Sepulcro de Juan de Padilla (Monasterio de Fres del
Val, Burgos).
(PRIMERA
PARTE)
Juan de Padilla "hallándose en el cerco de Granada salió con
otros caballeros, el lunes 16 de Mayo de 1491, á escaramuzar contra los moros
en la Vega; y después de ejecutarlo muy bien, esforzada y atrevidamente, volvía
con los demás al campamento cristiano trayendo quitado de la cabeza el almete,
por el gran calor que hacía, cuando ciertos moros, emboscados entre unos
valladares, le dispararon una saeta enarbolada, y tan de muerte le hirieron en
la garganta, que á pesar de los remedios y cuidado que se le prodigaron,
terminó en el mismo día su existencia", escribía Manuel de Assas en
1873.
Era don Juan de Padilla hijo
primogénito de los condes de Santa Gadea, don Pedro López de Padilla y doña
Isabel Pacheco (hija bastarda de don Juan Pacheco, marqués de Villena); heredó el
Adelantado Mayor de Cazorla por muerte de su padre ["Otro oficio hay, que hoy es dignidad en estos reynos y es Adelantado,
fue cosa en lo antiguo muy estimada y que la daban a principales hombres,...
por merced y buenos servicios y por tiempo.", escribía en 1575
Jerónimo Román de la Higuera]. Paje preferido de Isabel la Católica, que según
la tradición le denominaba cariñosamente como "el mi loco" por su temeridad.
A distancia como de siete
kilómetros de Burgos, sobre poco más o menos, entre dos áridas lomas, se
levantaba un monasterio de la orden de San Jerónimo, cuya verdadera advocación
era de "Nuestra Señora de Fres del
Val".
["Fres del Val" quiere decir "Fresno del Valle", y en los tiempos actuales, las tres
palabras suelen escribirse componiendo una sola: "Fresdelval"].
Un famoso y ricamente dotado
establecimiento que prosperó hasta la invasión francesa de 1803; el abandono de
los monjes y la desamortización hizo el resto para su casi completa
destrucción.
"La Reina Católica -doña Isabel-, mandó trasladar su cuerpo al monasterio; y Doña Isabel Pacheco, por el
amor materno y por complacer á su soberana, hizo que para él labrasen en esta
iglesia un vistoso y suntuosísimo sepulcro de alabastro con arco en la pared
del lado del Evangelio, cerca del altar mayor y junto al de sus bisabuelos los
fundadores" (M. Assas).
Casi por tradición se ha
creído que Gil de Siloe realizó hacia 1500 una rica sepultura pues parece
natural que la reina hubiera recomendado al escultor de los monumentos de sus
padres y hermano. A causa de la
inexistencia de documentación que confirme el encargo, la paternidad de la obra
ha de decidirse por criterios estilísticos y formales. Yarza plantea que "maestre Gil" -al
igual que le ocurrió con el retablo de Santa Ana en la Capilla de los Condestables-, nunca
pudo verlo terminado, dado que murió por entonces.
Dentro de la capilla mayor,
en el muro del costado de la epístola se levantaba el sepulcro que mandó erigir
doña Isabel Pacheco a su hijo Juan de Padilla, muerto en el cerco de Granada.
"Dos esbeltas agujas, arrancando del
pavimento, flanquean el arco sepulcral de medio punto y con conopio que cobija
el lecho mortuorio, la estatua de Don Juan arrodillada en cojines, y su
reclinatorio de bulto que se elevan sobre la tumba" (M. Assas).
