De la Sillería de coro de Santa Mª del Campo (Burgos).
I.Fustes.
La iglesia de
la Asunción de Santa María del Campo fue desde finales del siglo XV y hasta el siglo XIX, cuando la
Desamortización, una parroquia capitular, es decir, tenía un cabildo parroquial.
La liturgia medieval consideraba la oración en común de los miembros que le
componían como uno de sus sostenes pues las normas canónicas que guiaban su
vida así lo determinaban. Pronto sintieron la necesidad de disponer de un
espacio específicamente reservado para sus propios rezos. Hasta el año 1757 el coro estuvo situado encima del cancel de la puerta principal sobre cuatro arcos y
al que después de terminada la torre se accedía por la escalera de esta; para evitar la fatigosa subida y disminuir el efecto del frío los Beneficiados
decidieron asentarle ese año en uno de los tramos de la nave central de la
iglesia, lugar que ahora ocupa.
Si bien la
sillería coral está compuesta, desde el traslado, por 23 estalos fue creada con algunos
más cuyos restos se aprovecharon para realizar una cajonería que aún se
conserva y otros propósitos. Hay que tener en cuenta que una Bula en pergamino, fechada el dos de junio de 1465, -y que se supone próxima al
momento en el que se realizó la sillería-, fijaba el número de Beneficiados de
la parroquia en doce Presbíteros, cuatro Diáconos y ocho acólitos. No se conoce
quien o quienes fueron los autores de este coro; su estilo denominado a veces como gótico mudéjar
lleva a pensar en ebanistas o carpinteros moriscos o mozárabes aunque personalmente sospecho más de carpinteros cristianos de la zona.Una de las características de la sillería de Santa María del Campo es la estructura del asiento, con un dosel apoyado en columnas con pináculos que arrancan de los brazales que les delimitan. El origen de su tipología, para algunos, podría estar en la organización de la sillería del coro pétreo que el maestro Mateo realizó en la catedral de Santiago; para otros obedece a la fascinación que sobre los artesanos de la época ejercían las arquerías de los claustros góticos y que les llevaba a su imitación.
Su crestería -si olvidamos los gabletes-, recuerda a la del cenotafio de San Juan de Ortega por sus pináculos, por sus colgadizos o grumos y cardinas repartidos por todos los espacios y por sus arcos conopiales.
Los conopios, siempre de igual trazado, constituyen el esquema de la composición y al repetirse dotan a la sillería de gran unidad aún a pesar de la gran variedad en los diseños de los tableros que conforman los respaldos de las sillas.
Característico
de la sillería de Santa María del Campo y lo que la separa bastante del
mobiliario similar de la época son las tallas que adornan la mitad superior de las columnillas que soportan los doseles. La ornamentación de
algunas de ellas -racimos o piñas estilizadas o tallos de vid en espiral-,
anuncian un tipo de decoración que se extenderá con una cierta amplitud en años
posteriores.
En opinión de
Serrano Fatigati en la segunda mitad del siglo XV tuvo lugar un cambio radical
en la ornamentación de las sillerías de coro españolas: las filigranas de
rosetas o los primores en el enlace de curvas elegantes que caracterizaban
hasta entonces la decoración -en particular en los tableros de los respaldos-
comienzan a ser sustituidos por tallas con cuerpos humanos, animales y monstruos.
"El paso... no se verifica de
repente y con violencia. En los vanos de los arcos y en combinaciones
geométricas aparecen tímidamente dibujados al principio los relieves de
seres...".
El lugar
elegido en Santa María del Campo para la aparición de seres humanos o
monstruosos a que hace referencia Serrano Fatigati son sobre todo los fustes de las
columnillas (los estalos carecen de misericordias). Algunos de ellos parecen
haber sido elegidos para provocar un cierto temor o simbolizar la fealdad, pues
no debe olvidarse, como señalaba Huizinga, que "toda la vida estaba saturada por la religión" y que la fealdad
o el horror se relacionaba con el vicio o el pecado.
