lunes, 24 de junio de 2013

SILLERÍAS DE CORO (VIII)

La Sillería Baja del coro de la Catedral de Toledo.
"Pomos" (I)
(SEXTA PARTE)


En el mundo medieval el lenguaje simbólico abarcaba todos los aspectos de la vida del hombre, y el simbolismo animal reflejaba no sólo su sentir hacia ellos sino sobre todo hacia los hombres; los Bestiarios medievales ilustraban así, a través de los animales, el dogma y la moral cristiana. En la traducción de Carlill del "Physiologus" griego, p.e., al hablar de los simios se dice: "Este animal es muy travieso y aficionado a la imitación. Todo lo que ve hacer a los hombres, lo repite inmediatamente. Así, el que desea capturar un mono toma una clase de liga llamada liga para aves, y finge untarse los ojos con ella; luego se marcha del lugar, dejando en él la liga. Cuando el cazador se ha alejado del sitio en que dejó la liga y se ha ocultado en un lugar concreto, el simio sale de su madriguera, y se unta los ojos, como lo vio hacer al cazador; así queda ciego, y no sabe dónde se encuentra. En cuanto ve el cazador que el mono se ha frotado los ojos con la liga y ha perdido la visión, acude corriendo con una cuerda que tenía preparada, la ata al cuello del simio, y sujeta el extremo de la cuerda a un árbol. El mono camina arriba y abajo, y se amansa a la fuerza. De este modo nos atrapa el demonio, el gran cazador. Viene al mundo y trae con él la liga del pecado, pues el pecado es como la liga para las aves. Y muestra al hombre cómo cegar sus ojos y oscurecer su mente, ...".
A partir del siglo XIII los simios aparecen en los márgenes de los manuscritos  -principalmente Libros de Horas y Salterios-, parodiando acciones humanas, tocando algún instrumento musical o en lucha con otros animales. La condena de la música profana se expresó desde la reforma gregoriana por el asunto de los animales músicos. El tema representaría la opinión del clérigo contra los músicos de ciertos instrumentos al compararles con animales incapaces de producir lo que es digno de ser conocido como "música". En uno de los pomos de más calidad artística de la sillería baja de la catedral de Toledo se representa a un mono tocando una especie de cornamusa.
La cornamusa es un instrumento bastante simple que se compone de un odre o pellejo, de un tubo para llenarlo con aire y de un caramillo o soplete taladrado con algunos agujeros por donde sale el sonido producido por una pequeña lengüeta; con la evolución del instrumento se le fueron añadiendo al odre algunos tubos suplementarios o bordones para que por ellos pudiera fluir un sonido permanente. A la cornamusa se la asociaba con frecuencia con el símbolo de la lujuria; además, al confiarse el instrumento musical a ciertos animales no muy bien vistos, como el mono o el cerdo, el símbolo de la lujuria salía reforzado. En el cuadro de Jérôme Bosch, El Bosco, conservado en el Museo del Prado y conocido como "El jardín de las delicias" se representa en una de sus alas, bien como un ropaje bien como la bandera de una casa libertina, una cornamusa que evoca los atributos sexuales masculinos.
Que la música no figuraba en la decoración medieval más que para representar el pecado  es una convicción frecuente que proviene del interés de los investigadores por el simbolismo fálico de los instrumentos. El único instrumento que parece indisociable del simbolismo sexual es la cornamusa pues su forma no puede ser más sugestiva; era por excelencia, además, el instrumento del vagabundo y del mono, aunque también a veces de los cerdos. El mono es con mucho el animal músico más repetido en las representaciones artísticas; no debería sorprendernos, ya que es el que imita con más frecuencia las actividades de los hombres. Sus gustos musicales son en su conjunto normales con una propensión por aparecer con la cornamusa, por lo demás bastante habitual en el conjunto de las representaciones artísticas de otros animales. En uno de los pomos de la sillería figura un mono tocando una flauta sobre un perro.
