Colección de Misericordias. De la
Sillería de coro de la Catedral de Astorga. (III)
(TERCERA PARTE)
3. MISERICORDIAS.
"Llamamos Fábulas ciertos
cuentos, cuya corteza es un entretenimiento de cosas ridículas, introduciendo a
los animales, como al león, al lobo, a la raposa, y a los demás que hablan, y
razonan entre sí: y debaxo della ay una doctrina moral, en la qual se nos
advierte de lo que devemos hazer, y de lo que nos devemos guardar".
Sebastián de
Covarrubias, "Diccionario", 1611
3.3. VICIOS, VIRTUDES Y ESCENAS DE
LA VIDA DIARIA.
El hombre de la Edad Media buscaba
en todas las cosas la enseñanza que se encerraba en ellas desde el punto de
vista de la bondad o de la malicia. Las fábulas grecolatinas eran muy conocidas dado
que se utilizaban para la enseñanza del latín; el género llegó a ser tan
popular que los predicadores no dudaron en incluir en sus sermones ejemplos
procedentes de las fábulas juglarescas pues su objetivo era llamar la atención
del auditorio al tiempo que trataban de inculcarle una enseñanza edificante
fácilmente comprensible. Dado que a las sillerías de coro de las catedrales
sólo tenían acceso el cabildo, el mensaje plasmado allí se dirigía a un grupo
teóricamente en posesión de un cierto nivel cultural y familiarizado con las
Sagradas Escrituras.
Los textos impresos de las fábulas
de Esopo - los conocidos como "Esopos anotados"-, disponían desde el
siglo XVI de unos proverbios en los márgenes que sintetizaban la moral de cada
fábula (realzados en la impresión de Cromberger, 1521, por una manecilla que
apuntaba hacia el interior); gran parte del éxito de las primeras ediciones de
la obra en lengua castellana se debió también a la serie de bellos grabados que
la ilustraban. Esta estrategia mercantil al tiempo que facilitaba su
memorización permitía visualizar el contenido moral con claridad. Un papel
similar era el que representaban las imágenes talladas en las misericordias de
las sillerías de coro góticas.
En el márgen izquierdo, p.e., de
la hoja que contiene la "Fábula del
cuervo y la culebra" se formula así la sentencia que resume la
moraleja: "Antes de querer poseer
algún bien, primero hay que valorar si su costo vale la pena".
Y dice así la fábula
correspondiente de Esopo: "Andaba un
cuervo escaso de comida y vio en el prado a una culebra dormida al sol; cayó
veloz sobre ella y la raptó. Mas la culebra, despertando de su sueño, se volvió
y le mordió. El cuervo viéndose morir dijo: ¡ Desdichado de mí, que encontré un
tesoro pero a costa de mi vida!".
Esta fábula debió inspirar uno de
los emblemas -"Mueren más por comer
demasiado que por la espada"-, del primer y probablemente más popular
libro de emblemas francés, el "Theatre
des bons engins" de Guillaume de la Perrière, publicado en 1540.
[Recordemos que en el siglo XV se
denominaba "emblema" a una
imagen enigmática provista de un título o leyenda que ayudaba a descifrar el sentido
moral oculto que se recogía en un texto bajo la imagen].
"Cuando el Cuervo deglute la Serpiente/ Al gusto le parece azucarado, o
carne de venado:/ Después se arrepiente mucho:/ Porque el buen gusto, pronto se
vuelve veneno./ Hay que comer y beber razonablemente,/ Y no sofocar la
naturaleza:/ Porque el que bebe y come sin mesura,/ Se encamina a su fin:/ La
Gula hace más destrozos,/ Que los que pueda hacer Marte con su cortante espada".
La primera gran edición europea
impresa -acompañada de grabados realizados con tacos de madera-, de las Fábulas
de Esopo fue la que realizó Heinrich Steinhowel en Ausburgo en 1477-78 en
edición bilingüe latín y alemán; incluía una legendaria y novelesca biografía
de Esopo conocida como "Vida de Esopo".
