viernes, 15 de febrero de 2019

SILLERÍAS DE CORO (X)

De la Sillería de coro de la Catedral de León.
VIII: Anexo provisional (II). Los “pomos” de los estalos bajos.


A2. POMOS.

¿Derrotado?. ¿Confuso?. Un mono vestido -¿monje, clérigo?-, observa desorientado a los fieles desde su posición privilegiada, mostrando rasgos de perplejidad, mientras se mordisquea la cola. Es la talla de uno de los pomos de las sillas bajas del coro de la catedral.
Un extraño bípedo panzudo con malhumorado rostro de nariz aguileña parece también examinar a los feligreses con no muy buenas intenciones desde otro pomo.
La función de los pomos de los estalos no era otra que delimitar cada silla. La palabra margen, del latín “margo (-inis)” ,-que significa extremidad, límite, borde, frontera-, no se extendió hasta la propagación de los textos escritos señalaba Camille. Los pomos de los estalos bajos del coro de la catedral son los parientes pobres de los márgenes de los manuscritos medievales. Y al igual que en estos en los que la decoración marginal, las “marginalias”, infringían la norma, la decoración de gran parte de los pomos de la sillería carece de función ilustrativa y tan sólo se limita a infringir la norma. Por razones de espacio vamos a establecer de forma arbitraria grupos de pomos con tallas de animales fantásticos -con un contenido tomado del contexto cultural del medievo-, que realizaban una función primordialmente decorativa y en algunos casos trataban de arrancar una sonrisa al observador o provocar una cierta ternura. Es el caso, p.e., de una serie de ofidios sonrientes, -quizás dragones en la terminología de la época-, tallados como elementos de separación  de los doseles en los estalos bajos del coro.
Bernard de Clairvaux, en 1124, en su “Apología a Guillermo” decía: “¿Pero en los claustros, donde los hermanos están leyendo, qué son esas monstruosidades ridículas… ¿Cuál es el sentido de esos sucios monos, de esos feroces leones, monstruosos centauros, mitad-hombres, tigres rayados, …?”. Y Lilian Randall, ya en el siglo XX, escribe: “El uso de monstruos ornamentales, del tipo de los descritos por San Bernardo dentro de un marco religioso fue habitual desde los comienzos de la Edad Media”. Una serie de animales de gran volumen caracterizados por marcadas espinas dorsales decoran cuatro pomos de la sillería.
Años más tarde que San Bernardo de Claraval señalara que las mayores licencias artísticas se permitían tanto en las catedrales como en los monasterios, en 1.425, publicaba el arzobispo de Florencia Antonino Pierozzi (posteriormente San Antonino de Florencia) su “Summa sacrae theologiae” donde confirma, según recoge Randall, “Parece superfluo y vano en las historias de los santos o en las iglesias pintar rarezas, que no sirven para excitar la devoción, sino la risa y la vanidad, como monos y perros que persiguen liebres y cosas por el estilo, o adornos vanos de ropa”. Mucho no habían cambiado las cosas, pero la amplia presencia de híbridos, simios o monstruos en los márgenes de los manuscritos, en las sillerías de coro o en las decoraciones de recintos sagrados son prueba de la actitud de “laissez-faire” de la Iglesia al respecto, si bien no significa no existiese un control oficial.
Al igual que en los apoyamanos, hay que distinguir en este conjunto de tallas representaciones humanas y de animales (las más numerosas), si bien en el caso de los pomos los animales fantásticos presentan rasgos caricaturescos intuyéndose muchas veces, en ellos, cierta crítica fundamentalmente al clero. Estos monstruos, ya no malignos, suelen mezclar partes de diversos animales, reales y fantásticos, y partes humanas; su aspecto parece más debido al saber hacer del entallador que las ejecutó que a otras razones. 

