viernes, 24 de mayo de 2013

RETABLOS (X)


Retablo Mayor de la Cartuja de Miraflores (Burgos).
PRIMERA PARTE.

                "Hay en él un retablo de 18 a 20 pies, tallado y dorado todo lo bien que es posible... El retablo es muy lindo de escultura".
                                           Antonio de Lalaing, señor de Montigny.
                                  ["Primer viaje de Felipe el Hermoso a España en 1501"]

Al finalizar la Edad Media el retablo, además de focalizar la visión en el templo, cumplía una misión didáctica, servía de vehículo de adoctrinamiento religioso al representar la teología cristiana con unos códigos conocidos por el pueblo; era un apoyo visual de los sermones que se predicaban desde el púlpito. Para Francisco Tarín y Juaneda -en el claustro el Hermano Bernardo-, y a partir de él para la mayor parte de los historiadores de arte que se han ocupado del retablo de la Cartuja de Miraflores, está concebido como una gran alegoría eucarística.  
En su conjunto se divide en dos grandes rectángulos. Uno inferior, que actúa como un gran banco, estructurado en dos pisos y articulado en calles, y otro superior, que sirve de marco a un enorme círculo formado por ángeles.
La gran rueda angélica de unos seis metros de diámetro -Ara Gil considera que "el movimiento circular es la expresión visible de lo eterno pero su forma suscita también la imagen de la Hostia consagrada"-, aparece dividida por el gran Crucifijo en cuatro partes, "afirmación de la presencia real de Jesús de la Pasión" en palabras de la historiadora. En cada una de las partes se ha incluido un nuevo círculo con un episodio de la Pasión: la Oración en el Huerto, la Flagelación, el Camino del Calvario y la Piedad.
Según los teólogos cristianos medievales los ángeles se organizaban en varios órdenes o "Coros angélicos". La jerarquía angélica cristiana más influyente fue la que estableció el Pseudo Dionisio el Areopagita en su libro "De Coelesti Hierarchia". La rueda de la Cartuja de Miraflores distingue tres tipos de ángeles o tres niveles; cada nivel representa tres órdenes, de forma que en conjunto se completan las nueve divisiones habituales. Todos los miembros visten ropas que tienen que ver con la liturgia; los del exterior con alba o túnica unen sus manos en oración, mientras que los de la tercera rueda abren las manos en actitud característica y sobre la túnica llevan una estola cruzada similar a la de los sacerdotes cuando celebran la misa.
Los precedentes iconográficos de las figuras de los ángeles son muchos; quizás sea interesante señalar los ángeles del conocido como Pozo de Moisés de Claus Sluter, donde uno de ellos utiliza la estola que lo vincula también con el sacrificio de la misa.
En la época en que se realiza el retablo el conocimiento de las jerarquías y órdenes angélicos estaba muy extendido. Un ejemplo de su uso en la ornamentación puede ser la presencia entre las llamadas "tapicerías retablo" - se ha supuesto que existían en los dos tipos de soportes-, de un tapiz con una rueda de ángeles; la fotografía adjunta muestra un fragmento de una de ellas, confeccionada alrededor de 1488, que se expone en el museo de la catedral de Sens en la Borgoña (Francia).
Es muy probable, en opinión de Yarza, que a Siloe la idea de las ruedas angélicas le fuesen familiares por la frecuencia con que se producían. En el campo de los manuscritos iluminados se comprueba su existencia en torno a cualquier manifestación; así  en el "Breviario de Amor " atribuido al Maestro Matfré Ermengau, realizado probablemente en Gerona a finales del siglo XIV, y que se conserva en la British Library bajo el código Yates Thompson 31, en su folio 40 vuelto se representan las tres jerarquías y los nueve órdenes angélicos alrededor de un círculo ocupado por la Trinidad a la que acompaña la Virgen.
No obstante Tarín y Juaneda basa su interpretación eucarística en el paralelismo que existe entre el tema central del retablo y unos versos de un poeta franciscano admirado por la reina Isabel la Católica, fray Ambrosio de Montesinos, al que encargó la traducción de la "Vita Christi" de Ludolfo de Sajonia ("El Cartujano"): "No hay estilo de escritura/ ni lengua que decir pueda/ ¡oh Hostia de hermosura!/ cuán cercada es tu figura/ de los ángeles en rueda". Y Julia Ara en base a un opúsculo de un monje cartujo, "Santa María de Miraflores", se pregunta si en la elección del tema no pudo influir el que el prior de la Cartuja fue comisionado "para aclarar conceptos y subsanar errores" en 1487 cuando se produjo un brote de herejía eucarística en Briviesca.
En el folio II del "Liber Chronicarum" que en 1493 edita Herman Schedel figura una rueda angélica, en palabras de Yarza "resultado de la voluntad de Dios para pasar de las tinieblas a la luz"; en diciembre de 1494 la reina Isabel la Católica compró un ejemplar de una "Coronica Mundi" -quizás la de Schedel-, para que se le entregase a fray Ambrosio de Montesinos, e incluso hoy en día existen un elevado número de ejemplares en diversas bibliotecas públicas (entre ellas la de Burgos) por lo que no sería de extrañar que Siloe hubiera conocido alguna.
La rueda de ángeles del retablo de la Cartuja encuadra una enorme Crucifixión -aunque de tamaño casi el doble que el natural, dada la altura en que se encuentra, mantiene la adecuada proporción con las restantes figuras-, que se separa del fondo del retablo de forma inusual.
Si bien Siloe se caracterizaba, en palabras de Yarza, "por mantener una distancia emotiva respecto a aquellas historias que cuenta o personajes que debe tallar" no es el caso del gran Crucifijo donde "la colaboración de Diego de la Cruz sirvió para que el cuerpo se viera más lacerado por todo tipo de daños". Llama la atención el tratamiento anatómico tan elemental que hace del tronco cuando la cabeza está realizada con tanto detalle.
