Las
oraciones del Rosario, eran la liturgia del pobre; los Hermanos conversos, los
legos, y los religiosos que no sabían leer ni escribir, tomaron la costumbre, a
partir del siglo XIII, de testimoniar su devoción recitando tres grupos de
Padrenuestros y Avemarías para reemplazar el rezo del Salterio (los 150 Salmos
de la Biblia que los religiosos tenían que rezar cada semana).
A finales
del siglo XV los libros eran muy caros, por lo que difícilmente cada monje, o las personas piadosas, podían ser
dueños de un libro de oraciones y menos aún de una Biblia; ello facilitó la
popularidad de las estampas.
Uno de los grabados más conocidos fue el de la "Virgen del Rosario", firmado y fechado por fray Francesc Domènec en 1488. Es calcográfico, en talla dulce, técnica entonces bastante inusual; la matriz, comprada en Valencia, se guarda ahora en la Bibliothèque Royale de Belgique en Bruselas. La fotografía anterior corresponde a la de una de las pruebas que el comprador, Henri Hymans mandó tirar en papel antiguo y envió a Valentín Carderera; fue publicada en el Museo Español de Antiguedades en 1873 acompañada por un artículo de Isidoro Rosell y Torres.
Uno de los grabados más conocidos fue el de la "Virgen del Rosario", firmado y fechado por fray Francesc Domènec en 1488. Es calcográfico, en talla dulce, técnica entonces bastante inusual; la matriz, comprada en Valencia, se guarda ahora en la Bibliothèque Royale de Belgique en Bruselas. La fotografía anterior corresponde a la de una de las pruebas que el comprador, Henri Hymans mandó tirar en papel antiguo y envió a Valentín Carderera; fue publicada en el Museo Español de Antiguedades en 1873 acompañada por un artículo de Isidoro Rosell y Torres.
El retablo
mayor de la iglesia parroquial de la Asunción en Gumiel de Izán es uno de los
grandes retablos tardogóticos en la transición hacia el renacimiento de la
antigua Corona de Castilla que han llegado hasta nosotros. Según Ainaud de
Lasarte y Durán Senpere en ellos "se
acentuó al máximo la tendencia narrativa e iconográfica, constituyendo así el
factor de compensación del ornamentalismo en que se sumió la escultura pétrea
de fachadas e interiores...".
El retablo
formado por banco, tres cuerpos de cinco calles y un Calvario en el remate, en
la actualidad está compuesto por 15 relieves, que se corresponden bastante con
los Misterios del Rosario y dos grupos de tallas que representan a los
evangelistas. En la pulsera, que en su parte superior toma la forma de un arco
conopial trilobulado, hay diez esculturas exentas, y en las pilastras de la
arquitectura una veintena de figurillas que pueden asimilarse a profetas o a
santos.
En el
remate del retablo, a la derecha, bajo la imagen de San Juan, enmarcado por una
guirnalda y bajo capelo episcopal se ve el escudo del obispo don Alonso
Enríquez -hijo de don Fadrique Enríquez Almirante de Castilla-, que gobernó la
diócesis de Osma entre 1506 y 1523. Sus armas, el mantelado de los Enrique. Es
probable que nos indique la finalización del retablo bajo su episcopado, o el haber
costeado sus últimos pagos; el retablo se realizaría, por tanto, según Martínez
González, entre 1505-1515.
Bajo la
figura de María, a la izquierda del espectador, en el ático del retablo, figura
un escudo bajo capelo episcopal enmarcado por una guirnalda: en campo de oro
cinco rosas de azur y bordura de azur con cinco flores de lis de oro. El escudo
parece retocado, y, además, dista mucho de corresponderse con las tradicionales
descripciones de las armas del obispo de Osma don Alonso de Fonseca
(1493-1505), -en campo de oro cinco estrellas de gules puestas en sotuer y
timbre episcopal-, prelado anterior en la diócesis a don Alonso Enriquez.
¿Pequeño misterio a descubrir el de su pertenencia?. En el Libro de Fábrica del
año 1692 se documenta un trabajo de pintado del retablo, con un coste de más de
1.100 reales; pudo ser cuando se transformaron las armas si las originales eran
las de don Alfonso Ulloa de Fonseca Quijada.
