La Sillería Baja del coro
de la Catedral de Toledo.
"Pomos" (I)
(SEXTA PARTE)
En el mundo medieval el lenguaje simbólico abarcaba todos los aspectos
de la vida del hombre, y el simbolismo animal reflejaba no sólo su sentir hacia
ellos sino sobre todo hacia los hombres; los Bestiarios medievales ilustraban
así, a través de los animales, el dogma y la moral cristiana. En la traducción
de Carlill del "Physiologus"
griego, p.e., al hablar de los simios se dice: "Este animal es muy travieso y aficionado a la imitación. Todo lo que ve
hacer a los hombres, lo repite inmediatamente. Así, el que desea capturar un
mono toma una clase de liga llamada liga para aves, y finge untarse los ojos
con ella; luego se marcha del lugar, dejando en él la liga. Cuando el cazador
se ha alejado del sitio en que dejó la liga y se ha ocultado en un lugar
concreto, el simio sale de su madriguera, y se unta los ojos, como lo vio hacer
al cazador; así queda ciego, y no sabe dónde se encuentra. En cuanto ve el cazador
que el mono se ha frotado los ojos con la liga y ha perdido la visión, acude
corriendo con una cuerda que tenía preparada, la ata al cuello del simio, y
sujeta el extremo de la cuerda a un árbol. El mono camina arriba y abajo, y se
amansa a la fuerza. De este modo nos atrapa el demonio, el gran cazador. Viene
al mundo y trae con él la liga del pecado, pues el pecado es como la liga para
las aves. Y muestra al hombre cómo cegar sus ojos y oscurecer su mente, ...".
A partir del siglo XIII los simios aparecen en los márgenes de los
manuscritos -principalmente Libros de
Horas y Salterios-, parodiando acciones humanas, tocando algún instrumento
musical o en lucha con otros animales. La condena de la música profana se expresó desde la reforma gregoriana
por el asunto de los animales músicos. El tema representaría la opinión
del clérigo contra los músicos de ciertos instrumentos al compararles con
animales incapaces de producir lo que es digno de ser conocido como
"música". En uno de los pomos de más calidad artística de la sillería
baja de la catedral de Toledo se representa a un mono tocando una especie de
cornamusa.
La cornamusa es un instrumento bastante simple que se compone de un
odre o pellejo, de un tubo para llenarlo con aire y de un caramillo o soplete
taladrado con algunos agujeros por donde sale el sonido producido por una
pequeña lengüeta; con la evolución del instrumento se le fueron añadiendo al
odre algunos tubos suplementarios o bordones para que por ellos pudiera fluir
un sonido permanente. A la cornamusa se la asociaba con frecuencia con el
símbolo de la lujuria; además, al confiarse el instrumento musical a ciertos
animales no muy bien vistos, como el mono o el cerdo, el símbolo de la lujuria
salía reforzado. En el cuadro de Jérôme Bosch, El Bosco, conservado en el Museo
del Prado y conocido como "El jardín
de las delicias" se representa en una de sus alas, bien como un ropaje
bien como la bandera de una casa libertina, una cornamusa que evoca los
atributos sexuales masculinos.
Que la música no figuraba en la
decoración medieval más que para representar el pecado es una convicción frecuente que proviene del
interés de los investigadores por el simbolismo fálico de los instrumentos. El
único instrumento que parece indisociable del simbolismo sexual es la cornamusa
pues su forma no puede ser más sugestiva; era por excelencia, además, el
instrumento del vagabundo y del mono, aunque también a veces de los cerdos. El
mono es con mucho el animal músico más repetido en las representaciones
artísticas; no debería sorprendernos, ya que es el que imita con más frecuencia
las actividades de los hombres. Sus gustos musicales son en su conjunto
normales con una propensión por aparecer con la cornamusa, por lo demás bastante
habitual en el conjunto de las representaciones artísticas de otros animales.
En uno de los pomos de la sillería figura un mono tocando una flauta sobre un
perro.