La cruz aparece como sostenida en sus extremos por el Padre -que ciñe su cabeza con la triple corona-, a la izquierda, y el Espíritu Santo a la derecha. La tiara, símbolo del Papado, es una mitra alta con tres coronas de origen bizantino; en la antigüedad simbolizaba la realeza y la llevaban los dioses en el Oriente Próximo. El Padre viste ricas ropas sacerdotales.
El Espíritu Santo, se representa bajo la forma de un joven tocado con corona imperial de no muy clara interpretación; lleva la estola cruzada signo sacerdotal de celebración eucarística   
La base literaria de la Trinidad antropomorfa -considerada como la más antigua de las representaciones de la Trinidad-,  reside en la llamada teofanía del encinar de Mambre [Génesis XVIII], siguiendo la interpretación de San Gregorio Magno y de San Agustín. Se acostumbraba a representar con vestiduras similares en los tres y el rostro del padre algo envejecido. Un ejemplo puede ser la miniatura del folio 185 del  manuscrito Yates Thompson 36 de la Divina Comedia conservado en la British Library.
En España hasta el siglo XV La Trinidad antropomorfa también se personifica con rostros y vestiduras similares en los tres. La miniatura que figura en el folio 17 del libro de oraciones del último cuarto del siglo XIV "Breviari d'Amor" (código Yates Thompson 31 de la British Library) puede tomarse como caso representativo.
Es a partir de este siglo cuando el Padre se convierte en un anciano con la tiara papal, el Hijo se encuentra sobre la cruz o porta los signos de la Pasión, y el Espíritu Santo mantiene la forma de la paloma o se encarna en figura humana que se asemeja a la segunda persona (caso de la miniatura del folio 119v del manuscrito Sloane 2321 que se conserva en la British Library y que se presenta a continuación, y en el que la cruz se sustenta sobre la esfera del mundo como en la Cartuja).   
En la parte superior de la cruz se sitúa un pelícano resucitando con su sangre a sus crías recogidas en el nido al igual que Cristo dio su sangre para borrar la mancha del pecado original de los hombres, según se cuenta en "El Fisiólogo" atribuido a San Epifanio por ejemplo.
El diseño del retablo, si bien muy personal y característico de la forma de concebir de Gil de Siloe, emplea composiciones geométricas con profusión de círculos organizados en distintas configuraciones tal y como era frecuente encontrar en los grandes tapices. Como ejemplo puede citarse uno de hacia 1480, que pudo conocer Siloe, y que se conserva actualmente en el Metropolitan Museum de New York  -catalogado en el museo como "The Fall and Redemption of Man"-, que parece perteneció a Isabel la Católica. Apenas alguna parte de la superficie del retablo se ha dejado sin adornar; el fondo azul se ha sembrado con estrellas doradas muchas de las cuales han desaparecido.
No es de extrañar la presencia de los cuatro Evangelistas en una visión global cristiana como es el retablo de Miraflores pues representan a los redactores de la verdad revelada; si bien en este caso aparecen en los ángulos de la sección principal del retablo, inscritos en un círculo rodeado de nubes, lo habitual era que figurasen en la bancada pues se consideraba que sobre su testimonio se sostenía el edificio de la iglesia.
A los Evangelistas se les representa, al igual que hiciera en el retablo del Árbol de Jesé de la catedral de Burgos o en el sepulcro del rey Juan II, como escribas sentados ante su pupitre. Así Mateo, arriba en el lado derecho, se dispone a mojar su pluma en el tintero que le ofrece su ser simbólico el ángel-hombre.
Juan, como es tradicional, aparece tal que un joven imberbe vestido ricamente junto al águila su animal simbólico. Como detalle inusual, al fondo tras el libro, aparece una Virgen con el Niño: ¿significado de su presencia?.
Lucas y el gran toro figuran en el ángulo inferior derecha. Mientras el evangelista pasa una de las hojas del libro el toro, a sus pies, sujeta tintero y plumier mediante un hilo que pende de su asta.
Finalmente Marcos aparece protegido por el león. Según la tradición, al no ser discípulo de Jesucristo, basó su relato en las enseñanzas de San Pedro.
La rueda de ángeles, está flanqueada por dos grandes esculturas de Pedro y Pablo, dos de los pilares de la Iglesia; ambos llevan los símbolos que les identifican.
Pedro sostiene con su mano derecha una gran llave -claramente se nota que no es la original y que obedece a una mala restauración-, y en la otra un libro abierto; Pablo mantiene otro, quizás alusivo a sus Epístolas, y la espada de su martirio.
En los espacios triangulares que se forman entre los círculos menores y el mayor se han representado a los Doctores de la Iglesia, complementando el simbolismo de los evangelistas y de san Pedro y san Pablo como pilares del cristianismo. Arriba a la izquierda, Gregorio Magno, identificable fácilmente por la filacteria en que se indica su nombre; lleva la tiara de Papa y junto a él figura esculpido un edificio que representa a la Iglesia.
En el triángulo superior derecho se representa a San Ambrosio junto a la filacteria donde se indica "San Ambrosio Dotor de la Iglesia", tocado con la mitra de obispo y a su lado el símbolo de la Iglesia.
San Jerónimo figura junto al león al que según la leyenda libró de una espina que se le había clavado en la pata; tras él la talla que simboliza la Iglesia. Aparece vestido con las ropas de cardenal y tocado con la teja característica.
Finalmente, en el ángulo inferior derecho se personaliza a San Agustín revestido como obispo con báculo y mitra y junto a la maqueta alegórica.
Parece claro que la sección superior del retablo, donde se han incluido los Evangelistas, los Padres de la Iglesia y San Pedro y San Pablo para explicitar las bases sobre las que se asienta la doctrina y la Iglesia, comporta en sí misma un contenido simbólico; y parece sugerirnos acerca de la existencia de una personalidad intelectual que orientó la labor de Gil de Siloe.