[Nota sobre
asuntos medievales: Existe en la provincia de Salamanca un hotel con encanto
denominado "Castillo del Buen Amor". Originariamente fue una
fortaleza y la leyenda le denominó como Castillo del Buen Amor, de Villanueva
de Cañedo o Castillo de Fonseca. Don Alfonso de Fonseca Quijada obispo de
Cuenca, Ávila y Osma lo adquirió en 1477 de Alfonso de Valencia, a quien los
Reyes Católicos lo habían donado un año antes. El obispo Fonseca transformó el
castillo en su palacio donde convivió con ,su amante, doña Teresa de las
Cuevas, con quien tuvo cuatro hijos]
El retablo
está dedicado a la Virgen como demuestran las escenas principales en la calle
central - Nacimiento, Asunción y
Coronación por la Santísima Trinidad-, pero los principales asuntos
representados en él hace que debamos relacionarlos con los misterios del
Rosario.
Es
indudable la deuda de su anónimo autor con los grabados en circulación común en
la época. Pero no debe pensarse que en los tiempos en que se realizó el retablo
era esto algo anormal. Así, p.e., en "The Metropolitan Museum of Art"
de Nueva York, se expone, habitualmente en la Gallery 626 [pero puede verse en
internet en las páginas del Museo], el siguiente cuadro
titulado
"Los quince Misterios y la Virgen del Rosario", datado en ca.
1515-20, y atribuido a Goswijn van der Weyden, nieto de Rogier van der Weyden.
Las quince representaciones de la parte superior del cuadro, alusivas a los
quince misterios del rosario, -gozo, dolor y gloria-, presentan una iconografía
muy similar a la del grabado de 1488 de Francisco Domènec, lo que pudo ser
fruto de una influencia directa, -lo más probable en este caso-, o en que ambas
se basasen en una obra anterior más antigua y hoy no identificada.
El ciclo iconográfico
del retablo presenta una secuencia narrativa que se inicia, de izquierda a
derecha, en el cuerpo superior con las escenas de la Anunciación, Nacimiento, Adoración de los Reyes y Presentación del Niño
en el templo. Corresponderían a la representación de cuatro de los
misterios Gozosos del Rosario.
El primer
relieve, el de la Anunciación, presenta la composición habitual
del tema, con la Virgen arrodillada en su reclinatorio recibiendo la visita del
arcángel San Gabriel (representado de pie como en el cuadro de Weyden, y al que
probablemente le falte el ramo de azucenas en su mano derecha). En una
ventanita aparece Dios Padre -frecuente en esta representación en el siglo XV-,
queriendo subrayar que al mismo tiempo se produce la Encarnación.
El
siguiente relieve es el del Nacimiento. Arrodillados la Virgen y San José
en actitud de adoración, con el Niño en el centro en el pesebre; este tipo de
iconografía aparece en el siglo XV pues hasta entonces la representación
clásica era la relatada en los Evangelios Apócrifos, por lo que solía
presentarse a la Virgen en la cama acompañada por las comadronas.
En el
tercer cuerpo se presenta la Adoración de los Magos. La Virgen sostiene al Niño que
juega con las monedas que le ofrece uno de los Magos en una copa; completan la
escena San José y los otros dos Reyes (uno de ellos ya es negro) con uno de sus
pajes. Aparecen en el Evangelio de Mateo [Mt 2-11] "y entrados en la casa, vieron al niño con María, su madre, y de hinojos le adoraron, y abriendo sus alforjas, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra"; Mateo no indica ni su número ni el nombre, y sería a partir de los "Evangelios Apócrifos" que se irían añadiendo detalles por los artistas en sus representaciones.
El último
relieve del tercer cuerpo del retablo corresponde a la Presentación del Niño en el templo. El anciano Simenón se halla en el centro, detrás de
un altar en el que se sitúa al Niño; en primer término la Virgen y San José, en segundo término una criada con una cesta con unas tórtolas para el sacrificio y la profetisa
Ana ayudante de Simeón. Por asociación de simbolismos se considera que la escena presenta el momento de la Purificación de
María tras el parto según la ley mosaica.
En el
segundo cuerpo sigue la narración con las escenas de Jesús entre los Doctores, la Última
Cena, el Prendimiento y Jesús camino del Calvario.