Comienza Baltrusaitis su extraordinario libro “La Edad Media fantástica” con estas palabras: “La Antigüedad grecorromana tiene dos caras: por una parte, un mundo de dioses  y de una humanidad en el que , …, todo es heroico y noble, y, por otra, un mundo de seres fantásticos de complejos orígenes, a menudo venidos desde muy lejos y que mezclan cuerpos y naturalezas heterogéneas. … La Edad Media, que nunca ha perdido contacto con el fondo antiguo, se vuelve tanto hacia una de estas caras, como hacia la otra”. Es el inicio de su descripción de las “gryllas góticas”. “Una serie de extrañas criaturas, ignoradas o poco conocidas en el siglo XII, se constituye y extiende en la iconografía gótica y, en primer lugar, los monstruos definidos por combinaciones de cabezas. El tipo rudimentario de esta especie, reemplaza el cuerpo entero por una cara”.  Y continúa: “Este motivo se encuentra muy frecuentemente en la decoración de los manuscritos”, y le localizaremos también “en los relieves de las sillas del coro”. Algunos ejemplares ya algo evolucionados, góticos, podemos apreciar en los pomos de la sillería de León
Jean Wirth al tratar sobre la decoración marginal de los manuscritos góticos escribe:  “…las “drôleries”[o “grotescos”] son un remedio contra el aburrimiento y su relación privilegiada con los libros de devoción se debe a la monotonía del rezo de las Horas…. Muchas de las “droleries” no son más que distracciones inocentes, ocasiones de pensar momentáneamente en otra cosa, respondiendo así a una necesidad comprensible”; palabras totalmente aplicables a la decoración de los pomos de las sillas bajas de la catedral donde los clérigos debían pasar mucho tiempo de sus vidas.
Podemos recurrir a Camille para conocer de donde vienen todas estas criaturas fantásticas. Así, el historiador señalaba que en los manuscritos medievales al espacio fuera del texto, a los márgenes, tan sólo se le prestó atención “a partir del momento en el que la idea del texto como documento escrito lo hizo predominante sobre su oralidad. Previamente, el modo de lectura de los monjes, llamado “meditatio”, consistía en proferir cada palabra en voz alta para memorizarla … La composición de la página e incluso la separación de las palabras importaba poco en un tal sistema… A finales del siglo XIII, la cultura escrita tomó una nueva importancia, …, la composición de la página del texto, u “ordinatio”, suplanta la “meditatio” monástica. La escritura es a partir de ahora puesta en relieve …, en tanto que sistema de signos visuales. Este paso de la palabra proferida a la palabra vista es fundamental para el desarrollo de la imaginería en los márgenes, … pues la letra debe poder ser reconocida en tanto que elemento de un sistema de unidades visuales hechas para ser recorridas por la mirada. Las representaciones se disocian entonces del armazón de la letra inicial, o bien se integran en el interior de su marco para formar la inicial historiada o pintada de los manuscritos góticos, o bien se exilian fuera de la letra, en el espacio vacío y no reglado de los márgenes”. 
Y continúa Camille, “hubo que esperar al “Rutland Psalter”, [Brithis Library, Add MS 62925] realizado en Inglaterra… hacia 1260 para ver aparecer toda una secuencia de imágenes en los márgenes de un manuscrito gótico”. Y de los manuscritos saltarían a las sillerías de coro, quizás, primero en Inglaterrra.

Martine Clouzot al hablar de la iconografía de los animales y de los híbridos músicos en los manuscritos iluminados de época medieval escribía: “En los márgenes de los manuscritos iluminados de los siglos XIII y XIV, una multitud de animales y personajes híbridos tocan todo tipo de instrumentos de música. Considerados por los moralistas como “ministri satanae”, estos instrumentistas de los márgenes participan de los nuevos modo de edificación moral y de predicación elaborados por las órdenes mendicantes en la misma época…. Mezclando el humor, la burla y el sacrilegio, su iconografía contribuía a legitimar y a integrar la imperfección del hombre en una visión escolástica y armoniosa de la creación divina”. En uno de los pomos de las sillas bajas un personaje fantástico, patas traseras de cuadrúpedo, manos humanas, rostro de mono quizás, y gran copete, toca un cuerno.
La creatividad de algunos entalladores estaba más limitada por lo que recurrían a figuras sacadas de los bestiarios o de las conocidas de la mitología griega o romana. Es el caso de una serie de ellas que parecen estar inspiradas en los centauros. No obstante conviene señalar que no se debe expresar con carácter indiscutible que una imagen determinada de las talladas en los pomos quiere significar algo concreto; quizás quieren representar algo intermedio entre lo previamente convenido y lo que cada persona pueda llegar a imaginar.
En dos pomos figuran estilizados grifos –animal fabuloso cuya parte delantera es de águila y la trasera se asemeja a un león-, picoteándose; señala Cirlot que en el arte cristiano medieval el grifo aparecía con frecuencia con signos más bien ambivalentes. Otros dos pomos muestran a extrañas criaturas muy difíciles, sino imposibles,  de identificar.
Llama quizás la atención el pequeño número de aves representadas. “Desde el antiguo Egipto las aves simbolizan con gran frecuencia, -según Cirlot-, las almas humanas; a veces tienen cabeza de persona; incluso en iconografía helénica”. Y señala que en el “Mirach” se cuenta que “al ascender Mahoma al cielo, se encuentra en una gran plaza el Árbol de la Vida, cuyos frutos rejuvenecen a quien los come. A sus lados hay avenidas de árboles frondosos, en cuyas ramas se posan aves de brillantes colores y canto melodioso: son las almas de los fieles, mientras las de los perversos encarnan en aves de rapiña”.

