La Sillería Baja del coro de la Catedral de
Toledo.
Tableros de los respaldos (I).
En los tableros de
los dorsales de la sillería baja del coro de la catedral de Toledo se
representan en bajorrelieve una serie de escenas de la guerra de reconquista
del reino de Granada, una guerra que duró diez años. Aparecen enmarcadas por un
arco carpanel, que se apoya sobre pequeñas columnillas, decorado con elementos
vegetales; las enjutas muestran guerreros, animales, niños o figuras similares.
La sillería había sido encargada por el cardenal Pedro González de Mendoza,
arzobispo de Toledo y uno de los participantes en el ejército cristiano, en el
año de 1489 cuando la guerra no había aún terminado; debía ser un monumento
conmemorativo de la lucha contra los infieles, entonces, quizás, la empresa
más importante de España. El propósito de los relieves -un encargo ante todo
propagandístico-, era más el de reforzar el papel del rey Fernando ante la
aristocracia castellana que el de mantener el recuerdo vivo de la persona del
cardenal, aunque el apoyo de este a la corona se basaba en última instancia en
un cálculo para consolidar los beneficios sociales que representaba para él y
su familia la existencia de una monarquía fuerte.
Cada uno de los 54 relieves
de los tableros enseña una escena de la guerra. Desde el punto de vista
histórico-iconográfico fueron estudiados por Juan de Mata Carriazo y todos los
que han escrito sobre la sillería han aceptado prácticamente sus
identificaciones. Dado que en la guerra se empleaba casi siempre la misma
estrategia -asedio, lucha ante las murallas, entrega de las llaves a las
puertas de la ciudad, e ingreso triunfal de los atacantes-, son los momentos
que eligió "maestre Rodrigo"
para representar en la sillería.
De los cincuenta y
cuatro relieves de los dorsales tan sólo en siete se presentan escenas de
batalla. En uno de ellos, sin identificar la plaza geográfica a que alude, la escena transcurre en un lugar
montañoso con árboles donde aparecen varias torres almenadas. Un grupo de
soldados atacan un recinto amurallado. En la parte izquierda del relieve
figura, junto a tres espingarderos protegidos por cotas de malla bajo las
corazas, un arquero.
La zona inferior del
relieve muestra a tres artilleros. Uno de ellos, equipado con armadura y casco,
carga la recámara de una bombarda presionando con un mazo el taco superior; los
otros dos disparan un pequeño cañón sobre ruedas y una bombarda.
Suele considerarse
que una de las razones del éxito de las tropas cristianas en la guerra de
Granada fue el uso de la artillería. Mata Carriazo cita un texto de la "Historia del marqués de Cádiz" que
al hablar de la torre de las Salinas dice "que era muy fuerte e asentada en un cerro muy alto, en la cual estaban
diez moros, y aquella torre era guarda e atalaya de toda aquella tierra. E el
marqués la mandó combatir con gruesos tiros de pólvora, y espingardas e
ballestería, ...".
Entre las dos torres
principales que figuran en el relieve tres soldados cristianos, vestidos con
coraza y casco suben por una escala armados con espadas. Dice también la "Historia del marqués de Cádiz"
al hablar de la torre de las Salinas: "... e a escala vista la tomó por
fuerza de armas, e tomó presos los moros, e mandó sacar della todo lo que en
ella estaba, e mandóla derribar toda llana por el suelo; en lo cual los moros
rescibieron gran daño, e fue comienzo para se haber de perder más presto aquella
tierra".
A veces los relieves
recogen acontecimientos que fueron posteriormente narrados por las crónicas; es
el caso, p.e., del que se refiere a la conquista
de Moclín en 1486. Fernando del Pulgar -cronista contemporáneo de los hechos-,
recoge así la voladura de una torre por los cristianos: "En este comedio, los maestros de la
artillería tiraron una pella confeccionada de las que lanzaban centellas de
fuego e subían en el ayre. E por caso que paresció traído de la divina
providencia, vino a caer en una torre de la fortaleza donde los moros tenían en
gran guarda toda su pólvora, e alcanzó una de las centellas el lugar en que la
pólvora estaba, e quemóla toda, e quemó ciertos moros e provisiones, e todas
las cosas cercanas al lugar donde cayó".