En el
primer relieve del segundo cuerpo se presenta a Jesús, aún niño, hablando
mientras cuenta con los dedos sus argumentaciones; a su alrededor los doctores,
uno de ellos con lentes, muestran gestos de asombro. Es el pasaje conocido como
Jesús entre los doctores dado a un texto del Evangelio de Lucas [Lc2, 41-50]; constituye el último de los relatos de la infancia de Jesucristo en los Evangelios. Conviene notar la presencia de la Virgen al fondo
como corresponde a la representación de los misterios gozosos del Rosario.
Con el
segundo relieve del segundo cuerpo, donde se representa la Última Cena,
comienza el ciclo de la Pasión en el retablo de Gumiel. En torno a una mesa se
sitúan con Jesús los doce apóstoles; Judas lleva como atributo identificativo
la bolsa de las monedas que cobró por la traición y San Juan aparece reclinando
su cabeza sobre el pecho de Cristo (pervivencia de la representación en época
románica). La escena litúrgicamente es importante pues quiere significar la
institución del sacramento de la Eucaristía.
El tercer
relieve del segundo cuerpo, aunque reúne varias escenas en la misma
composición, caracteriza el Prendimiento.
En la parte inferior izquierda se presenta la escena de Pedro cortando
la oreja de Maldo (un sirviente del sumo sacerdote Caifás) caído; por otra parte, Judas besa en la mejilla a Jesús como
gesto de su traición, y por la parte derecha del relieve aparecen los soldados
uno de los cuales sujeta ya a Jesús.
El último
relieve del segundo cuerpo presenta a Jesús llevando la cruz hasta el Gólgota ayudado por Simón
el Cireneo; un soldado le encamina atado con una cuerda. Es la escena conocida como Jesús camino del Calvario; la representación, ahora habitual de Jesús cargando la cruz completa sobre uno de sus hombros, más antigua que se conoce es de c.a. 430 d.C.. Los romanos obligaban al condenado a cargar con el travesaño, una viga de unos 2 m. llamada "patibulum", sobre ambos hombros; la viga solía utilizarse luego como la parte transversal de la cruz.
En el
cuerpo inferior las escenas representadas son la Crucifixión, el Llanto sobre
Cristo muerto, el Santo Entierro
y la Resurrección.
En el
relieve de la Crucifixión aparecen San Juan sujetando a la Virgen, la Magdalena
de espaldas y otros dos personajes. Conviene mencionar que fue a partir del
siglo IX que esta escena se presentó con frecuencia en Occidente, y sería
durante cierto tiempo la única evocación del drama de la Pasión.
En el
relieve que en el retablo de Gumiel se muestra la escena conocida como el Llanto
sobre Cristo muerto la Virgen aparece sosteniendo a Jesús muerto acompañada
por San Juan y la Magdalena; detrás las Santas Mujeres. La composición recuerda
la del retablo del deán Zapata del convento de San Pablo de Palencia, aunque aquí
no figuran Nicodemo ni José de Arimatea. Esta escena carece de referencia
evangélica y parece surgió a principios del siglo XIV en el centro de Europa;
es dificil distinguirla, a veces, del Enterramiento.
En el
relieve del Enterramiento de Cristo
José de Arimatea y Nicodemo colocan a Cristo en el sepulcro; al fondo la Virgen
, la Magdalena, dos Santas Mujeres y San Juan. Esta escena con estos siete
personajes, habituales en la iconografía de finales del siglo XV, no siempre se
representó así; la Virgen y San Juan, p.e., aparecen en ella tras la difusión
en el siglo IV del apócrifo de Nicodemo, que menciona su participación en la
ceremonia fúnebre. Fue el recuerdo del "epicedio" griego -poema que
lamentaba el fallecimiento de una persona en su presencia-, lo que debió
inspirar a los artistas bizantinos para que figurasen alrededor del cuerpo de
Cristo una asamblea de fieles testimoniando su dolor.
Finalmente
en el tercer cuerpo el último relieve presenta la escena de la Resurrección.
Cristo en el centro, bendice con la mano derecha, y con la izquierda debía
sostener una cruz ahora desaparecida; sus guardianes, adormecidos, se disponen
alrededor junto a un sepulcro abierto.