El 5 de abril de 1870 la
Comisión de Monumentos de Burgos elevó a la Real Academia de San Fernando un
informe del que extraigo algunos párrafos: "...
que manos atrevidas desmontaron los sepulcros y apilaron los mármoles en un
rincón de los antiguos claustros del exconvento entre barricas de cerveza y
útiles de tonelería; que los nuevos dueños del edificio se consideraban amos de
tan respetables corno artísticos despojos; que no podía decirse que piezas
podrían faltar, toda vez que estaban amontonadas en su mayor parte; que algunas
piezas principales no habían, sin embargo, sufrido grandes mutilaciones; que
algunas, muy pocas, estaban en buen estado; que de continuar las cosas tal como
se encontraban terminarían por desaparecer; que era de urgente necesidad el
proceder ha recoger, no ya los sepulcros, sino los restos de ellos. Esta Comisión,
... [procedió] a recoger y trasladar a esta Ciudad los mármoles y estatuas que
componían aquellos funerarios monumentos... procurará esta Comisión ver si es
posible armarlos convenientemente como medio de que se conserven y den público
testimonio de dos cosas, de las artes del siglo XVI y del poco aprecio con que
fueron miradas por algunos en el siglo XIX".
Manuel Assas junto a su
texto de 1873 publicó un dibujo donde mostraba cómo lo había visto él unos años
antes. El dibujo presenta la sección superior del sepulcro, -ahora eliminada por
razones diversas-, con siete nichos vacíos con doseles. Unos años antes, en
1855, cuando Carderera escribió aún estaban ocupados: "Hállase enriquecido con todas las galas y
primores del arte ojival, ya por las altas pirámides con estatuetas y pináculos
que lo flanquean, ...".
Wethey en 1936 contaba que
"cuatro de los arrancados doseles
están en el museo de Burgos" (quizás ahora en los almacenes). No
obstante, al no haber conseguido algún grabado anterior al dibujo
de Manuel Assas que nos permita conocer como era el sepulcro, podemos recurrir a la descripción que de él hacía Madoz
en 1846 en su Diccionario: "Si
deseais evadiros de melancólicas ideas, dirigid vuestra atención á la delicada
escultura de esas tumbas respetables, que ..., suavizan la tristura del corazón
con su lánguida tristeza. Maravillosa estructura es la del panteón contenido en
la pared, al lado del evangelio... ; el conopio, sus rizadas hojas cárdenas,
sus estatuitas á los lados, colocadas sobre frangeada repisa, y por último la
efigie del Salvador sirviendo de remate á la gran obra del altar,...". Es
decir, en la parte superior, ahora
suprimida, existían seis estatuas con una figura de Cristo en lo más alto.
Wethey probó que al menos
algunas estatuas, y el paje que acompañaba a Juan de Padilla en el sepulcro no fueron
destruidas sino vendidas; descubrió cuatro de las siete estatuas (él pensaba
que cinco) de las "colocadas sobre
frangeada repisa" en museos americanos, y Gómez Bárcena otra en una
colección privada. El paje, aunque sin cabeza, había vuelto antes a Burgos.
Y una nueva noticia -algo
inquietante, de ser verdad, pues significaría que desapareció ya estando el
sepulcro en el Museo de Burgos-, es lo que señaló Honorato de Saleta y Cruxént
en 1898, en la página 174 de su folleto de "Granada a Burgos", al escribir: "El sepulcro de los Padillas existente ahora en la Iglesia del Convento
de la Santísima Trinidad, conocido por Las Trinas, se hallaba antes de 1869 en
el derruido monasterio de Fresdelval, aunque muy deteriorado, cuando la
Comisión de Monumentos determinó que figurase en el Museo Provincial. Es un
panteón de alabastro y de extructura maravillosa; ... y la efigie del
"Salvador" coronando tan precioso sarcófago, ...".
El Museo Metropolitano de Nueva York conserva la escultura de uno de los Apóstoles que se situaban en la parte alta del sepulcro, la de Santiago el Menor ( 73,6 cm de altura); según la web del museo perteneció a la colección Georges Hoentschel (Paris) de donde pasó a J. Pierpont Morgan y de aquí al Metropolitan.