Con la excepción de los animales capaces de sujetar un instrumento musical entre sus manos, como el mono, ¿con que se relaciona la existencia en la decoración marginal de los animales músicos?. No se trata de una inversión de comportamiento como en el caso del cazador cazado -porque los animales no aparecen jamás haciendo bailar a los hombres adiestrados,- y se parecen más a los animales armados que se baten en duelo. En los dos casos, la adecuación o la contradicción entre la personalidad supuesta del animal humanizado y las competencias que le son prestadas se pueden justificarse por la diversión que procuran en opinión de Jean Wirth. Estas iconografías no parecen exigir una explicación más específica que la tendencia general a humanizar al animal para proyectarse mejor, tal como se hacía en las fábulas, pues la adopción de comportamientos humanos por los animales no es más que una convención artística.
En otro de los pomos de la sillería de Toledo se representa a una mona tocada con un turbante y que sujeta a un cachorro entre sus manos. En los manuscritos iluminados la hembra del mono suele aparecer junto a sus crías -habitualmente dos, uno colgado de su cuello y el otro, su preferido, en brazos-, para ilustrar la historia que sobre su naturaleza se cuenta en ellos y en la que perseguida por el cazador "cuando está agotada de correr sobre los cuartos trasero, la mona ha de desembarazarse del que ama, y llevar a cuestas al que detesta, quiera o no" según se indica en el Bestiario de Cambridge; reflejo de esta leyenda puede ser la decoración marginal del folio 107v del manuscrito Royal 2 B VII conservado en la British Library.
En "Li Bestiaires d'Amours di Maistre Richart de Fornival" se dice: "La nueva amistad puede compararse al hombre desnudo, y el amor afianzado al hombre vestido. Pues, del mismo modo que el hombre nace desnudo, y se viste cuando ha crecido, igualmente está desnudo de amor y desvestido del todo cuando acaba de trabar conocimiento, de forma tal que se atreve a revelar lo más hondo que su corazón contiene". Rodrigo Alemán probablemente refleja este pasaje en dos de los pomos de la sillería.
Se dice en el "Bestiaire de Gervaise" que "El mono tiene fea apariencia/de diablo tiene forma y apariencia/más parece diablo que bestia" y eso parece pensó uno de los tallistas de un pomo ahora algo destrozado y que no nos permite su completa identificación
Y en el Bestiario de Cambridge se insiste con otras palabras que no difieren mucho: "Aún admitiendo que el mono, en conjunto, es poco agraciado, su trasero es realmente feo y horrible en exceso"; opinión que no parece compartir otro animal que retoza con él en otro pomo de la sillería.
Quizás -al estar en un espacio coral-, convenga recordar ahora, al ver este pomo, los "carmina" goliardescos que plasmados en escritos en latín se guardan en muchos archivos catedralicios, poemas muchas veces de naturaleza erótica, sensual y escabrosa, con temas amorosos y tabernarios, y que deben ser interpretados a la luz de la violenta sátira y en la ironía contra las prácticas de algunos eclesiásticos y responsables religiosos. Recoge García-Villoslada un texto del cisterciense Helinaldo de Froidmont que resume las andanzas de ciertos clérigos de la época: "Estos estudiantes suelen recorrer el mundo y las ciudades, echándose a perder por el exceso de disciplinas..: En París estos clérigos buscan las artes liberales, en Orleans los clásicos, en Bolonia los códigos de derecho, en Salermo las redomas de medicinas, en Toledo los espíritus y en ninguna parte las buenas costumbres".
En unos pomos de la sillería se representa a un mono bebiendo de una escudilla y a un simio con unos libros en la mano; probablemente la idea del tallista era que prevaleciese lo decorativo sobre lo iconográfico y los temas elegidos no sean sino excusas para tallar alegres formas, como es el caso también en otro en que aparece un simio enseñando los dientes.