BIBLIOGRAFÍA.
-Rodrigo Amador de los Ríos, "España. Sus monumentos y artes - Su naturaleza e historia. Burgos", Barcelona 1888.
-Clementina Julia Ara Gil, "El retablo gótico en Castilla", Zaragoza 2002.
-José García Mercadal, "Viajes de extranjeros por España y Portugal", Salamanca 1999.
-Beatrice Gilman Proske, "Castilian Sculpture in Spain. Gothic to Renaissance", Nueva York 1951.
-Santiago Sebastián, "El Fisiólogo atribuido a San Epifanio", Madrid 1986.
-Francisco Tarín y Juaneda, "El retablo de la Cartuja de Miraflores", Boletín de la CPMHAB nº.13, Burgos 4º trim.1925.
-Francisco Tarín y Juaneda, "La Real Cartuja de Miraflores (Burgos), su historia y descripción, Burgos 1896.
-Harold E. Wethey, "Gil de Siloé and his school", Massachusetts 1936.
-Joaquín Yarza Luaces, "El retablo mayor de la Cartuja de Miraflores", en "Actas del Congreso Internacional sobre Gil Siloe y la Escultura de su época", Burgos 2001.
-Joaquín Yarza Luaces, "La Cartuja de Miraflores. II, El retablo", Cuadernos de restauración de Iberdrola, Madrid 2007.
-Joaquín Yarza Luaces, "Gil de Silóe", Madrid 1991.

NOTAS.
-A unas buenas reproducciones fotográficas del tapiz "Caída y redención del hombre" pueden accederse a través de la página web del Metropolitan Museum"; no es de exposición habitual en el museo por lo que su visión por internet no deja de ser interesante.
-Los manuscritos, completos o resumidos, Yates Thompson 31, Yates Thompson 36 y  Sloane 2321, pueden verse por internet en las páginas web de la British Library.
-Las Crónicas de Nuremberg se recogen en internet en diversas web; entre las más interesantes las "Schedelsche Weltchronik" en Wikimedia Commons en alemán, la versión latina con imágenes en color de la Biblioteca estatal de Baviera, o la de la Universidade de Säo Paulo.


Créditos fotográficos:
Las fotografías del "Puit de Moïse" de Claus Sluter y las de la "Tapisserie des 3 couronnements" del museo de Sens están tomadas de las páginas francesas de Wikimedia Commons.
Las restantes fotografías fueron hechas por el autor del blog.


2 comentarios:

  1. Maravilloso el retablo y la Cartuja en su totalidad a mí personalmente me gusto mucho más que la de las Huelgas, salvando las diferencias que son muchas. El blog es muy interesante me quedo como seguidora del mismo. Muchas gracias por compartir lo que uno sabe y otros aprenden al leerlo.
    Un cordial saludo.

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    1. Muchas gracias; me alegro te guste el retablo... (y el blog).
      Un cordial saludo.
      Luis

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