Una de las misericordias de la
sillería de la catedral de Astorga quizás refleje un pasaje de esta que narra
como Esopo, esclavo hortelano -vendido por una cantidad mísera a un comerciante
de esclavos-, en un viaje acordó con los demás siervos que él transportaría durante
el recorrido el fardo que contenía los panes. Al principio la carga hizo que
Esopo tuviera que esforzarse como los demás, pero a medida que avanzaba el
trayecto su peso disminuía al irse consumiendo los alimentos, y al final,
mientras los otros esclavos sudaban la gota gorda haciendo de porteadores,
Esopo terminaba el trayecto sin nada en la espalda. El grabado que acompañaba
este pasaje de la Vida de Esopo en la edición de 1477-78 era el siguiente:
En otra misericordia, muy
semejante a la anterior, figura un hombre con un canasto a la espalda y un paje
detrás que le arrebata uvas y manzanas (según descripción de Manuel Moreno); el
hombre portador del cesto va perdiendo sus pantalones. Para Elaine C. Block es
una ilustración de un proverbio flamenco : "An apple for your thirst"
("Una manzana para su apetito"), y considera se refiere al pecado de Avaricia.
Isabel Mateo la pone en relación también con el anterior pasaje de la Vida de
Esopo.
En una misericordia se representa
a una sirena con cuerpo de mujer y cola de pez imbricada de escamas y terminada
en aletas; sujeta con una mano un espejo y con la otra un enorme peine. Todos
los autores asignan a las sirenas el simbolismo de la seducción femenina, que
ocasiona la perdición del hombre, en base al pasaje de la Odisea que cuenta
cómo Ulises para no oír su canto que perdía a los navegantes tapó los oídos de
sus hombres con cera y ordenó que a él le sujetaran al mástil. Según Reau "desde
siempre fueron consideradas como el símbolo de la tentación diabólica a través
de la lujuria", y según la literatura medieval "Las sirenas significan las mujeres locas que
atraen a los hombres con sus encantos".
El mono es uno de los animales más
representados en las sillerías de coro, formando parte de las escenas más
variadas. Según el "Physiologus" griego "este animal es muy travieso y aficionado a la imitación; todo lo que ve
hacer a los hombres, lo repite inmediatamente", por lo que si tenemos
sólo en cuenta el simbolismo que le asigna -así como todas las iconografías
posteriores-, lo identificaríamos con el diablo y con los diferentes pecados
capitales que este representa. En una misericordia vemos a un mono sentado con
sombrero peinando a un hombre desnudo que tiene flores en la mano; "el simio muestra la peineta con que arregla
el cabello de aquel". Para Velado Graña "a la tradicional identificación simbólica del simio con la lujuria
(expresa aquí por el hecho de aparecer ambas figuras desnudas), hemos de añadir
la vanidad, representada por el peine".
La cofia o gorro de la mujer se
reconoce bien en otra misericordia esculpida donde vemos un hombre y una mujer,
los dos desnudos, dedicándose a retozar en forma poco edificante (Maeterlinck dixit). Conviene, quizás, tener en cuenta
dos consideraciones: De una parte recordar que al final de la Edad Media no
todas las manifestaciones del pecado se consideraban igual de perniciosas
siendo, p.e., el pecado de lujuria criticado con fuerza pero tolerado con
amplitud. De otra parte no se debe olvidar que el espacio del coro era lugar
limitado a los miembros del coro por lo que la iconografía, y su enseñanza
moral, estaba dirigida exclusivamente a los ojos de los clérigos.
La lujuria aparece en las
misericordias de las sillerías expresada de muy diversas formas. Una escena
curiosa es la que ofrece la misericordia de la sillería de la catedral de
Astorga en la que un hombre llama la atención de una mujer, ataviada con camisa
o vestido de escote cuadrado y sofisticado cinturón, tocándola en el hombro; es
la denominada "escena de solicitación".
Son también numerosas las
representaciones en que se aluden a la gula -no sólo en el ansia por comer sino,
especialmente, en la desordenada afición a la bebida-, en las misericordias de
las sillerías, siempre con carácter moralizador, sea unas veces en tono jocoso
o sea en serio. Una muestra del primer caso puede ser la que representa a dos
simios caracterizados como hombres, ataviados con chaquetas y redondos
sombreros que, sentados ante un barril de vino, mantienen en la mano un vaso
cada uno.