Con la excepción de los animales
capaces de sujetar un instrumento musical entre sus manos, como el mono, ¿con
que se relaciona la existencia en la decoración marginal de los animales
músicos?. No se trata de una inversión de comportamiento como en el caso del
cazador cazado -porque los animales no aparecen jamás haciendo bailar a los
hombres adiestrados,- y se parecen más a los animales armados que se baten en
duelo. En los dos casos, la adecuación o la contradicción entre la personalidad
supuesta del animal humanizado y las competencias que le son prestadas se
pueden justificarse por la diversión que procuran en opinión de Jean Wirth.
Estas iconografías no parecen exigir una explicación más específica que la
tendencia general a humanizar al animal para proyectarse mejor, tal como se
hacía en las fábulas, pues la adopción de comportamientos humanos por los
animales no es más que una convención artística.
En otro de los pomos de la
sillería de Toledo se representa a una mona tocada con un turbante y que sujeta
a un cachorro entre sus manos. En los manuscritos iluminados la hembra del mono
suele aparecer junto a sus crías -habitualmente dos, uno colgado de su cuello y
el otro, su preferido, en brazos-, para ilustrar la historia que sobre su
naturaleza se cuenta en ellos y en la que perseguida por el cazador "cuando está agotada de correr sobre los
cuartos trasero, la mona ha de desembarazarse del que ama, y llevar a cuestas
al que detesta, quiera o no" según se indica en el Bestiario de
Cambridge; reflejo de esta leyenda puede ser la decoración marginal del folio
107v del manuscrito Royal 2 B VII conservado en la British Library.
En "Li Bestiaires d'Amours di Maistre Richart de Fornival" se dice:
"La nueva amistad puede compararse
al hombre desnudo, y el amor afianzado al hombre vestido. Pues, del mismo modo
que el hombre nace desnudo, y se viste cuando ha crecido, igualmente está
desnudo de amor y desvestido del todo cuando acaba de trabar conocimiento, de
forma tal que se atreve a revelar lo más hondo que su corazón contiene".
Rodrigo Alemán probablemente refleja este pasaje en dos de los pomos de la
sillería.
Se dice en el "Bestiaire de
Gervaise" que "El mono tiene
fea apariencia/de diablo tiene forma y apariencia/más parece diablo que bestia"
y eso parece pensó uno de los tallistas de un pomo ahora algo destrozado y que
no nos permite su completa identificación
Y en el Bestiario de Cambridge se
insiste con otras palabras que no difieren mucho: "Aún admitiendo que el
mono, en conjunto, es poco agraciado, su trasero es realmente feo y horrible en
exceso"; opinión que no parece compartir otro animal que retoza con él en
otro pomo de la sillería.
Quizás -al estar en un espacio
coral-, convenga recordar ahora, al ver este pomo, los "carmina"
goliardescos que plasmados en escritos en latín se guardan en muchos archivos
catedralicios, poemas muchas veces de naturaleza erótica, sensual y escabrosa,
con temas amorosos y tabernarios, y que deben ser interpretados a la luz de la
violenta sátira y en la ironía contra las prácticas de algunos eclesiásticos y
responsables religiosos. Recoge García-Villoslada un texto del cisterciense
Helinaldo de Froidmont que resume las andanzas de ciertos clérigos de la época:
"Estos estudiantes suelen recorrer
el mundo y las ciudades, echándose a perder por el exceso de disciplinas..: En
París estos clérigos buscan las artes liberales, en Orleans los clásicos, en
Bolonia los códigos de derecho, en Salermo las redomas de medicinas, en Toledo
los espíritus y en ninguna parte las buenas costumbres".
En unos pomos de la sillería se
representa a un mono bebiendo de una escudilla y a un simio con unos libros en
la mano; probablemente la idea del tallista era que prevaleciese lo decorativo
sobre lo iconográfico y los temas elegidos no sean sino excusas para tallar
alegres formas, como es el caso también en otro en que aparece un simio
enseñando los dientes.