El relieve muestra
una torre ardiendo de la fortaleza de Moclin consecuencia de un disparo; un
moro herido se derrumba sobre la muralla a causa de la explosión. Al tratarse
de una guerra de asedios a plazas fuertes la artillería jugó un papel
importante. Jerónimo Münzer que había viajado por aquellos lugares en octubre
de 1494 decía: "Saliendo de Granada,
..., hállase en la cima de un monte muy alto el poderosos castillo de Moclín,
... A tres leguas más allá, hacia los estados del rey de Castilla, alzábase
otra fortaleza de cristianos, desde la cual se alcanzaba a ver la ciudad, y
estos dos castillos señalaban las fronteras de ambos reinos, ... Todas las
noches los cristianos encendían una luz en su castillo para que por ella
pudieran guiarse los cautivos que, logrando escapar, buscasen refugio entre los
suyos". Hasta el estudio de Mata
Carriazo los relieves fueron bastante mal conocidos por los historiadores de
arte.
Otras veces, sin
embargo, los tableros exponen situaciones históricamente inadecuadas. Ocurre
así en el que se presenta la entrega de la villa de Montefrío; cuenta Carriazo
que "Rendida la fuerte villa de Moclín,
la reina se aposentó en ella, y el rey dividió su gente en tres partes: la una
quedó guardando el campamento, la otra fue a cercar a Montefrío y él con casi
toda la caballería salió a talar y correr la vega de Granada". En el
relieve, por contra, se presenta al rey Fernando recibiendo las llaves de la
ciudad de la mano de tres moros; imagen contradictoria con lo que escribió
Valera sobre la entrega de la Villa: "En
este medio tiempo el alcayde e moros de Montefrío enbiaron sus mensajeros a la
reyna, que estava en Moclín, enbiándole a ofresçer la villa e fortaleza, de que
la reyna ovo mucho plazer. E partióse para Montefrío y recibió la villa; y en
el mismo día el rey con su hueste llegó a Montefrío".
Las ciudades
presentan en algunas ocasiones detalles característicos, -como es el caso de
Granada con la Alhambra o Málaga con el mar-, pero en general sus puertas y
murallas recuerdan, según Dorothee Heim, las representaciones de las miniaturas
de los manuscritos o de los grabados medievales de Jerusalén o de Troya y, más
imaginativamente, para Felipe Pereda algunos detalles de los relieves evocan obras
concretas de la Roma clásica; Heim señala también el empleo de los tapices con
temas bélicos, entonces tan apreciados, como fuente de inspiración. Quizás sea interesante
recordar que bien con fines decorativos, bien para resguardar el coro de las
corrientes de aire, o para dotar de calidez a las frías paredes del coro,
solían emplearse tapices o simples lienzos. Una fotografía reciente de la
Abadía de Saint Robert de La Chaise Dieu (Francia) puede ayudarnos a hacernos
una idea.
A finales del siglo
XV el tapiz era uno de los medios más empleados para la difusión de la
propaganda bélica o para las historias de ficción caballeresca. En la colegiata
de Pastrana (Guadalajara) se guardan cuatro tapices sobre la "Conquista de Arcila y Tanger" por
Alfonso V de Portugal que pertenecieron a la familia del cardenal Mendoza antes
de 1480 y estuvieron hasta 1667 en su palacio de Guadalajara; se ha supuesto
los conoció Rodrigo Alemán. Algunos detalles de los paños recuerdan aspectos
parciales de los relieves.
En numerosos
relieves de la sillería de coro de la catedral de Toledo se muestra la entrega
de llaves al vencedor; éste acostumbra a figurar en posición elevada frente a
los arrodillados vencidos. Para Heim una representación relacionada en su
estructura con los relieves toledanos son las miniaturas de algunos manuscritos
como las que aparecen en los "Privilegios
y Estatutos de Gante y Flandes" y de las que se ofrece una del
ejemplar conservado en la Österrichische Nationalbibliothek de Viena.
En los dorsales la
reina Isabel la Católica figura tan sólo seis veces (cuatro de ellas con el
rey), el Cardenal nueve y el rey Fernando treinta y siete. No parece lógico que
Isabel la Católica aparezca tan poco en los relieves de la Reconquista de
Granada si el propósito de los relieves hubiera sido sólo ilustrar una guerra -la
última y decisiva de Castilla contra los moros-, y no hubiese detrás de ellos
una utilización como propaganda política; conviene recordar que el coro de la
catedral era el lugar donde participaban los dignatarios de la iglesia muchos
de los cuales pertenecían a la nobleza secular. Más bien se esperaría una frecuencia
de representación similar del rey y de la reina, y sin embargo no es así. El
relieve que escenifica la conquista de Moclín
muestra a la reina Isabel acompañada por su hija doña Juana; a la
infanta se la presenta cabalgando a las andas, los cabellos sueltos, rico
vestido y un monito entre sus manos.
La presencia del
cardenal probablemente se deba a la conciencia de la importancia histórica que
tenía de su propia persona, amén de su verdadera y abundante participación en
aquella guerra. Aunque su comparecencia en alguno de los relieves diste de ser
conforme con los hechos históricos; es el caso del que representa la entrada en
Huercal tras la figura del rey Fernando pues en las campañas de 1488 el
Cardenal no estuvo presente.
La representación de
escenas de la Reconquista en los respaldos de las sillas de coro de la catedral
de Toledo se separa de lo que era habitual hasta entonces. Los estalos solían
adornarse con escenas o personajes del Antiguo o del Nuevo Testamento o todo lo
más con asuntos moralizantes, pero no con acontecimientos mundanos aunque
quizás en el caso de Toledo la guerra podría justificarse como una guerra
religiosa. La estructura compositiva de los relieves
suele obedecer a un esquema en el que ciudad asediada y paisaje se presenta en
una zona y el ejército cristiano en otra.En la zona de la ciudad sitiada acostumbra a incluirse alguna representación secundaria para ayudar en la descripción. En lo que se refiere al ejército, armas y pertrechos están tratados con gran minuciosidad; para Maeterlinck -para quien a primera vista se reconocen todas las características del arte de los miniaturistas flamencos medievales-, "el deseo de explicar todo con un lujo de detalles parece a veces exagerado". Según Miguel Ángel Ladero a medida que la guerra transcurría los efectivos del ejército fueron en aumento llegando a participar cada año 40.000 peones y 12.000 de a caballo en las campañas de los comprendidos entre 1486 y 1491.
Cuando se
representan acciones que exigen amplio espacio la estructura compositiva suele
cambiar; la parte inferior del tablero presenta la acción principal
reservándose la superior, más pequeña, para mostrar la ciudad. Algunas veces en
los relieves comparecen dos acontecimientos que no fueron simultáneos. Es
habitual, p.e., que en una sección se muestre la lucha por la conquista de la ciudad
y en la otra mitad el alcaide que se acerca al rey para rendirla; es el caso,
entre otros varios, de Beles (Vélez
Málaga).
Casos similares son
el relieve que se refiere al asalto y entrega de Ronda y el que representa el
ataque y ocupación de Gor. En el primero de ellos que corresponde a la toma del
arrabal dos guerreros cristianos suben por una escala mientras otros, para
cubrirles, disparan sus espingardas contra los moros que se defienden desde el
adarve lanzándoles grandes piedras; en el segundo, tres moros equipados con
espingarda, lanza y grandes piedras se defienden ante el ataque de dos soldados
cristianos que revestidos con armaduras disponen de ballesta y lanza.