Y una representación alusiva a la
afición a la bebida pero esta vez en tono más serio puede ser la que muestra a un hombre con sayo y manto
trasegando vino o cerveza de un tonel a un jarro.
[ Claro que tampoco es cuestión de
olvidar aquellos versos del "Cancionero
tradicional" que dicen: "¡Ay,
que me muero y fino,/ que nos ha faltado el vino!./ Mil tabernas he buscado,/ y
caro, malo y rogado,/ aunque no henchí mi barquino./ ¡Ay, que me muero y fino,/
que nos ha faltado el vino!". ]
En la Edad Media era considerado
como algo deshonroso para el que recibía la afrenta, que un hombre tirase del cabello -o de la barba-, a otro; así, cuenta Isabel Mateo, que en el "Ordenamiento de las Tafurerías", en
su ley VI, se acusaba a "cualquier
que diere palmada o puñada, o tirare por los cabellos o diere coces a otro ome
...". En una misericordia dos hombres desnudos se tiran del pelo mientras
intentan golpearse con látigos o palos; puede ser una crítica de la ira, que causa
que los hombres lleguen a las manos.
A veces la simple descripción de
la escena representada en la misericordia es difícil de realizar. Es el caso
que se muestra a continuación. Para Velado Graña un "bufón" o
"loco" impone las manos a un niño envuelto en pañales; para Manuel
Moreno un "juglar, cogiendo a un
niño fajado, como para pegarle"; para Elaine Block "un
bufón sentado con una holgada chaqueta con botones y capucha de
"bufón", sitúa su mano sobre la cabeza, envuelta con tiras de tela,
de una mujer o un niño". Paniagua imagina puede tratarse de una
figuración de las malas costumbres, "la
mala educación de los hijos por parte de sus padres".
En otra misericordia un hombre con
capucha es mordido en la pierna por un animal -¿un cerdo?-, que escapa de un
saco; si bien un escudo sin blasonar preside la escena -lo que podría referirse a
algún lema heráldico-, para Velado Graña podría aludir "a los peligros ciertos que corren los
imprudentes y los incautos".
Desde los tiempos más remotos
existe la idea de un ser maligno causa de los males que suceden a los hombres:
es el diablo; para representarle en el arte se recurre a diversas imágenes pero
en general casi siempre terroríficas. De
sus representaciones en la sillería de la catedral de Astorga -posteriores a las
misericordias con estética gótica-, destaca,
quizás, una en la que aparecen cuatro cabezas de gran expresividad con orejas
apuntadas, cuernos, y apariencia terrible.
Y ya también con una estética
lejana a la gótica en una misericordia se representa a dos ángeles disputándose
la Sagrada Forma. Uno de ellos tiene el pelo rizado y en el otro los cabellos
parecen flamear; la parte inferior de
sus cuerpos se convierten en tallos. Para Velado Graña puede significar una
pugna entre el Bien y el Mal.
En la sillería de Astorga hay
pocas misericordias con representaciones que podamos denominar de la vida
diaria. Una de ellas presenta una escena de danza: dos hombres de pelo rizado
chasquean los dedos al tiempo que dan unos pasos que parecen de baile; sentado
en el suelo, con las piernas cruzadas, un tercero toca una cornamusa o una
gaita. Si tenemos en cuenta que los hombres aparecen desnudos, que el chasquear
de los dedos -como el guiño de ojos-, era denunciado en los escritos religiosos
como lujurioso, que los bailes eran considerados poco honestos, etc la
interpretación del simbolismo de la misericordia puede en realidad ser muy
diferente. "Bailes e cantares en las
fiestas/ Nin en otro tiempo son honestas" ("Libro de los
Enxemplos")
En una misericordia se representa
a dos angelotes disputando una "caña" o jugando al pannoy. Escena
similar aparece en las sillerías de coro de las catedrales de Toledo y Zamora.
El juego se consideraba como representativo de la lucha por el poder, pues son
juegos donde los hombres miden su fuerza. Los ejercicios de fuerza fueron muy
practicados durante la Edad Media y se incluían, en general, entre los "juegos
honestos".