Si bien llama la atención que el
30% de las tallas de animales en los pomos correspondan a imágenes de simios en
distintas circunstancias puede ser interesante recordar que en el Breviario de
Isabel la Católica, conservado ahora en la British Library, aparecen monos en
las ilustraciones marginales de 523 folios del Breviario participando, en
general, en actividades reconocibles como humanas. La existencia de diversas
piezas que responden a la misma iconografía nos permite comprobar cómo la
realización de una sillería de coro no obedecía a una sola personalidad sino a
un taller con diferentes destrezas en sus componentes; aunque en el caso de la
sillería baja de Toledo la personalidad del maestro Rodrigo Alemán es
preponderante.
La función de los Pomos en las
sillas bajas era la de delimitar el dosel que pertenece a cada uno de los estalos;
su origen es difícil de determinar si bien lo probable es que surgiesen como
imitación de alguno de los elementos decorativos que suelen colgar de los
doseles corridos de las sillas altas. Su evolución siguió en parte la de los
apoyamanos; pasaron de ser unos elementos cilíndricos, con las caras circulares
decoradas con tallas de escaso relieve a esculturas de bulto redondo adaptadas
más o menos a la forma cilíndrica en unos casos y terminaron por desaparecer o fueron sustituidos por una sencilla moldura. Cuando toman la forma de esculturas
de bulto -como es el caso, salvo en los paneles terminales, de la sillería baja
de Toledo -, se acomodan como figuras en situaciones ajustadas a la primitiva forma
circular del pomo, tal como animales enroscados con la cabeza vuelta hacia la
grupa o figuras humanas agachadas; el animal más representado después del mono
es el perro.
Llama la atención en la sillería
toledana el gran número de elementos que plasman de una u otra manera el
comportamiento homosexual de algunos animales; para su comprensión es necesario
recordar, la época, el ámbito en que se encuentran estas representaciones y que
su presencia refleja la condena de ciertas actitudes o comportamientos humanos al
compararlos con los de los animales. Es el caso de algunos pomos que muestran
el conocido en la época como "pecado
de Sodoma" o "pecado
nefando" pero manifestado entre perros, monos u otros animales y del
que presentamos sólo un caso .
Más inocentes parecen ser los
pomos que revelan luchas entre animales en unos casos con una apariencia de no excesiva
agresividad
y en otros con una fisonomía de
supervivencia como es el caso del que nos enseña a un animal, quizás un perro, mientras
se come a un lagarto.
Aunque algunas tallas han sido
realizadas por manos no excesivamente expertas es probable que fuesen aceptadas por Rodrigo
Alemán en base a que en aquel tiempo la fealdad se asociaba siempre con el
demonio o el pecado.
En la sillería dentro de la
temática de animales más o menos naturalista las aves no están muy
representadas en los pomos; figuran un ave de presa, un posible pelícano en
actitud de picarse el pecho con el pico y sin las crías y que por estar
mutilada no se posible asegurar su identificación y un pajarraco en un panel
terminal.
El oso, que suele aparecer con
frecuencia en estas representaciones lo hace dos veces, aunque ambos pomos han
sido mutilados; en una parece morder una pata que según Isabel Mateo podría
aludir a los imprevisores en base a un texto, "La nave de los locos",
de S. Brandt. En otro pomo el oso debía estar tocando la cornamusa, lo que no
es posible confirmar dado el estado actual de la figura, en cuyo caso le sería
aplicable el refrán recogido en El Corbacho al aludir a los frailes y seglares
que no respetan a la mujer del prójimo "Dignos por sus fechos de tañer la cornamusa" que alude a las
personas indignas. En un pomo que se representa a un animal hembra con una bola
se podría estar refiriendo a los judíos con una peyorativa asociación del cerdo
(o con su sinónimo marrano) y el judío "que en el racista ambiente de la época llegó a tener la connotación de
"judío o moro falsamente convertido"" en palabras de Dorothy
Kraus, que recuerda que en 1473, "durante
la matanza de judíos y conversos en Toledo, las campanas de las iglesias de la
ciudad llamaban a los campesinos de los campos cercanos para reunirse en la
catedral". De un pomo que presenta dos animales boca arriba, que
podrían ser ratas, desconozco su significado e interpretación.