La calle
central está dedicada a la Virgen. Situado en el centro del cuerpo inferior se
presenta el relieve sobre el Nacimiento
de María, escena narrada de los Evangelios Apócrifos. En primer término una
mujer faja a la Virgen recién nacida, junto a otra mujer que calienta la ropa
ante un fuego; Santa Ana -una mujer bastante mayor-, recostada, es asistida por
dos mujeres, mientras San Joaquín observa a los pies de la cama.
También en
la calle central, en el segundo cuerpo, se muestra la imagen, ya no un relieve,
de la Asunción de la Virgen, que da
nombre al templo de Gumiel. Coronada, sobre la media luna, la acompañan seis
ángeles; tema inspirado en los Evangelios Apócrifos, fue un tema habitual a
finales de la Edad Media.
En la calle
central, en el último cuerpo, figura la escena de la Coronación de la Virgen. María, con las manos juntas, es acompañada
por Dios Padre, con la bola del mundo en su mano derecha mientras la corona con
la izquierda, y por Dios Hijo.
En el ático,
como suele ser habitual en los retablos, el Calvario
con la Virgen, San Juan y Cristo crucificado.
La bancada,
como también suele ser habitual en la época, nos presenta a los cuatro Evangelistas; San Lucas y San Juan a un
lado. En la fotografía puede verse
también una imagen de bulto redondo del rey David de 80 cm de altura; con su
mano izquierda sujeta un arpa que guarda dentro de una funda. Fue un personaje
muy representado pues además de músico fue considerado durante mucho tiempo
como autor del Salterio; muy invocado por los pecadores, pues fueron muy
conocidos sus numerosos pecados.
San Mateo y
San Marcos se presentan al otro lado de la calle central. A los Evangelistas se
les solía situar en la predela o base de los retablos porque, como redactores
de los Evangelios, se consideran la base doctrinal de la iglesia.
En el
centro de la bancada, actualmente, se presenta, en una nueva hornacina con
dosel de cedro, una talla de Santa María de finales del siglo XIII con
policromía similar a la del resto de las Vírgenes del retablo. Dado que la
hornacina central en su origen era de pequeño tamaño los restauradores que
trabajaron en 1997-98, inicialmente para corregir el desequilibrio estructural
que tenía el retablo, pensaron que quizás nunca se talló una imagen para esta
hornacina de la bancada, -pues ya existía la pequeña talla de la Virgen del
siglo XIII y entonces, además, era objeto de gran devoción-, por lo que volvió
a salir de la sacristía donde se guardaba y a presidir el retablo.
Para Julia
Ara "la ejecución de este retablo se debe a un taller que sobre la base de
una fuerte tradición gótica, incorpora nuevos convencionalismos derivados de la
influencia renacentista, que se manifiesta principalmente en el tratamiento
redondeado de las formas. Se ha relacionado con los talleres burgaleses de
principios del XVI, particularmente con el que intervino en la portada de Santa
María de Aranda de Duero, realizada también bajo el patrocinio de Alonso
Enríquez". En la policromía se han encontrado semejanzas con los repertorios
de León Picardo.
En cuanto
al estilo de la escultura, para Patricia Andrés "nos encontramos con
cierta variedad, pues debieron intervenir diferentes manos. En general son
composiciones abigarradas y densas, superponiéndose los planos sin apenas perspectiva.
Las posturas resultan rígidas, con un tratamiento todavía tardogótico. En los
rostros se ve clara la diversidad, con figuras de rasgos dulces y naturalistas,
frente a otros desproporcionados".
A mí, muchos de los relieves me recuerdan los del marco exterior de piedra del antiguo retablo mayor de la Capilla de los Condestables (catedral de Burgos) realizados por Gil de Siloe y su taller [pueden verse algunos en MAESTROS (I). 3]
BIBLIOGRAFÍA.
-Juan
Ainaud de Lasarte y Agustín Durán Sanpere, "Escultura gótica",
"Ars Hispaniae", Madrid 1956.
-Clementina
Julia Ara Gil, "Los retablos de talla góticos en el territorio
burgalés", en "El arte gótico en el territorio burgalés", Burgos
2006.
-Patricia
Andrés González, "En torno a la iconografía gótica en la Ribera del Duero:
iconografía gomellense a fines del medievo", Aranda de Duero 2002/3.
