Retablo de los Mier (iglesia de Santa María del
Castillo, Cervera de Pisuerga),
Una de las mayores
preocupaciones de los cristianos de la Edad Media era asegurarse un lugar
destacado de enterramiento. La elección de sepultura en el caso de las personas
más privilegiadas se hacía edificando una capilla privada; la costumbre se
convirtió en una práctica habitual entre los más poderosos para asegurarse una
fama póstuma. Su construcción además de poseer una función simbólica señalaba
un lugar al que tenían que asistir los familiares para mantener sus lazos con
el difunto y al estar en el interior de las iglesias se aseguraba que los vivos
se acordasen de los muertos al asistir a los oficios litúrgicos, así como la
protección de los santos y que los demonios tuvieran más dificultades para
acercarse a su sepulcro.
En uno de los costados de
la iglesia de Santa María del Castillo en Cervera del Pisuerga destaca una
estructura de notable volumen; corresponde al exterior de la capilla funeraria de
Santa Ana. Fue fundada por don Gutierre de Mier en unión de su primera esposa
Isabel de Orenes a finales del siglo XV; en el testamento otorgado en Burgos en 12 de febrero
de 1513 disponía que "mi cuerpo sea enterrado en la mi capilla de Santa María de Cervera que
con la advocacion de Nuestra Señora Santa Ana yo e Isabel de Orens mi primera
mujer que esté en Santa Gloriae hicimos e edificamos".
La fundación extremadamente
frugal en su decoración presenta en uno de sus muros los escudos de los dos
fundadores. Uno pertenece a Gutierre Pérez de Mier y el otro a su esposa Isabel
de Orenes, ambos enterrados en la capilla. Cuatro de las cinco claves de la bóveda figuran adornadas por la cruz potenzada o de Jerusalén rodeada por un círculo en llamas (el "sol bernardino" atributo de san Bernardino de Siena), las dos insignias adoptadas por los Condestables.
La relación del matrimonio
Mier con los Condestables de Castilla don Pedro Fernández de Velasco y su
esposa doña Mencía de Mendoza, así como con sus hijos, parece explicar el hecho
de que aparezcan en la capilla sus armas, pues don Gutierre de Mier había sido
su Camarero; se consideraba entonces mérito digno de figurar entre los datos
que contribuían a proporcionar una mayor
gloria a su memoria y a identificar con
precisión a un personaje el haber servido a las órdenes personales de grandes
nobles. Bajo los escudos la divisa: "Omnia
Praeterunt Praeter Amare Deum" (Todo pasará, salvo amar a Dios).
Entre los escudos y en el
vértice del arco conopial que enmarca el retablo figura "una trágica Piedad, de piedra, de mucho
sabor gótico" en el decir de Portela Sandoval o "tan borgoñona como la del trasaltar de
Burgos" en el de Isabel del Río; la tradición asigna sus trazas a Simón de Colonia.
Las noticias que conocemos
de la decoración del altar que preside la capilla funeraria provienen del
testamento de Gutierre de Mier; dicen así: «El retablo que yo tengo hecho en
casa de León, pintor, mando que se lleve a la dicha capilla. El cual está obligado de acabar el dicho pintor, por quinientos reales que tiene
resçibidos diez mill maravedís. Mando que el resto se pague de mi hacienda. E a
de hazer ciertas piezas en el banco como con él está asentado, e lo sabe
maestre Felipe, e en él se an de poner el retablo de los Reyes que yo compré, como sabe Cosyo", y quizás merezcan algunos comentarios. El
"retablo de los Reyes" que se menciona en el testamento debió ser un
pequeño tríptico cuya escena central era la tabla de "la Adoración de los
Magos" -no hace mucho aún conservaba sobre los laterales los goznes de las bisagras-, que preside ahora el retablo de la capilla de Santa Ana; Juan de
Cosío fue secretario de doña Mencía de Mendoza condesa de Haro y mujer del
Condestable don Pedro Fernández de Velasco y si en el testamento se menciona el retablo probablemente se debiese a que la tabla o pequeño tríptico debió de figurar
entre las pertenencias de doña Mencía vendidas tras su muerte en 1500. Finalmente quizás convenga también recordar que Gutierre de Mier fue "cabeçalero" o ejecutor del testamento de doña Mencía.