En el Museo de Bellas Artes de Boston, hay otras tres de las siete estatuas que originalmente adornaron la parte superior. Corresponden a las representaciones de San Judas Tadeo, San Bartolomé y San Juan Evangelista; son tres piezas en alabastro de 70,17 cm, 73,3 cm, y 72,4 cm de altura respectivamente que según la web del museo fueron adquiridas a Bacri Fréres (Paris). Las cabezas de las esculturas son, según Wethey, del estilo de las realizadas por Siloe; la de San Bartolomé recuerda a la de San Felipe y la de San Judas a la de Santiago el Menor, ambas del sepulcro del Infante don Alfonso en Miraflores, y la de San Juan a la del Evangelista del retablo de la Cartuja.
El Museo Metropolitano de Nueva York conserva la escultura de uno de los Apóstoles que se situaban en la parte alta del sepulcro, la de Santiago el Menor ( 73,6 cm de altura); según la web del museo perteneció a la colección Georges Hoentschel (Paris) de donde pasó a J. Pierpont Morgan y de aquí al Metropolitan.
En el Museo de Bellas Artes de Boston, hay otras tres de las siete estatuas que originalmente adornaron la parte superior. Corresponden a las representaciones de San Judas Tadeo, San Bartolomé y San Juan Evangelista; son tres piezas en alabastro de 70,17 cm, 73,3 cm, y 72,4 cm de altura respectivamente que según la web del museo fueron adquiridas a Bacri Fréres (Paris). Las cabezas de las esculturas son, según Wethey, del estilo de las realizadas por Siloe; la de San Bartolomé recuerda a la de San Felipe y la de San Judas a la de Santiago el Menor, ambas del sepulcro del Infante don Alfonso en Miraflores, y la de San Juan a la del Evangelista del retablo de la Cartuja.
Mª Jesús Gómez Bárcena
publicó en 1990 en la revista A.E.A. un artículo sobre una pieza en alabastro
subastada -como santo fundador procedente de Italia del norte-, en la sala
Druot de Paris el 25-11-1985 que con
gran probabilidad perteneció al sepulcro de don Juan de Padilla y que
representa al apóstol Santo Tomás; de una altura de unos 72 cm se conserva en
colección particular [La reproducción fotográfica de que dispongo no
presenta un mínimo de calidad al estar tomada de una fotocopia del artículo de la citada revista; ofrezco mis disculpas pero pienso que es mejor que figure aún de esta forma que su ausencia].
Se desconoce el paradero de
las otras dos estatuas que completaban el remate del monumento. El Museo Arqueológico
Nacional de Madrid conserva dos piezas de tamaño -unos 40 cms-, sensiblemente
inferior a las citadas -un rey David y un Profeta-, que según el decir de
Ángela Franco Mata pertenecieron al sepulcro, aunque "debieron ser ejecutadas para ser colocadas en lugar no ciertamente
preferente".
Observando de cerca y con detenimiento la parte superior del
dibujo del sepulcro que publicó Assas en 1873 se notan las marcas dejadas
por el apostolado en el muro que acogía el sepulcro; son de unos 80 cms de
altura. Un rápido montaje puede ayudarnos a hacernos una idea de como fue esa parte del monumento.
Con los párrafos anteriores se trata tan sólo de comprender el actual montaje del sepulcro de Juan de Padilla en el Museo de Burgos; una reconstrucción voluntariosa pero que no refleja su aspecto en el siglo XVI en el monasterio de Fresdelval. La pérdida de esbeltez -supresión del cuerpo superior y eliminación del zócalo y de la moldura inferior -, la desaparición de parte del apostolado, de la imagen de la coronación del monumento y de algunas otras, así como de parte de la decoración hace que el aspecto del sepulcro que hoy podemos contemplar en el Museo sea una imagen -aunque bella- distorsionada de lo que fue el sepulcro de don Juan de Padilla. Pero es lo que hay.
Con los párrafos anteriores se trata tan sólo de comprender el actual montaje del sepulcro de Juan de Padilla en el Museo de Burgos; una reconstrucción voluntariosa pero que no refleja su aspecto en el siglo XVI en el monasterio de Fresdelval. La pérdida de esbeltez -supresión del cuerpo superior y eliminación del zócalo y de la moldura inferior -, la desaparición de parte del apostolado, de la imagen de la coronación del monumento y de algunas otras, así como de parte de la decoración hace que el aspecto del sepulcro que hoy podemos contemplar en el Museo sea una imagen -aunque bella- distorsionada de lo que fue el sepulcro de don Juan de Padilla. Pero es lo que hay.
