha representado a un hombre salvaje peludo armado con lanza y protegido por un escudo que ataca a un dragón, y en otro dos salvajes de extraños cuerpos, tocados con gorros, hacen sonar una campanilla; de ninguno de los dos tengo fotografías dado que no me permitieron hacerlas. El significado de las escenas en las que figura algún "salvaje" es un tema iconográfico bastante controvertido; unas veces es considerado como símbolo del hombre vicioso y desenfrenado y otras como símbolo de pureza.

BIBLIOGRAFÍA.
-Elaine C. Block, "Corpus of medieval misericords. Iberia",  Turnhout 2004.
-Francis Bond, "Wood carvings in english churches. I.-Misericords", Oxford University Press, London 1910.
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-L. Maeterlinck, "Le genre satirique fantastique et licencieux dans la Sculpture flamande et wallonne. Les misericordes de stalles.", Paris 1910.
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-Isabel Mateo Gómez, "Sillería del coro. Escenario para el Oficio Divino", cap. VI de "La catedral de León. Mil años de Historia", León 2002.
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-Mª Dolores Teijeira Pablos, ""Acerca de la confusión de personalidades artísticas. El caso de Maestre Copín", en "Estudios Humanísticos" 19, León 1997.
NOTAS.
-Pero Díaz escribía en el siglo XV: "tómase aquí prouerbio por sentençias çiertas conpendiosas e cortas, porque, segund dizen los doctores, de común costunbre de los sabios es fablar breue e conpendioso por que se exerçiten los ingenios de los que aprenden".
-Los relieves laterales de las sillas están tallados sobre los paneles de los lados que componen los estalos, en concreto en el espacio que queda entre la parte inferior del brazal y la curva de giro del asiento. A veces, como en algún caso en León, y aunque no siempre, existe una relación iconográfica entre los temas de los relieves laterales y los de los apoyamanos. En general los paneles laterales de los estalos en las sillerías de coro no suele estar decorados.
-Del libro de Máximo Gómez Rascón, si bien con un texto bastante discutible y poco atractivo, hay que decir que está ilustrado con unas extraordinarias fotografías de Norberto Cabezas.
-Al no haber conseguido permiso para ver de cerca y fotografiar las sillas altas estos “post”, relativos a las misericordias, apoyamanos y relieves laterales, aluden en general a los estalos bajos, aunque no completamente pues empleo también algunas de las fotografías que obtuve hace muchos años y salvadas de un "naufragio informático".

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