Para el matrimonio Dorothy y Henry Kraus la relativa frecuencia de las alusiones a los judíos en las tallas de los estalos de Rodrigo Alemán refleja lo abundante que era este colectivo entre la población. La importancia política y social que alcanzaron fueron el grito de convocatoria del levantamiento de 1449 y de la matanza de judíos y conversos en 1473 en Toledo. Un cambio tan fuerte en el clima social tuvo sus efectos en el arte y para los Kraus esto puede apreciarse repetidamente en las tallas de maestre Rodrigo: "Lejos de mostrar simpatía por los judíos, ... siguió la tendencia antisemita, aunque con más imaginación de lo que era acostumbrado". Así en otras dos tallas se muestra la huida del hombre rico -una bolsa en la mano y un gran talego sobre el animal-, que es delatado por el rebuzno del asno con el que huye.
En muchas escenas, en
la sección del relieve que muestra la rendición y entrega de las llaves de la
ciudad algunos defensores observan entre las almenas. Es el caso del dorsal en
que se representa la ocupación de Almuñecar; aunque señala Carriazo que las torres
almenadas no parecen españolas.
La
zona del relieve en la que se presenta la lucha por la ciudad asediada o el
paisaje suele incluir alguna representación secundaria que nos ayuda a
comprender algunas situaciones o simplemente muestra detalles alusivos a la
guerra o pormenores pintorescos. Como ejemplo de este
último es interesante señalar el que figura en el relieve que representa
el cerco de la ciudad de Málaga en mayo de 1487. Se trata de un hombre con
tocado judío que huye con su asno pertrechado con la albarda; parece huir de la
horca, situada tras él, en que pende un ajusticiado (pocos años después los
Reyes Católicos declararían la expulsión de los judíos).Para el matrimonio Dorothy y Henry Kraus la relativa frecuencia de las alusiones a los judíos en las tallas de los estalos de Rodrigo Alemán refleja lo abundante que era este colectivo entre la población. La importancia política y social que alcanzaron fueron el grito de convocatoria del levantamiento de 1449 y de la matanza de judíos y conversos en 1473 en Toledo. Un cambio tan fuerte en el clima social tuvo sus efectos en el arte y para los Kraus esto puede apreciarse repetidamente en las tallas de maestre Rodrigo: "Lejos de mostrar simpatía por los judíos, ... siguió la tendencia antisemita, aunque con más imaginación de lo que era acostumbrado". Así en otras dos tallas se muestra la huida del hombre rico -una bolsa en la mano y un gran talego sobre el animal-, que es delatado por el rebuzno del asno con el que huye.
En las ciudades
marítimas suele figurar algún detalle referido a la situación como es el caso de
los relieves alusivos a la rada de Cambriles o a Almería; en los dos, sobre las
olas, se mecen un navío y una pequeña embarcación. Detalles costumbristas los
presentan los dorsales que se refieren a Camoria y a Rión donde una mujer con
un cacharro en la cabeza entra por una puerta de la muralla o un pastor camina
con sus ovejas.
Más incisiva puede
ser la representación secundaria del relieve que representa a una ciudad
marítima que podría ser Adra; para Mata Carriazo: "En la ciudad, un solo moro que mira a otro que se aleja en un bote de
remos".
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-Dorothy y Henry
Kraus, "Las sillerías góticas españolas", Madrid 1984.
-Miguel Ángel Ladero
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[A.E.A. 1927], ed. "En la frontera
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"Les stalles de la cathédrale de Tolède: La conquète de Grenade, par
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"Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de
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-Jerónimo Münzer,
"Itinerarium sive peregrinatio per Hispaniam", ed. José García
Mercadal, "Viajes de extranjeros por España y Portugal", t.1,
Salamanca 1999.
-Felipe Pereda,
"El "antiguo oficio de la caballería": La representación de la
majestad ecuestre en la sillería baja de Toledo", en cat. exp. "Ysabel.
La Reina Católica. Una mirada desde la Catedral Primada", Toledo 2005.
NOTAS.
Fotografía:
Abbaye de la Chaise-Dieu (Francia): Wikimedia Commons (francés).
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