Quizás convenga señalar que aunque el sepulcro de Juan
de Padilla se basase en el del Infante don Alfonso de la Cartuja de Miraflores era más
arquitectónico -quizás algo sobrecargado en la parte alta con su serie completa
de siete estatuas-, con una mayor tendencia hacia la verticalidad (ahora
perdida en el montaje de Burgos) y más parco en ornamentación.
BIBLIOGRAFÍA.
-Manuel de Assas,
"Monasterio de Fres del Val", en "Monumentos Arquitectónicos de
España", Madrid 1878.
-Valentín Carderera y
Solano, "Iconografía española", t.II, Madrid 1855.
-Agustin
Durán Sanpere y Juan Ainaud, "Escultura gótica" en "Ars Hispaniae",
Madrid 1956.
-Mª
Ángela Franco Mata, "Tres esculturas góticas procedentes del Monasterio de
Fresdelval (Burgos) en el Museo Arqueológico Nacional", Rev. Arch. Bibl.
Mus., Madrid 1978.
-María
Jesús Gómez Bárcena, "Escultura gótica funeraria en Burgos", Burgos
1988.
-María
Jesús Gómez Bárcena, "Un Santo Tomás de Gil de Siloe"; AEA nº.249,
Madrid 1990.
-Pascual Madoz, Diccionario
Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar",
t. IV, Madrid 1846.
-Augusto
L. Mayer, "El estilo gótico en España", Madrid 1960.
-Basilio
Osaba y Ruiz de Erenchun, "Historial
del Museo arqueológico de Burgos", B.I.F.G. nº.152, Burgos 1960.
-Beatrice
Gilman Proske, "Castilian Sculpture. Gothic to Renaissance", New York
1951.
-María
José Redondo Cantera, "El sepulcro en España en el siglo XVI. Tipología e
iconografía", Madrid 1987.
-Enrique
Serrano Fatigati, "Monasterio de Fresdelval" en "Notas Arqueológicas",
Madrid 1903.
-Harold
E. Wethey, "Gil de Siloe and his school. A study of late gothic sculpture in
Burgos", Massachusetts 1936.
-Joaquín
Yarza Luaces, "La imagen del rey y la imagen del noble en el siglo XV
castellano", en "Realidad e imágenes del poder: España a fines de la
Edad Media", Ámbito, Valladolid 1988.
-Joaquín
Yarza, "Gil de Silóe", Historia 16, Madrid 1991.
NOTAS.
-Fotografías antiguas de
Fresdelval y del monumento de Juan de Padilla pueden verse por internet, entre
otros páginas web, en la Fototeca del Patrimonio Histórico (especialmente en el
"archivo Villanueva",con fotografías realizadas por Eustasio
Villanueva Gutiérrez), en la Biblioteca Nacional de España (reproducciones de J.
Laurent, fototipias de Hauser y Menet a partir de fotografías de J. Pujol,
Aguacil, etc) o en una pequeña pero magnífica colección en el Instituo de
Educación Secundaria "Conde Diego Porcelos" de Burgos. Reproducciones
relativamente modernas, en color, pueden verse en Flickr. Las fotografías
antiguas que aparecen en este post son "reelaboraciones estéticas"
que tratan de mantener la información original de las antiguas.
-Las esculturas de san
Judas, san Bartolomé y san Juan Evangelista pueden verse por internet en la
página web del Museum of Fine Arts Boston simplemente buscando en las Colecciones
las obras de Gil de Siloe. De forma análoga, pero en el The Metropolitan Museum
of Art de N.Y., la de Santiago el Menor; la página web de este museo permite observar también la parte posterior de la escultura donde figuran restos de la argamasa que la unía al muro.
(cont.)
(cont.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario