Sillería
de coro de la Capilla del Colegio de San Gregorio, Valladolid (I).
(PRIMERA PARTE)
(PRIMERA PARTE)
El Padre
Arriaga escribía en el siglo XVII que adornaba el coro de la Capilla del
Colegio de San Gregorio una sillería de nogal de curiosísima escultura.
En el Museo
Diocesano y Catedralicio se conservan doce sitiales ,-en dos grupos de
seis- que pueden ser identificados con los de la capilla de San Gregorio pues
entre los motivos que constituyen su decoración aparecen el escudo de Fray Alonso
de Burgos con la flor de lis. Su número, además, coincide con la dotación de
capellanes prevista por Fray Alonso para su capilla en el Colegio de San Gregorio.
A Fray
Alonso de Burgos hay que situarlo entre los principales promotores del período
final del siglo XV. Su formación al servicio del obispo Pablo de Santa María,
-de quien tomó por armas la flor de lis-, y su posterior en el convento
dominico de San Pablo en la ciudad de Burgos le permitió una posición de
privilegio para conocer el arte que se realizaba en la corona de Castilla.
Confesor de la reina Isabel la Católica, cuentan las malas lenguas fue quien la
recomendó encargase la realización de los sepulcros de sus padres y hermano en
la cartuja de Miraflores a Gil de Siloe.
Utilizó desde
muy temprano la promoción artística como medio de exaltación personal. Su uso
del arte como signo de prestigio llegó al paroxismo en la obsesiva repetición y
frecuencia de su escudo en cuantas obras patrocinó tanto inmobiliarias como
mobiliarias.
La fecha de
realización que se supone para esta sillería puede establecerse en los últimos
años del siglo XV, -es decir, alrededor de 1496-, fecha en que se concluyó el
Colegio.
Se
desconoce quien fue su autor. Para Ara Gil pueden señalarse puntos de contacto
con la labor en madera de las puertas del Colegio de Santa Cruz; otros
historiadores, en cambio, la asignan a Rodrigo de León, y a algunos les trae a
la memoria la de Padres de la Cartuja de Miraflores realizada por Martin
Sanchez de Valladolid.
Los
dorsales de los asientos, -separados unos de otros por delgadas columnas
estriadas que avanzan el influjo renacentista-, van ornamentados con
composiciones que mantienen elementos góticos (como la fila de arcos de la
parte inferior del dorsal),
pero con
unos diseños en los que ya se advierte una evolución hacia el gusto
renacentista. Una constante en ellos es la repetición de las armas del fundador
y promotor del colegio y capilla; parafraseando a su biógrafo del siglo XVII el
P. Arriaga, “con tanta firmeza y multiplicidad que no es posible” eliminarlas
sin destruirlas.
El remate
formado por hojas de acanto y una guirnalda de hojas de laurel ceñida por
cintas deja bien claro el sabor incipiente renacentista.
Los únicos
motivos figurativos se localizan en los apoyamanos que adoptan forma de
lágrima decorada en sus dos caras
con diversas composiciones, entre las que destacan cabezas humanas o animales
fantásticos. Pero antes de hablar de ellos hay que contar tres pequeñas
historias.
La primera
la escribió J. Baltrusaitis en su libro “La Edad Media fantástica”. Dice así: “…
la moneda jugó un papel decisivo en la transmisión de algunos temas… La Edad
Media veneraba las piezas grabadas… pero… gustaba de las antiguas piezas de
plata y oro … Monedas de diversos orígenes, sobre todo romano y bizantino,
circulaban abundantemente. Se llevaban como si fueran medallas dignas de
veneración… Las monedas servían para decorar muebles, los vestidos y los arreos
de los caballos…
… el caso
de una curiosa bestia que denominaremos el “cuadrúpedo de dos patas”. La anomalía se explica primero
por el deterioro del metal. Algunas partes de la figura del caballo se borran
con el tiempo: a menudo sus piernas parecen separarse … se trata … de una regla
de dibujo. La imagen se va dislocando progresivamente: las patas delanteras,
cuyas articulaciones son más frágiles, se colocan cada vez más lejos y se
pasean libremente. Ha nacido una criatura nueva que … encontrará su configuración
definitiva con la supresion completa de los elementos separados. … El tronco de
esta figura, continuado directamente por un largo cuello trazado por la misma
curva, es la causa de que, a menudo, se la tome por un dragón.. … Privado de su
apoyo por delante, el animal parece suspendido. Y no sólo es monstruoso por su
anatomía, sino sobre todo por su incumplimiento de la leyes de equilibrio. … “
La segunda
historia es un poco más complicada: trata del “Libro del Alboraique”, un
panfleto anónimo escrito alrededor de 1488, que realiza un ataque virulento
contra los conversos judaizantes al compararlos con al-Bur~q, nombre árabe del
corcel de Mohammed que, milagrosamente, condujo al profeta, ida y vuelta, desde
la Meca a Jerusalén en una sola noche. Al “alboraique” se le describe como una bestia
grotesca, con boca de lobo, cara de caballo, ojos de humano, orejas de lebrel,
cola de serpiente, cuerpo de buey, y varios etcéteras hasta completar veintiún
características. Al igual que la bestia de Mohammed representa una combinación
monstruosa de distintas partes de animales pero no puede identificarse con
ninguna especie en particular, los falsos conversos practican las tres
religiones sin poder ser categorizados ni como musulmanes, ni como judíos, ni
como cristianos. El autor del panfleto asigna cualidades morales a los
atributos físicos de los alboraicos o conversos a los que se considera
hipócritas, falsos, vanidosos, insolentes, heréticos, sodomitas y arrogantes.