Un curioso pomo nos muestra una talla que podría representar a un gran cuadrúpedo en el momento de devorar a un reptil. Claro que si somos más benevolentes quizás pensemos que el entallador ha querido aludir al gato que caza ratones; es en la Edad Media cuando el gato comienza a aparecer en los manuscritos iluminados como cazador pues hasta entonces solían utilizarse a las comadrejas para defenderse de los ratones.
El grupo de pomos con representaciones de figuras humanas comprende las tallas de mayor calidad. Sus características estilísticas  muchas veces tienen relación con las de las misericordias. Dos de las más conseguidas representan a una dama y a un caballero al galope.
Señalaba Mª Dolores Teijeira que es probable que las partes más importantes de la sillería se encomendasen a los maestros principales. “En concreto los testeros, en los que trabajarían uno o dos de los artistas mayores,… Estos artistas se encargarían del motivo central, mientras los fondos de paisaje y las escenas secundarias, así como los motivos decorativos, se encargarían a maestros menores que trabajarían también en otras partes de la sillería”.
Así, en los paneles situados a ambos lados de la sillería a los lados del arco de entrada desde el trascoro, en uno de ellos, se halla representada la lucha de San Jorge con el dragón. Es probable trabajase en los fondos de este panel el autor de los pomos con la talla de una dama y un caballero galopando.
Dado el tamaño y la forma de los pomos los tallistas tuvieron que ejecutar grandes figuras  adaptadas, a veces de forma extraña, al marco del pomo, sin espacio para componer escenas; una excepción es el de un pomo en el que se ha representado a un fraile en el momento en el que aplica un clister o enema en el recto del paciente.
De la dificultad de adaptación de las figuras al marco un problema habitual que se les presentaba a los entalladores era que hacer con las piernas de los personajes; aunque en el caso de la sillería de León los más atrevidos solucionaron el problema no adaptándose al marco, como se ha visto ya en el caso de los pomos con representaciones de jinetes.
En uno de los pomos de las sillas bajas se ha representado a un juglar con una gaita al hombro al tiempo que sostiene con su mano izquierda un objeto que podría ser un espejo. Señala Isabel Mateo que “los juglares eran personas no gratas a los moralistas, sobre todo los juglares músicos” y recuerda como en el “Libro de los Estados” de don Juan Manuel se habla de los que tañen instrumentos “para mover los talantes de las gentes á placeres et delectes corporales, que tomen más a las gentes á pecar que a servicio de Dios”.
Un pomo con una talla poco común en estos elementos nos muestra el rostro de un personaje de larga barba. Por su muy distinta tipología uno llega a preguntarse cuando fue realizado.
Otros cuatro pomos presentan tallas con figuras humanas; responden a un personaje con escudo y puñal, una dama con una filacteria entre sus manos, un acróbata y un personaje con una calabaza en su mano quizás un peregrino.

BIBLIOGRAFIA.
-Jurgis Baltrusaitis, "La Edad Media fantástica", Madrid 1994.
-Michael Camille, “Images dans les marges. Aux limites de l’art médiéval”, Paris 1997.
-Martine Clouzot, “La musique des marges. L’iconographie des animaux et des êtres hybrides musiciens dans les manuscrits enluminés du XIIe au XIVe siècle”, Cahiers de civilisation médiévale, nº 168, Poitiers 1999.
-Juan Eduardo Cirlot, “Diccionario de símbolos”, Madrid 2011.
-Fernando Gutiérrez Baños, “Hacia una historia de la figuración marginal”, A.E.A. nª. 285, Madrid 1999.
-Lilian M.C. Randall, “Images in the margins of Gothic manuscripts”, California 1966.
-Mª Dolores Teijeira Pablos, “La influencia del modelo gótico flamenco en León. La sillería de coro catedralicia”, León 1993.
-Jean Wirth, “Les marges à drôleries des manuscrits gothiques”, Genève 2008.

NOTAS.
-La composición formada por cuatro miniaturas con “curiositates” o “babuini”, y empleada para mostrar el origen de la “inspiración” de los entalladores que ejecutaron los pomos de las sillas bajas del coro de la Catedral, ha sido realizada a partir de “drôleries” tomadas de los folios 108r/59r/9r/89r del “Rutland Psalter” mencionado por Camille. Este magnífico y divertido salterio puede verse por internet bajo el código BL Add MS 62925 [es suficiente con teclear este código en el buscador de san Google].  
-Desconozco porque en la Edad Media tenían tantas dificultades para representar a un gato y a un ratón (tomo ejemplos de manuscritos con variadas y magníficas miniaturas, como son el Royal 12C XIX y el Stowe MS 17 de la British Library, y el Cod Pal German 84 de la Universidad de Heidelberg ).




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