Otro de estos
seres presenta las clásicas cabelleras flamígeras propias de los seres diabólicos.
Este tipo de cabellos erizados eran peculiaridades con las que se dotaban a los
diablos, a los pecadores o a los ídolos, pues las formas que adquieren hacían
pensar a los fieles en las llamas del infierno.
Existe uno sin
embargo, que por su peculiaridad, parece ser un retrato tomado del natural sin
que me atreva a señalar a quien podrían representar; es el caso de un personaje
barbado que aparece con su cabeza cubierta con un tocado característico.
Aunque no sería
hasta el final del período gótico cuando en España aparecen en abundancia en las
sillerías de coro las escenas profanas, en particular en las misericordias, con
carácter crítico, y en general moralizador, una de las tallas de los fustes de
Santa María parece hacer alusión a la monarquía con un cierto
sentido de censura o reproche, al dotar a la imagen de una piel de lagarto y una fisonomía
aguileña. Escribía Huizinga al hablar del mundo medieval: "Toda la vida
estaba saturada por la religión hasta tal punto, que el pueblo estaba en peligro constante de no percibir la diferencia
entre las cosas espirituales y las temporales".
Algo que llama la atención de
las escenas representadas en los fustes de las columnillas de la sillería de
coro de Santa María del Campo es que más de la tercena parte corresponden a
hombres o máscaras que vomitan tallos por sus bocas. Utilizado como elemento
arquitectónico decorativo se encuentra con cierta frecuencia en las iglesias
góticas y románicas; existen tres tipos principales de este motivo: la cabeza
completamente recubierta de hojas, la cabeza "regurgitante" de la que
ramas u hojas salen de su boca -modalidad seleccionada en Santa María del
Campo-, y la cabeza de la que emanan el follaje por todos los orificios de la
cara (boca, orejas, nariz, o canales lacrimales). Desde que Lady Raglan
publicara en 1939 en la revista Folklore" el artículo "The Green Man in Church Architecture"
-y a pesar de ser su teoría muy discutida y probáblemente errónea-, este
motivo, conocido hasta entonces como "cabezas
foliadas", empezó a denominarse el "Hombre Verde" (Green Man).
BIBLIOGRAFÍA.
La
interpretación más habitual del "hombre
verde" es la de un espíritu de índole pagano, símbolo de la confianza
del ser humano en la unión con la naturaleza y alegoría de la fuerza vital
subyacente fiel a los nuevos ciclos de renovación de cada primavera
tras la muerte encarnada por el invierno. Para algunos historiadores parece
probable que sean una evolución a partir de deidades de la naturaleza más antiguas
tales como el celta
Cemunnos, los griegos Pan o Dionisos o el romano Silvanus.
Dado que muchas de las imágenes
del "hombre verde" que han
llegado hasta nosotros, sea en piedra o en madera, figuran en iglesias,
monasterios o catedrales algunas personas ven esto como una evidencia de la
vitalidad de las tradiciones precristianas para sobrevivir dentro de la
corriente cristiana dominante; estas tradiciones paganas así como las
supersticiones relacionadas con la naturaleza y los árboles tuvieron una
influencia significativa en la época medieval. Bastantes de las ramas
representadas en Santa María del Campo corresponden a árboles conocidos en la
zona; tal es el caso p.e. de algunos robles con sus bellotas símbolo habitual entonces de la fertilidad.
La cabeza en la que las ramas
o la vegetación salen de su boca se ha visto, a veces, como un recordatorio de
la muerte que espera a todos los hombres, así como una representación pagana
del renacimiento y resurrección e incluso como un arquetipo fundamental para
nuestra relación con la naturaleza ya que su imagen se conoce en lugares muy
dispares y sin casi relación.