La tabla de la
"Adoración de los Magos" ha sido considerada por diversos
historiadores de arte de mano de Juan de Flandes. El primero que le adscribió
la autoría fue Tormo en 1918, mantenida luego por Sánchez Cantón, Gudiol y
otros; Elisa Bermejo rechazó esta atribución en 1962 y propuso asignársela a
Melchor Alemán, e Ignacio Vandevivere en 1967 incluyó esta tabla -"panel
central de un tríptico desmembrado"-, en el Corpus de los primitivos flamencos
como obra de Juan de Flandes realizada en España. En 2006 Pilar Silva Maroto, que en 1994 la excluía entre las obras atribuidas a Juan de Flandes, sugirió se hiciese un estudio técnico más profundo para vincular o rechazar su
adscripción al pintor flamenco. Para otros historiadores la tabla es obra del pintor de corte Michael Zittow; por eso quizás lo más prudente sea dejarla de momento como de autor anónimo pintada en Burgos alrededor de 1496. Paso por alto los simbolismos que tanto Vandevivere
como algunos otros historiadores han atribuido a la iconografía de la tabla por
parecerme excesivos. La causa de la destrucción de la parte inferior de la tabla -consecuencia de la humedad del musgo y a la utilización de clavos-, tuvo su origen en el siglo XIX en la costumbre de situar en Navidad el Belén adosado al cuadro.
La bancada del retablo está
integrada por dos grupos de retratos de los difuntos y sus descendientes
situados en adoración de la escena de la Epifanía, a modo de puertas de un
tríptico flamenco y con la aparente intención de agregar a la familia a la comitiva de los Magos. En uno de ellos Santa Elena presenta a Gutierre de Mier acompañado de su hijo Francisco y su yerno
Juan de Cosío esposo de su hija Francisca. Gracias al testamento de aquel conocemos a los artífices del retablo: "maestre Felipe" -responsable de la concepción y talla-, no era sino Felipe Bigarny y "León, pintor", -el autor de la policromía-, León Picardo, maestros que trabajaban para los Condestables de Castilla.
En el panel derecho es San
Andrés el que presenta a doña Isabel de Orenes -cabello cubierto por un velo recogido bajo la barbilla-, seguida de sus hijas Mencía y
Francisca (con larga trenza atada con cintas cruzadas). La elección de los santos presentadores puede explicarse por el verdadero amor que los donantes del retablo tenían por el Condestable Pedro Fernández de Velasco y por su esposa Mencía de Mendoza; san Andrés era el patrón de la orden de la Vera Cruz fundada por el I Conde de Haro y santa Elena estaba estrechamente ligada a la Santa Cruz especial devoción del cardenal Mendoza hermano de doña Mencía.
La composición principal del
cuerpo superior, y único, del retablo presenta a Santa Ana con la Virgen y el
Niño cobijada bajo afiligranados doseletes de tracería gótica. De nuevo hemos de recordar a doña Mencía de Mendoza que para su capilla funeraria en la catedral de Burgos encargó a Gil de Siloe como retablo personal para el ámbito femenino, el de la capilla de la Epístola, uno presidido por Santa Ana Trinitaria o Santa Ana Triple composición que enfatiza los lazos entre santa Ana y las dos generaciones posteriores; este tipo de Sagrada Familia -derivada o encuadrada en la iconografía conocida como la "Santa parentela"-, agrupa a tres generaciones, abuela, madre e hijo y fue la fuente última de muchas de las iconografías de la Navidad en la Edad Media.
La Virgen de rostro dulce, con el Niño desnudo que se inclina hacia su abuela Santa Ana, se acerca en el sentimiento y carácter, en opinión de Beatrice Proske, a la Virgen del retablo de la Adoración de los Reyes Magos que Bigarny realizó para la iglesia de San Gil en Burgos, aunque el grupo de Cervera debe ser anterior, pues los dobleces de los paños a la altura de las rodillas mantienen la angulosidad gótica.