-Patricia
Andrés González, ficha nº. 196 "Isabel la Católica. La magnificencia de un
reinado", JCyL Valladolid 2004.
-Rafael
Martínez González, fichas "5. La última cena", "7. El
Prendimiento de Jesús" y " 1. El planto sobre Cristo muerto" en "El
árbol de la vida", Las Edades del Hombre, Segovia 2003.
-Guadalupe
Mendoza y Antonio Mayoral, "Retablo Mayor de la iglesia de la Asunción,
Gumiel de Hizán, Burgos", en "Restauración &Rehabilitación"
nº. 27 abril 1999.
-Pedro
Ontoria Oquillas, "La iglesia de Santa María de Gumiel de Izán",
BIFG, nº. 205 Burgos 1985/2.
-Francisco
Palacios, "Breve descripción de la Iglesia de Santa María, de la Villa de
Gumiel de Izán", BIFG v CPMHAB nº. 100 Burgos 1947/3.
-Isidoro
Rosell y Torres, "Estampa española del siglo XV grabada por Fray Francisco
Doménech", Museo Español de Antiguedades, II, 1873.
-Santiago
de la Vorágine, "La leyenda dorada", t.II, Alianza Forma, Madrid 2008.
NOTAS.
- El lugar
donde se aloja la Virgen del siglo XIII que preside ahora el retablo ha pasado
por muchas vicisitudes alguna de las cuales estuvo a punto de llevar al retablo
a la ruina.
En fecha
desconocida, aunque probablemente a finales del siglo XVII, fueron cortadas las
dos vigas que soportan el retablo para alojar un sagrario provocando se desnivelase la estructura. Ontoria Oquillas recoge la noticia de una
restauración de la predela del retablo en la década de 1950, así como la inclusión
de un relieve de la Venida del Espíritu
Santo o Pentecostés en el espacio
central de la bancada en sustitución de un ostensorio barroco.
Para
Patricia Andrés González en el banco
debería ir este relieve, "pues se
trata de un episodio narrado en los "Hechos de los Apóstoles [2, 1-41],
que supone el final del ciclo de la glorificación de Cristo, dando paso al de
la Virgen". Los restauradores de 1997-98 -Ábside Restauraciones,
S.L.-, no pensaron así retirando a la sacristía el relieve de los Apóstoles por
considerar que no correspondía a este retablo y situando la pequeña talla del
siglo XIII de Santa María.
-En la
pulsera o guardapolvos que rodea el retablo aparecen numerosas figurillas de
santos y profetas. Se sabe que en una restauración realizada en los años
sesenta el restaurador Cruz Solís talló algunas piezas pues faltaban muchas.
Como además tampoco he podido observarlas de cerca, y la cosa se alarga, mejor
dejarlo.
-La impresionante fachada de la iglesia de Gumiel -más fachada de un catedral que de una parroquia-, fue realizada en 1627 con estilo renacentista; la escalera principal lo fue en 1757 para salvar lo que se llamaba la "cuesta de la iglesia". Lo casi milagroso fue que la "moda" no se llevase por delante el retablo; sí se intentó con la policromía -se repintaron las imágenes y relieves ocultando la policromía original de las carnaciones, se llenaron los rostros de lágrimas, se ocultaron los escotes y alhajas en las figuras de María y de la Magdalena, se añadió más sangre sobre el cuerpo de Cristo y a "los malos" se les dotó de bigotes, barbas y cejas pronunciadas -, pero afortunadamente su vuelta al estado original ha sido posible.
-La impresionante fachada de la iglesia de Gumiel -más fachada de un catedral que de una parroquia-, fue realizada en 1627 con estilo renacentista; la escalera principal lo fue en 1757 para salvar lo que se llamaba la "cuesta de la iglesia". Lo casi milagroso fue que la "moda" no se llevase por delante el retablo; sí se intentó con la policromía -se repintaron las imágenes y relieves ocultando la policromía original de las carnaciones, se llenaron los rostros de lágrimas, se ocultaron los escotes y alhajas en las figuras de María y de la Magdalena, se añadió más sangre sobre el cuerpo de Cristo y a "los malos" se les dotó de bigotes, barbas y cejas pronunciadas -, pero afortunadamente su vuelta al estado original ha sido posible.
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