Entre los juegos más prohibidos -considerados
como "vicios que se debían combatir" en el concilio de Paris (1212)-,
estaban los juegos de cartas. En una misericordia de Astorga dos hombres, representados por simios o
zorros (personificación del engaño y del latrocinio), juegan una partida de
naipes. Dorothy y Henry Kraus pone la
escena en relación con las costumbres importadas del nuevo Mundo dado que uno
fuma en pipa. Personalmente creo que, por razones estilísticas y otras
consideraciones, esta misericordia se debió realizar cuando se
"hermosea" el coro en el siglo XVIII; no obstante reconozco su
gracia.
En una misericordia dos hombres,
con jubones ajustados, aparecen luchando; uno de ellos ataca con una pica
mientras el otro va armado con un escudo y un garrote. Maeterlinck interpreta
las escenas de luchas medievales, en algunos casos, como un sátira de los
combates y de los combatientes.
Una vez pasado el período gótico,
y en especial durante el Renacimiento, los motivos de las misericordias no son
sino un pretexto para dar rienda suelta a un mundo fantástico de formas
caprichosas. Por eso no debemos, quizás, buscar simbolismo alguno en la que
figura un híbrido -de cintura para arriba es simio y sus extremidades son hilos
de fuego o formas vegetales-, que ataca
con un palo a otro cuya cabeza es humana.
BIBLIOGRAFÍA.
-Jurgis Baltrusaitis, "La Edad Media fantástica", Madrid
1994.
-Elaine C. Block, "Corpus of Medieval Misericords", Turnhout
(Belgium) 2004.
-Dorothy y Henry Kraus, “Las sillerías góticas españolas”, Madrid
1984.
-Isabel Mateo Gómez, “Temas profanos en la escultura gótica española.
Las sillerías de coro”, Madrid 1979.
-Mª Jesús Lacarra Ducay, "Fábulas y proverbios en el Esopo
anotado", en "Revista de poética medieval", 23, Alcalá de
Henares, 2009.
-Louis Maeterlinck, "Le genre satirique, fantastique et licencieux dans
la Sculpture Flamande et Wallone", Paris 1910
-Ignacio Malaxecheverría (ed.), "Bestiario Medieval", Madrid
1989.
-Manuel Moreno, “Catálogo Monumental de la Provincia de León”, Madrid
1925.
-Pedro Paniagua Félix, “El coro y
su sillería. Catedral de Astorga”, Astorga 1992.
-Louis Réau, "Iconografía del
arte cristiano. Introducción general". Barcelona 2008.
-Andrés A. Rosende Valdés,
"Iconografía marginal: las fábulas en las sillerías de coro
gallegas", Zaragoza 1986.
-Bernardo Velado Graña, "La Catedral de Astorga y su museo", Astorga 1991.
NOTAS.
-Por internet pueden verse las primeras ediciones impresas de las Fábulas de Esopo, p.e., en la Biblioteca del Congreso USA.
(cont.)
-Bernardo Velado Graña, "La Catedral de Astorga y su museo", Astorga 1991.
NOTAS.
-Por internet pueden verse las primeras ediciones impresas de las Fábulas de Esopo, p.e., en la Biblioteca del Congreso USA.
(cont.)
A.A. de
ResponderEliminarLuis Planas Duro
Estimado amigo, ante todo felicitarte efusivamente por tu blog. La difusión de la escultura castellana es imprescindible para garantizar la conservación futura de nuestro patrimonio, por eso, además de felicitarte, agradezco enormemente tu esfuerzo y tu trabajo.
He estado viendo las páginas relativas a la sillería y tengo una duda sobre el orden que he de seguir. ¿A que página he de acudir para ver las dos primeras partes de esta tercera dedicada a las misericordias de la Catedral de Astorga?
Gracias por tu ayuda
Muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarExisten varios métodos para seguir un orden de lectura lógico.
El más recomendable pienso es pulsar sobre el capitulo que quieres ver en la parte superior del blog, donde dice: "Retablos", "Maestros", "Marginalia", "Escultura funeraria", "Sillerías de coro". Se abrirá entonces el índice de los temas que hay en ese capitulo. Basta con elegir el que deseas ver; luego, al final, del tema si pulsas sobre la indicación (cont.) te lleva a la continuación si existe.
Un saludo