A mediados del siglo XV después de las primeras
plagas, cuando las clases medias se estaban recuperando, se extendió por
Alemania el culto a Santa Ana; la cohesión de la familia era muy importante por
lo que no es de extrañar que se acrecentase el interés por Santa Ana madre de
María y abuela de Jesús. No debe olvidarse que para el espíritu medieval puesto
que Jesús no tuvo un padre biológico su descendencia de Ana era el origen de su
parentesco con la humanidad. Coincidió además con el atractivo por conocer la
genealogía que se difundió en ciertas capas de la sociedad, pues a menudo las
identidades personales se expresaban en función de los parentescos en especial
entre la clase alta burguesa.
Las imágenes exentas que en
este tipo de retablos solían acompañar a la escena principal se reducen aquí a las
esculturas de san Juan Bautista y de San Francisco de Asís cobijadas por
doseletes.
San Francisco, fundador de la Orden Franciscana, aparece
mostrando sus llagas y san Juan Bautista presenta su iconografía habitual con
el cordero apoyado sobre un libro. En la Edad Media las imágenes estaban al servicio de la memoria; así, la presencia de san Francisco en el retablo puede ser otro testimonio de que Gutierre de Mier había asumido como propias las devociones de la condesa más que las del Condestable, pues no se debe olvidar que la religiosidad de doña Mencía se fundamentó en gran medida en la espiritualidad franciscana.
En el remate del cuerpo
superior figura un tema del "quattrocento" habitual en los sarcófagos
romanos aunque también popularizado entre los pintores flamencos: son los niños
o ángeles corriendo las cortinas.
En palabras de Isabel del
Río en Cervera, en términos de retablista, Bigarny "pese a que está obligado a someter las escenas a un encasamento trata
de que las imágenes ocupen un espacio independiente de la arquitectura donde
están aplicadas".
BIBLIOGRAFÍA.
-Mariano Cagigal, "La
capilla de Santa Ana, en Cervera de Río Pisuerga (Palencia)", BSEExc nº32,
1924.
-Luciano Huidobro y Serna, "Artistas
burgaleses: León Picardo", CPMHAB nº. 66, Burgos 1939.
-Felipe Pereda, "Mencía de Mendoza, mujer del I Condestable de Castilla: el significado del patronazgo femenino en la Castilla del siglo XV", Valladolid 2005.
-Francisco Javier de la Plaza Santiago, ficha nº. 12 Cat. Expo. "Memorias y Esplendores", "Las Edades del Hombre", Palencia 1999, y ficha nº. 21 Cat. Expo. "El arte en la época del Tratado de Tordesillas", Valladolid 1994.
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-Francisco Portela Sandoval,
"La escultura del Renacimiento en Palencia", Palencia 1977.
-Beatrice Gilman Proske, "Castilian Sculpture. Gothic to Renaissance", New York 1951.
-Beatrice Gilman Proske, "Castilian Sculpture. Gothic to Renaissance", New York 1951.
-Isabel del Río de la Hoz,
"El escultor Felipe Bigarny (h. 1470-1542)", Salamanca 2001.
-Jesús Sáenz de Miera, ficha
71 Cat. Exp. "Reyes y Mecenas", Madrid 1992.
-Pilar Silva Maroto,
"Juan de Flandes", Salamanca 2006.
-Ignace Vandevivere,
""Les primitives flamandes. La cathedrale de Palencia et l'eglise
paroissiale de Cervera de Pisuerga", Bruxelles 1967.
NOTAS.
Hola Luis, que descanses y que tengas unas buenas vacaciones, claro que nos vemos en septiembre,
ResponderEliminaresperamos seguir leyendo tus espléndidos trabajos.
Saludos
Muchas gracias.
EliminarAprovecharé para terminar de leer unos pocos "posts" que me faltan de de ese magnífico blog que se llama Arte en Madrid.
Hola Luis! Somos el equipo de www.destinocastillayleon.es Muchas gracias por presentarnos tu blog, que hasta ahora no conocíamos. Es un placer conocer a personas que se afanan por descubrir la cultura y el maravilloso arte que guarda Castilla y León. Quedan pocos como tu que sepan valorarlo porque desgraciadamente pocos lo saben y lo estiman. Es el mal endémico de nuestra comunidad.
ResponderEliminarSaludos amigo y buenas vacaciones. Te seguimos leyendo muy atentos a tu vuelta.
Muchas gracias.
ResponderEliminarOs recomiendo visiteis los blogs "viajarconelarte" o"artevalladolid" que también hablan y muy bien de la tierra.
Un saludo.