Gil de
Siloe. El retablo mayor de la Cartuja de Miraflores.
El dragón, -del latín draco y del griego drakon, “víbora o serpiente”- es un monstruo con alas, una
o varias cabezas de bestia de presa, patas de cuadrúpedo, cubierto de escamas;
temible por su mirada de fuego, su aliento apestoso, y su enorme cola de
reptil, cuyos anillos destrozan todo aquello que estrechan. Diversas
tradiciones afirman que la mejor forma de domarlo consiste en rociarlo con agua
bendita o pasarle una estola por el cuello, para después poder llevarlo como un
perro.
La interpretación de la figuración marginal ha generado disparidad de opiniones entre los historiadores de arte. Unos defienden su caracter significativo y otros su carácter decorativo.
La interpretación de la figuración marginal ha generado disparidad de opiniones entre los historiadores de arte. Unos defienden su caracter significativo y otros su carácter decorativo.
El retablo mayor de la
iglesia de la cartuja de Miraflores, Burgos, es una obra maestra en su diseño y
en su concepción, original y bien estructurada. Está hecho para que cause un
fuerte impacto visual, al tiempo que define con orden y coherencia un programa
donde se reiteran los signos eucarísticos.
Limitado por dos orlas, la
orla superior es semejante a la que enmarca el retablo de la capilla de la
Concepción de la catedral de Burgos, donde por un ramaje que recorre el espacio
superior, se distribuyen una suerte de putti y personajes fantásticos,
fundamentalmente dragones. Mayor interés presenta la orla inferior donde las
hojas de vid y los racimos se reparten por toda la zona, siendo el dragón el
animal predominantemente representado.
Los dragones eran animales
que se incluían habitualmente en los bestiarios medievales, que no eran sino
tratados zoologicos moralizados basados en gran parte en el Physiologus (un
texto griego probablemente escrito en Alejandria en el siglo IV). Las
Etimologías de Isidoro de Sevilla, escritas en el siglo VI, incluyen una
descripción del dragón usado con frecuencia en los textos del bestiario: “El
dragón es la serpiente más larga, y de hecho el animal más largo de la tierra.
Su nombre en latin es draco, derivado del nombre griego drakon. Cuando sale de
su cueva perturba el aire. Tiene una cresta, una pequeña boca, y un pequeño
cuello. Su fuerza reside en su cola más que en sus dientes; no hace daño a las
bestias, no muerde ... No tiene veneno y no necesita matar mordiendo, mata
estrangulando”.
A los dragones se les
representaba normalmente con dos o cuatro patas, largas colas y alas. Los
dragones no fueron dibujados simplemente por placer. De acuerdo con el escriba
del Bestiario de Aberdeen, las ilustraciones de los animales se veían
justificadas como herramientas didácticas “para mejorar las mentes de la gente
ordinaria, en una forma tal que el alma fuera percibida al menos físicamente
cosa que tenía dificultad en una mentalidad codiciosa: lo que tenían dificultad
de comprender con sus oidos, podían percibirlo con sus ojos ”. El dragón
presentaba así una función alegórica y moral.
Fue muy asociado con el
Demonio, tambien la más grande de las serpientes. Al igual que la fortaleza del
dragón no residía en sus dientes sino en su cola, el Demonio desprovisto de su
fortaleza fue empujado a engañar con la mentira
El
Apocalipsis o Libro de la Revelación que Dios hizo al apóstol Juan, fue el
libro de la Biblia más extendido en la Edad Media y uno de los que se ilustraba
con las más bellas imágenes. De todas
las visiones descritas por Juan en su libro, la más terrorífica es la del
dragón y sus dos discípulos:la bestia del mar y la bestia de la tierra. En ella figuran los diversos aspectos de la
obra de Satanás o de las fuerzas del mal, es decir, el espíritu de poder, la
blasfemia, la idolatría y la herejía. Dió
lugar a representaciones extraordinarias.
Juan vió primero aparecer en el cielo un rojo dragón monstruoso … que con su cola barrió a la tercera parte de las estrellas del cielo. El arcángel Miguel llegó y lo arrojó del cielo. Emergió entonces del mar una bestia terrible: tenía cuerpo de leopardo, patas de oso, boca de león, … El dragón le había transmitido su poder. Representaba al espíritu de poder del mundo. Finalmente apareció en la tierra otra bestia monstruosa, era la bestia de la tierra; en la cabeza llevaba dos cuernos como el Cordero de Dios, pero hablaba como el dragón: representaba a los falsos profetas y al Anticristo.
Los motivos que se
representan en las orlas figurativas de Gil de Siloe son variados, pero en
algunos casos se efectúa una reiteración de los mismos en aras de mantener
cierta simetría compositiva.
Uno de los modos más
interesantes de mirar a las marginalias es contemplarlas como proverbios o
refranes visuales. Algunas de sus imágenes puedieron haber funcionado como los
proverbios lo hacen en el lenguaje, como una información suplementaria.
El más conocido, por
omnipresente, motivo marginal es el de las creaciones fantásticas de seres
híbridos y grotescos cuyos cuerpos están constituidos por variados elementos
obtenidos mezclando diversas criaturas.
Es innegable que
el bestiario fantástico fue uno de los motivos escultóricos que mayor efecto de
intimidación provocaba en el hombre medieval. Estas extrañas y peculiares
bestias se generaban, en general, por combinación de partes de animales
diferentes, creando seres, en ocasiones, atroces. Estos animales podían ser
representados solos o en lucha entre sí o con hombres indefensos, con el
objetivo de conmover y motivar al creyente en su esfuerzo por evitar las
tentaciones y renegar del pecado
Aunque, en
general, cualquier símbolo tiene dualidad de significados, incluso
completamente opuestos, en la Edad Media se usaron ciertos animales con
predilección para manifestar el bien y otros como formas del mal o del diablo.
BIBLIOGRAFÏA:
-Fernando Gutierrez Baños, "Hacia una historia de la figuración marginal", A.E.A. 1999.
-Isabel Mateo Gómez, “Temas profanos en la escultura Gótica española. Las sillerías de coro”, Madrid 1979.
-Eloino Nacar y Alberto Colunga, "Sagrada Biblia", Madrid 1963.
-Isabel Mateo Gómez, “Temas profanos en la escultura Gótica española. Las sillerías de coro”, Madrid 1979.
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-Beatrice Gilman
Proske, “Castilian Sculpture. Gothic to Renaissance”, New York 1951.
-Fernando
Villaseñor Sebastián, “Iconografía marginal en Castilla 1454-1492”, Madrid
2009.
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