Si bien llama la atención que el 30% de las tallas de animales en los pomos correspondan a imágenes de simios en distintas circunstancias puede ser interesante recordar que en el Breviario de Isabel la Católica, conservado ahora en la British Library, aparecen monos en las ilustraciones marginales de 523 folios del Breviario participando, en general, en actividades reconocibles como humanas. La existencia de diversas piezas que responden a la misma iconografía nos permite comprobar cómo la realización de una sillería de coro no obedecía a una sola personalidad sino a un taller con diferentes destrezas en sus componentes; aunque en el caso de la sillería baja de Toledo la personalidad del maestro Rodrigo Alemán es preponderante.
La función de los Pomos en las sillas bajas era la de delimitar el dosel que pertenece a cada uno de los estalos; su origen es difícil de determinar si bien lo probable es que surgiesen como imitación de alguno de los elementos decorativos que suelen colgar de los doseles corridos de las sillas altas. Su evolución siguió en parte la de los apoyamanos; pasaron de ser unos elementos cilíndricos, con las caras circulares decoradas con tallas de escaso relieve a esculturas de bulto redondo adaptadas más o menos a la forma cilíndrica en unos casos y terminaron por desaparecer o fueron sustituidos por una sencilla moldura. Cuando toman la forma de esculturas de bulto -como es el caso, salvo en los paneles terminales, de la sillería baja de Toledo -, se acomodan como figuras en situaciones ajustadas a la primitiva forma circular del pomo, tal como animales enroscados con la cabeza vuelta hacia la grupa o figuras humanas agachadas; el animal más representado después del mono es el perro.
Llama la atención en la sillería toledana el gran número de elementos que plasman de una u otra manera el comportamiento homosexual de algunos animales; para su comprensión es necesario recordar, la época, el ámbito en que se encuentran estas representaciones y que su presencia refleja la condena de ciertas actitudes o comportamientos humanos al compararlos con los de los animales. Es el caso de algunos pomos que muestran el conocido en la época como "pecado de Sodoma" o "pecado nefando" pero manifestado entre perros, monos u otros animales y del que presentamos sólo un caso .
Más inocentes parecen ser los pomos que revelan luchas entre animales en unos casos con una apariencia de no excesiva agresividad
y en otros con una fisonomía de supervivencia como es el caso del que nos enseña a un animal, quizás un perro, mientras se come a un lagarto.
Aunque algunas tallas han sido realizadas por manos no excesivamente expertas  es probable que fuesen aceptadas por Rodrigo Alemán en base a que en aquel tiempo la fealdad se asociaba siempre con el demonio o el pecado.
En la sillería dentro de la temática de animales más o menos naturalista las aves no están muy representadas en los pomos; figuran un ave de presa, un posible pelícano en actitud de picarse el pecho con el pico y sin las crías y que por estar mutilada no se posible asegurar su identificación y un pajarraco en un panel terminal.
El oso, que suele aparecer con frecuencia en estas representaciones lo hace dos veces, aunque ambos pomos han sido mutilados; en una parece morder una pata que según Isabel Mateo podría aludir a los imprevisores en base a un texto, "La nave de los locos", de S. Brandt. En otro pomo el oso debía estar tocando la cornamusa, lo que no es posible confirmar dado el estado actual de la figura, en cuyo caso le sería aplicable el refrán recogido en El Corbacho al aludir a los frailes y seglares que no respetan a la mujer del prójimo "Dignos por sus fechos de tañer la cornamusa" que alude a las personas indignas. En un pomo que se representa a un animal hembra con una bola se podría estar refiriendo a los judíos con una peyorativa asociación del cerdo (o con su sinónimo marrano) y el judío "que en el racista ambiente de la época llegó a tener la connotación de "judío o moro falsamente convertido"" en palabras de Dorothy Kraus, que recuerda que en 1473, "durante la matanza de judíos y conversos en Toledo, las campanas de las iglesias de la ciudad llamaban a los campesinos de los campos cercanos para reunirse en la catedral". De un pomo que presenta dos animales boca arriba, que podrían ser ratas, desconozco su significado e interpretación.