Para el hombre medieval los "monstruos" que encontraba en lo que
ahora conocemos como representaciones artísticas pertenecían a la estética que
seduce y repugna a la vez, "deformis
formositas ac forma disformitas" decía San Bernardo. En las tallas
góticas aparece con frecuencia como un ser híbrido, con detalles de animales
corrientes fusionadas en un solo cuerpo, convertido en una bestia fantástica;
la lucha del bien y del mal llevó a los artistas a buscar el modo de producir
horror, la fealdad se convirtió en signo de perversión, como escribía Claude
Kappler "hacia finales de la Edad
Media se produjo el progresivo deslizamiento de lo monstruoso hacia lo
diabólico". Según Michael Camille, en cambio, lo que se pretendía con
ellos era eludir el significado convencional de animales y criaturas comunes y
estaba ligada a la capacidad más que a la imaginación humana de crear y
combinar.
A la pregunta sobre que
significado encierran estos monstruos, por tanto, suele responderse con dos
teorías contradictorias; para unos los monstruos expresan en forma simbólica la
vida religiosa o moral. El monstruo representaba la desviación de la norma, la
transgresión de las leyes, y por tanto suponía un desafío contra la naturaleza;
simbolizaba el caos, las tinieblas y todos nuestros temores más hondos. La
diferencia principal entre el animal y el monstruo es que el primero mata para
alimentarse en tanto que el monstruo no se sacia y por ello devora
constantemente; así el infierno se representaba con frecuencia como un monstruo
con las fauces abiertas. El mal se representaba por un animal monstruoso lo que
no era sino una continuidad del alfabeto iconográfico románico.
Para otros, por el contrario, los
monstruos no tenían ningún sentido y tan sólo respondían a una necesidad
decorativa, pues a lo largo de la Edad Media existió un gran sentido lúdico que
en las sillerías de coro se tradujo en un mundo sorprendente que pobló los
espacios secundarios de las sillerías.
BIBLIOGRAFÍA.
-Frédéric Billiet, "La
Cornemuse dans les stalles européennes", Leeds 1998.
-Michael Camille, "Images
dans les marges. Aux limites de l'art médiéval", Paris 1997.
-Ismael Fernández de la Cuesta, "La alegría en el monasterio. Los "Carmina Goliardescos" y la vida monástica", Aguilar de Campoo 2004.
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-Dorothee Heim, "Rodrigo
Alemán und die Toledaner Skulptur um 1500", Kiel 2006.
-Claude Kappler, "Monstruos, demonios y maravillas a fines de la Edad Media", Madrid 1986.
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-Dorothy y Henry Kraus, "Las
sillerías góticas españolas", Madrid 1984.
-Fernando López-Ríos Fernández,
"Arte y medicina en las misericordias de los coros españoles",
Salamanca 1991.
-Louis Maeterlinck, "Le genre satirique, fantastique et licencieux dans la sculpture flamande et wallone: les misericords des stalles", Paris 1910.
-Louis Maeterlinck, "Le genre satirique, fantastique et licencieux dans la sculpture flamande et wallone: les misericords des stalles", Paris 1910.
-Ignacio Malaxecheverría (ed.),
"Bestiario Medieval", Madrid 1989.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
-Joaquín Rubio Tovar, "Monstruos y seres fantásticos en la literatura y el pensamiento medieval", en "Poder y seducción de la imagen románica", Aguilar de Campoo 2006.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
-Joaquín Rubio Tovar, "Monstruos y seres fantásticos en la literatura y el pensamiento medieval", en "Poder y seducción de la imagen románica", Aguilar de Campoo 2006.
-Mª Dolores Teijeira Pablos,
"Las sillerías de coro en la escultura tardogótica española. El grupo
leonés", León 1999.
-Mónica Ann Walker Vadillo,
"Los Simios", Revista digital de Iconografía medieval, Madrid 2013.
NOTAS.
-Para los no cazadores conviene
señalar que la "liga" citada en los Bestiarios es una "Masa hecha con zumo del muérdago para cazar
pájaros" (RAE 22ª edic.).
(cont.)
(cont.)
He publicado en mi muro de facebook un enlace al blog, espero que los que lo vean disfruten tanto con él como yo lo hago. Gracias otra vez.
ResponderEliminarGracias a ti.
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