martes, 26 de febrero de 2013

SILLERÍAS DE CORO (VI)


La sillería de coro del convento de San Marcos (León). 
Misericordias y Crosas.
TERCERA PARTE.                                    


"La imprecación que pronunciaban sobre la cabeza era así:
Si debe llegar alguna desgracia a los que ofrecen este sacrificio o a todo Egipto, que el mal sea desviado y caiga sobre esta cabeza".
                                                               [Herodoto, libro II, cap. XXXIX ]

En los primeros tiempos de la humanidad, alrededor de los lugares sagrados, se habrían consagrado los restos de las víctimas inmoladas; y sus cráneos, después de disecados, se situarían en las paredes, puertas y otros lugares relativos a los sacrificios.
Los triunfadores romanos solían ofrecer a Júpiter dos bueyes blancos nacidos en la Umbría (cuando los bueyes no eran enteramente blancos se les terminaba de blanquear con creta). Después se adornaban las metopas de los templos con las cabezas de los bueyes inmolados; surgió de aquí el decorar los altares con el cráneo de estos animales. A este "motivo decorativo que proviene de la figura residual de la cabeza del buey o toro en los antiguos sacrificios verificados mediante el fuego" se le conoce como "Bucráneo" (Cirlot).
La utilización de imágenes de osamentas de animales -normalmente toros y cabras-, fue uno de los motivos ornamentales más utilizados durante el Renacimiento; a veces figuran con otros elementos decorativos, y quizás simbólicos, como cintas, guirnaldas, cartelas, e incluso pueden aparecer dotados de alas.
El "bucráneo" se considera implantado definitivamente en el arte con la construcción en Roma del "Altar de la Paz"; la representación de la calavera del animal en altorrelieve sustituyó a su imagen completa como forma de señalar que el sacrificio había sido realizado. Y según García Álvarez "su finalidad artística debe entenderse en relación con conceptos religiosos y alegóricos específicamente romanos".
Con la nueva interpretación, tras el levantamiento del "Ara Pacis",  el origen religioso del bucráneo -que derivaba del sacrificio de animales cuya sangre era una ofrenda particularmente apreciada por muchos dioses-, cambió para convertirse en símbolo de la paz con los dioses.
Cuando llegó el Renacimiento los artistas estudiaron los sarcófagos romanos que reproducían bucráneos de todo tipo, y estos pasaron a ser empleados como elementos decorativos con múltiples variantes (fusión con mascarones, grutescos renacentistas, etc).
En el Renacimiento, -quizás en parte al desconocerse el contexto religioso del que le dotó la religión romana-, el simbolismo del bucráneo fue ubicado alrededor del concepto de la muerte, y así su empleo se situó en especial en la escultura funeraria. El hecho de que, a veces aparezca alado, le enlaza simbólicamente con el caso de la calavera.
La calavera -"emblema de la caducidad de la existencia" (Cirlot)-, tras el drama que supuso la Peste Negra y la consecuente obsesión por la muerte, fue un motivo ornamental muy utilizado durante el Renacimiento en España especialmente en la escultura funeraria.
La meditación sobre la muerte se convirtió en un tema específicamente cristiano, dado que la muerte es la condición previa de una vida ulterior. Para García Álvarez la calavera alada "representa la ascensión universal del alma purificada, un misterio neoplatónico".
Con la llegada del Renacimiento la calavera se colocó al servicio de un discurso humanista, de una concepción mistérica y mística. Para Marsilio Ficino, sacerdote y filósofo renacentista -artífice del resurgimiento del neoplatonismo-, el alma está dotada, de modo innato, de dos alas con las que puede emprender el vuelo hacia la lejanía del cosmos; las alas de las que aparecen dotadas las calaveras de las misericordias de la sillería de coro de San Marcos podría remitir a esa idea.
En 1499 se publicó,  uno de los más curiosos libros del Renacimiento,  el "Sueño de Polifilo (discurso del)" o "Hypn-eroto-machia Poliphili" con un grupo importante de 172 xilografías. Polifilo significa "el que ama a Polia", protagonista de la historia, cuyo nombre significa "varias cosas"; Polifilo es, por tanto, el que tiene muchos objetos de amor. La dificultad de su lectura (incluso, hoy en día, no existe una completa interpretación de la obra), la referencia permanente a los cultos paganos, las metáforas eróticas, no impidieron su éxito. A la vista de algunos de los grabados del libro -con bucráneos, seres vegetalizados, putti, cornucopias, etc- da la impresión que el autor material o intelectual de la sillería de San Marcos tuvo conocimiento de ellos. Así, el grabado de una "Figura de mujer", p.e.,
podría haber inspirado la talla de una de las misericordia de las sillas altas del coro de San Marcos y que forma parte de un grupo de cinco que Arantzazu Oricheta agrupa bajo la denominación de "Personajes populares".
O el del dios Jupiter  que en el grabado del libro aparece sentado en su trono y sosteniendo en su mano una cartela donde había escrito la palabra NEMO.
Se considera que el autor de la obra fue el arquitecto Francesco Colonna; disponía de le erudición necesaria para ser capaz de redactar un texto tan ecléctico y su formación le capacitaba para realizar las descripciones detalladas de las construcciones arquitectónicas que va contando Polifilo, pues curiosamente muchas de las páginas del libro están dedicadas a la explicación más que minuciosa de los edificios que encuentra en su camino.
Para Manuel Arias "Las misericordias, ..., son un pretexto para dar rienda suelta a un mundo fantástico de formas ... aunque en algunos casos se hagan concesiones a temas heredados de ese tiempo anterior representando a un bufón, ...".
El mismo escritor propone "ciertas vinculaciones formales con sillerías del sur de Francia, con las que se conservan en las catedrales de Auch y Saint Bertrand de Comminges, como productos de una cultura común". Mathilde Villotte en su tesis de doctorado sobre ellas escribía las siguientes conclusiones: "[El Renacimiento] ... tuvo por efecto evidente suscitar, a medida de su "descubrimiento" de la antigüedad, un variado conjunto de estilos. Llevó, en la composición, a cierto tipo de desorden, a una falta de unidad, durante una cincuentena de años, lo que no se había producido nunca en la época puramente gótica, a pesar del internacionalismo de los talleres".
"El Renacimiento desacreditó el arte cristiano patético y mató la tradición oriental de los monstruos; redujo rápidamente la Teología al mínimo en la decoración de los estalos. Introdujo en el arte religioso, bajo pretesto de comparación con sujetos bíblicos, sujetos paganos y antiguos", resumen a grandes rasgos, que hace M. Villotte y que quizás también podría ser aplicable a la sillería del coro de San Marcos.