Para el hombre medieval los "monstruos" que encontraba en lo que ahora conocemos como representaciones artísticas pertenecían a la estética que seduce y repugna a la vez, "deformis formositas ac forma disformitas" decía San Bernardo. En las tallas góticas aparece con frecuencia como un ser híbrido, con detalles de animales corrientes fusionadas en un solo cuerpo, convertido en una bestia fantástica; la lucha del bien y del mal llevó a los artistas a buscar el modo de producir horror, la fealdad se convirtió en signo de perversión, como escribía Claude Kappler "hacia finales de la Edad Media se produjo el progresivo deslizamiento de lo monstruoso hacia lo diabólico". Según Michael Camille, en cambio, lo que se pretendía con ellos era eludir el significado convencional de animales y criaturas comunes y estaba ligada a la capacidad más que a la imaginación humana de crear y combinar.
A la pregunta sobre que significado encierran estos monstruos, por tanto, suele responderse con dos teorías contradictorias; para unos los monstruos expresan en forma simbólica la vida religiosa o moral. El monstruo representaba la desviación de la norma, la transgresión de las leyes, y por tanto suponía un desafío contra la naturaleza; simbolizaba el caos, las tinieblas y todos nuestros temores más hondos. La diferencia principal entre el animal y el monstruo es que el primero mata para alimentarse en tanto que el monstruo no se sacia y por ello devora constantemente; así el infierno se representaba con frecuencia como un monstruo con las fauces abiertas. El mal se representaba por un animal monstruoso lo que no era sino una continuidad del alfabeto iconográfico románico.
Para otros, por el contrario, los monstruos no tenían ningún sentido y tan sólo respondían a una necesidad decorativa, pues a lo largo de la Edad Media existió un gran sentido lúdico que en las sillerías de coro se tradujo en un mundo sorprendente que pobló los espacios secundarios de las sillerías.
BIBLIOGRAFÍA.
-Frédéric Billiet, "La Cornemuse dans les stalles européennes", Leeds 1998.
-Michael Camille, "Images dans les marges. Aux limites de l'art médiéval", Paris 1997.
-Ismael Fernández de la Cuesta, "La alegría en el monasterio. Los "Carmina Goliardescos" y la vida monástica", Aguilar de Campoo 2004.
-Dorothee Heim, "Rodrigo Alemán und die Toledaner Skulptur um 1500", Kiel 2006.
-Claude Kappler, "Monstruos, demonios y maravillas a fines de la Edad Media", Madrid 1986.
-Dorothy y Henry Kraus, "Las sillerías góticas españolas", Madrid 1984.
-Fernando López-Ríos Fernández, "Arte y medicina en las misericordias de los coros españoles", Salamanca 1991.
-Louis Maeterlinck, "Le genre satirique, fantastique et licencieux dans la sculpture flamande et wallone: les misericords des stalles", Paris 1910.
-Ignacio Malaxecheverría (ed.), "Bestiario Medieval", Madrid 1989.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
-Joaquín Rubio Tovar, "Monstruos y seres fantásticos en la literatura y el pensamiento medieval", en "Poder y seducción de la imagen románica", Aguilar de Campoo 2006.
-Mª Dolores Teijeira Pablos, "Las sillerías de coro en la escultura tardogótica española. El grupo leonés", León 1999.
-Mónica Ann Walker Vadillo, "Los Simios", Revista digital de Iconografía medieval, Madrid 2013.

NOTAS.

-Para los no cazadores conviene señalar que la "liga" citada en los Bestiarios es una "Masa hecha con zumo del muérdago para cazar pájaros" (RAE 22ª edic.).
(cont.)

2 comentarios:

  1. He publicado en mi muro de facebook un enlace al blog, espero que los que lo vean disfruten tanto con él como yo lo hago. Gracias otra vez.

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