Deberíamos leer el
cuerpo monstruoso que proyecta como una construcción cultural; así, en la
catedral de Sevilla en un friso de la
sillería existe una pieza compleja y maliciosa, en la que se ve a dos
monstruos compuestos devorando la cabeza de un muerto; bajo el relieve, en una
voluta, figura el nombre “Alboraique”; su imagen es similar a la del apoyamanos
que hace pareja con el que en la sillería de la capilla del colegio de San
Gregorio presenta el escudo de fray Alonso de Burgos.
Y la
tercera historia la contó en 1517 Lorenzo Vital al describir los lugares
visitados por Carlos V en su primer viaje a España.
“Este
venerable prelado [Fray Alonso de Burgos] tenía un gran celo por aumentar y
defender la fe católica y destruir los herejes e infieles, … Por esa causa,
allí donde sabía que estaban, los perseguía diligentemente para amonestar su
salud, condenándolos y censurando su condenable error, lo que tan
diligentemente hizo y trabajó que convirtió a varios: por el cual el rey y la
reina le dieron la mitad de las confiscaciones procedentes de los herejes e
infieles obstinados y vencidos, a fin de que para extirparlos se sintiese más
alentado. De cuyas confiscaciones juntó y adquirió tan grandes dineros, que se
estimaba su haber en un valor de más de cuatrocientos mil ducados. Fueron entonces
varios de esos obstinados “marranos” herejes quemados y sus bienes confiscados;
y a los fugitivos se les requería para que acudiesen a responder de aquello que
se les imputaba, y que dieran tan buenas excusas que pudieran bastar, en el
plazo de breves días, con peligro de que, si se mostraban en falta, tendrían
sus bienes confiscados y parecidamente sus cuerpos. En memoria de lo cual hizo
colgar, en diversas iglesias, en el reino de castilla, tantas camisas como
marranos herejes habían sido quemados, de tal modo que, en la iglesia de San
Pablo, de la que al presente os quiero hablar, ví allí colgadas una treintena,
debajo de las cuales estaban escritos, en gruesas letras, los nombres de dichos
herejes y sus culpas; y también había pintadas representaciones de diablos,
como señal de sus culpas y condenable error. … Este susodicho obispo de
Palencia hizo edificar el mencionado convento, y también el colegio que allí
había, con los dineros procedentes de las confiscaciones de esos “marranos”
herejes, todo ello en honor de Dios y exaltación de la fe, …”
BIBLIOGRAFÍA.
-“Escultura
gótica en Valladolid y su provincia”, Clementina Julia Ara Gil, Valladolid
1977.
-“Para la
historia del Colegio de San Gregorio de Valladolid”, Juan Agapito y Revilla,
BSCE, Valladolid 1919.
-“Aportaciones
al estudio del legado artístico de Fray Alonso de Burgos”, José Ignacio
Hernández Redondo, Bellaterra 2001.
-“Historia
del Colegio de San Gregorio de Valladolid”, Gonzalo de Arriaga, editado por
Manuel Mª Hoyos, Valladolid 1928-40.
-“La Edad
Media fantástica”, Jurgis Baltrusaitis, Ediciones Cátedra, Madrid 1994.
- "Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos", Carmen Bernis, Madrid 1978-9
-“Viajes de
extranjeros por España y Portugal”, J. García Mercadal, Junta de Castilla y
León, Salamanca 1999
-“Las
sillerías góticas españolas”, Dorothy y Henry Kraus, Madrid 1984.
-“Inventario
Artistico de Valladolid y su provincia”, J.J. Martin Gonzalez y otros, Valladolid
1970.
-“Temas
profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro”, Isabel Mateo
Gómez, Madrid 1979.
-“Castilian
Sculpture. Gothic to Renaissance”, Beatrice G. Proske, Nueva York 1951.
-“Exposición
conmemorativa del V Centenario del matrimonio de los Reyes Católicos”.
Valladolid 1969.
No hay comentarios:
Publicar un comentario