Las interpretaciones "cristianizadas"
han sido también muy dispares. Una cara que vomita ramas es por definición un
ser que genera vida y por tanto originalmente correspondió a un dios
forzosamente precristiano, habiéndose llegado a sugerir que el follaje que sale
por la boca representa el soplo vivificante del Espíritu Santo. También son
asimiladas con monstruos infernales con funciones de exhortación pedagógica,
aunque quizás una de las más atractivas para el caso de la sillería de coro de
Santa María del Campo es aquella interpretación que señala que los tallos que
salen de las bocas de cabezas o máscaras simbolizan la palabra, la oratoria o
en este caso el canto.
Muy interesante es la
hipótesis que plantea Alfredo Erias para el que la polivalencia funcional de
esta imagen es tal que tan sólo se puede interpretar correctamente según el
contexto en que aparece. Así, el "hombre
verde" podría detentar dos facetas: como dios regenerador de vida o
como demonio destructor que formalmente comería plantas, es decir una imagen de
la muerte.
A pesar de todas estas
posibles interpretaciones es muy probable que el "hombre verde" o la cabeza medieval que vomita ramas por su
boca tan sólo fuera un elemento
ornamental como los motivos de muchos de los canecillos que decoran las
iglesias románicas. Y también es muy posible que este tipo de imágenes no atesoraran ningún
simbolismo para muchos de los tallistas que las realizaron, y representaran
poco mas que una pequeña diversión en la que ellos eran meros seguidores de
respetados tallistas anteriores y de sus tradiciones.
En aquellos casos, frecuente en capiteles o canecillos
románicos, en los que la figura corresponde a un animal las lecturas en términos simbólicos de las "cabezas foliadas" se complican. Dado que suelen presentar aspectos
de fiereza la explicación a que suele recurrirse es a verlos como imágenes de
las fuerzas del mal y en general del demonio.
El "Breviari d'Amor" de Matfre Ermengaud de Béziers terminado a
finales del siglo XIII es un compendio de todas las doctrinas y verdades de la
Iglesia -presentado bajo apariencia enciclopédica-, opuesto a la ideología de
los herejes cátaros y del judaísmo. De los catorce manuscritos con miniaturas
que se conservan el que se guarda en la Biblioteca Nacional de España, MS, RES
203 -copiado probablemente en Gerona a finales del siglo XIV-, es uno de los
más interesantes; sus ilustraciones, según Yarza, corresponden al "gótico lineal avanzado". En el
manuscrito la representación de "la
rueda de las estaciones", fol. 43r, aparece enmarcada en un cuadrado
en cuyas esquinas figuran dos animales y dos máscaras que arrojan tallos -pámpanos
en un caso y hojas de cardo en el otro-, por sus bocas. La composición adjunta
muestra a los dos animales para fines de comparación con las tallas de los
fustes de Sta. Mª del Campo; no sería de extrañar que o bien algún ejemplar del
"Breviari d'Amor" fuese
conocido por taller que realizó la sillería de coro o en su libro de modelos
figurase algún dibujo similar.
Más sencillo es atribuir una
función ornamental a un motivo que representa un jarrón del que salen
unas ramas y que con muy pocas variantes figura en cuatro fustes de la sillería.
Una combinación de ramas,
hojas y racimos, que para Serrano Fatigati parece anunciar la llegada de
nuevas formas artísticas, carecen también de sentido simbólico alguno atañendo su presencia a una simple función decorativa.
-Primitivo
Arroyo Gonzalo, "Santa María del Campo (Burgos). Notas históricas y
descriptivas de la Iglesia y del Municipio", Alcalá de Henares 1954.
-Alfredo Erias Martínez,
"El hombre que vomita ramas y algunas figuras de resucitados de la Galicia
Medieval", Anuario Brigantino 2009.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
- Enrique
Serrano Fatigati, ""Tallas españolas. (I). Los primores del ebanista y el genio del escultor", en La Ilustración
Española y Americana, nº. II, 15-enero-1904.
NOTAS.
-Se denomina
"gablete" al remate formado por dos líneas rectas formando ángulo
agudo que se ponía en los edificios de estilo ojival.
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