BIBLIOGRAFÍA.

-Ana Ávila, "Imágenes y símbolos", "Anthropos", Barcelona 1993.
-Manuel Arias Martínez, "La Sillería del Coro de San Marcos de León. Museo de León. Guía breve", Valladolid 1995.
-Manuel Arias Martínez, "La sillería de la casa santiaguista de San Marcos de León en el panorama de las sillerías hispanas de su tiempo", Astórica nº, 28, Astorga 2009.
-Juan Eduardo Cirlot, "Diccionario de símbolos", Ed. Siruela, Madrid 2011.
-Mª Antonia Fernández del Hoyo, "Juan de Juni, escultor", Valladolid 2012.
-César García Álvarez, "El simbolismo del grutesco renacentista", León 2001.
-Manuel Gómez Moreno, "Catálogo Monumental. Provincia de León (1906-1908)", Madrid 1925.
-F. Llamazares Rodríguez, "San Marcos de León. Esplendor del primer Renacimiento", León 1996.
- Juan José Martín González,  "La sillería de San Marcos de León", Revista Goya, nº 29, Madrid 1959.
-Pedro Navascués Palacio, "El coro y la arquitectura de la catedral. El caso de León", Ávila 1994.
-Arantzazu Oricheta García, "La influencia de las sillerías corales francesas del siglo XVI en el conjunto coral de San Marcos de León", BMICA LXII, Zaragoza 1995.
-Arantzazu Oricheta García, "Grabados alemanes y flamencos: los modelos de Juan de Juni y su escuela en León", Madrid 1996.
-Arantzazu Oricheta García, "La sillería coral del Convento de San Marcos de León", León 1997.
-Jules Passepont, "Étude des Ornements", Paris 1894.
-Mathilde Villotte, "La Renaissance et un groupe de stalles du Midi", Lille 1930.


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