De la sillería de coro de la catedral de Ciudad Rodrigo.
"Drôleries", Frisos y Misericordias.
"Drôleries" (II).
Algunas de las representaciones en los márgenes
de los manuscritos iluminados medievales se refieren a actividades que la tradición religiosa desaprobaba como
la caza, la guerra o los juegos, pero que figuraban entre los pasatiempos
favoritos de los que encargaban los manuscritos; claro está que la oposición de
la Iglesia a estas prácticas fue cada vez más teórica y tolerante. La
representación de un mundo pecaminoso se convertía forzosamente en la del mundo
profano, adquiriendo así una legitimidad al figurar en los libros religiosos o
en las sillerías de coro. La naturaleza, humana y animal, tomaba su lugar en
los márgenes en un momento en que la tendencia teológica dominante le concedía
una singular importancia reconociendo una finalidad al mundo profano.
La influencia del arte antiguo fue constante
durante toda la Edad Media bajo modalidades muy distintas. Uno de los principales motivos recurrentes
legados a la Edad Media por la Antigüedad fue el del hombre desnudo. En la
iconografía bíblica, su aparición está determinada por un puñado de temas, como
la creación y caída de Adán y Eva, la resurrección de los muertos o el bautismo
de Cristo, y su frecuencia está bastante limitada. En la época de la reforma
gregoriana, jugó un papel importante en el decorado secundario de las iglesias,
en particular sobre los capiteles y los modillones, caricaturizado brutalmente
para expresar el escrúpulo por la carne. Se trata de personajes de los dos
sexos exhibiendo sus órganos genitales.
A la inversa, el hombre desnudo es primero
exótico y ligado a la naturaleza salvaje, pero se difunde, así mismo, en
contextos en que se podía esperar verle vestido: a veces tocando la trompeta u
otros instrumentos o participando en juegos deportivos, p.e. Ninguna intención
especial, cómica por ejemplo, es detectable y uno se puede preguntar si la sustitución
de la desnudez al vestido no traduce sencillamente la imitación de la
Antigüedad.
En el arte románico existe una oposición muy
marcada entre dos representaciones de los combates: el combate con armas iguales
y el combate con armas desiguales. El combate con armas iguales aparece casi
siempre tomado por el sentido malo, porque representa a la guerra, al torneo o
al combate judicial, a los que la Iglesia desaprueba. Inversamente, el combate
con armas desiguales puede representar la cruzada o las luchas espirituales y
es tomado en el buen sentido; se trate de san Miguel y el dragón o de las
Virtudes derrotando a los Vicios, la superioridad del bien sobre el mal se
expresaba por la superioridad del armamento. Inversamente, parece difícil
encontrar a un hombre desnudo tratando con un monstruo que no sea un pecador
torturado y el duelo haga normalmente alusión a la discordia. En la sillería de
Ciudad Rodrigo se representa la lucha de un guerrero moro contra uno cristiano;
no hay que olvidar que la toma de Granada había tenido lugar pocos años antes y
que su recuerdo en la sillería de coro de Toledo había sido realizada por el
taller de Rodrigo Alemán.
El combate desigual entre David y Goliat parece
haber sido una fuente inagotable de chistes en el siglo XIII. Para algunos
estudiosos, siguiendo la literatura de las "fabliaux " francesas,
Goliat se convierte bajo la ortografía de "Golias" en una designación
del sexo femenino, lo que permite asimilar la conquista de una mujer con un
combate contra un monstruo terrible. El combate contra el caracol -interpretado por Lilian Randall como una
alusión a la cobardía de los Lombardos-, implica un significado sexual que destaca
bastante bien, p. e., en los finales de las líneas del salterio-horas de Jean
de Neuville donde alterna con el combate contra el conejo, o con la justa entre
un hombre y una mujer o con el tiro al trasero de una persona a punto de
defecar; otro ejemplo puede ser el manuscrito del "Libro de horas"
inglés Harley 6563, donde un caballero arrodillado ante un caracol deja caer la
espada y el escudo, mientras que en la página siguiente le encontramos de
rodillas ante una mujer armada con la espada y el escudo. Estos y otros
ejemplos vienen a confirmar la interpretación de estos combates como parodias
obscenas del de David contra Goliat.
Entre los temas con figuras antropomorfas de
mayor aparición en los tableros quizás el más amplio sea el que podría
denominarse como de escenas de la vida diaria sin ningún aparente matiz
moralizador pero que suponen pequeños retratos de la vida de entonces. Son
imágenes muy variables en las que se representan desde figuras como la de un
hombre buscando entre la maleza
a la de un hombre sentado observando una vasija
que sujeta en una de sus manos y que para el dr. López_Ríos, por "el pelo y larga barba" y "su gorrete cónico" podría ser
"un médico judío, quizás portando un
enema" , y que también se ha considerado pudiese representar a un
médico inspeccionando la orina pues como escribía Antonio Torquemada en 1553 en
los "Coloquios Satíricos "...cosa
es de notar, y aún de burlar, ver a los médicos ponerse en los portales de sus
casas, esperando por las mañanas, que les trayan las orinas de los lugares
comarcanos donde viven ..., y assi las están mirando: como si tuviesen para
conocerse las enfermedades por ellas, ... para que se les den dineros por ello".
Si bien Gómez Moreno considera que una de las
escenas de los dorsales puede representar a dos hombres "disputándose un jarro" otros estudiosos
consideran que realmente lo que quiso mostrar el tallista fue la actividad en
un taller de alfarería pues Rodrigo Alemán gustaba de representar en sus obras
oficios y actividades artísticas.
En una época en que agricultura y ganadería suponían
un peso muy importante en la ocupación de los hombres no podía faltar en la
decoración de la sillería alguna alusión bien a ganaderos o labradores solos o
bien acompañados por algún animal doméstico. Así, en uno de los tableros se ha
representado a un hombre que agarra del rabo a un cerdo para que no se escape o
preparado para apuntillarle,
a un hombre persiguiendo a un animal (podría
ser su perro),
a dos hombres caminando con un palo o rama en
la mano,
o a un hombre bebiendo de lo que parece una
calabaza o una bota; son escenas costumbristas de cualquier época, tan sólo
identificable por la ropa, sin probablemente contenido moralizador alguno. [Llama
la atención que en las últimas imagenes cuerpo y ropas de los hombres han sido
punzonados con símbolos tales como una flor de lis, círculos o marcas
similares).
Un caso algo diferente puede ser el de la
representación de un hombre bien vestido, sentado y que come de un racimo de
uvas; en opinión de Dorothée Heim por su ropa podría ser judío y quizás el
entallador ha querido hacer referencia a la gula.
La representación de un joven que aparece recostado
agarrándose a una pierna podría pertenecer a la iconografía habitual de las
sillerías tardogóticas que presentaban un fin moralizador y ser una alusión a
la indolencia o a la vanidad.
Y en opinión de Dorothée Heim "el hombre contemplándose en un espejo que se
distingue en uno de los relieves es una alusión a la soberbia".
Este tipo de personajes estilizados situados
entre motivos vegetales procede probablemente de las numerosas estampas
grabadas que con esta ornamentación produjo el arte gráfico de la época. Según
Hector Arenas conviene referirse a la obra del padre de Israhel van Meckenem,
orfebre y grabador, también conocido como Maestro de la Pasión de Berlín; fue
autor de una serie de estampas de contenido ornamental, con elementos vegetales
entre los cuales se distinguen pequeñas figuras "grotescas" que aparecen cazando, luchando, disparando arcos o
tocando instrumentos, en poses cómicas como en los relieves de Ciudad Rodrigo. Aunque personalmente creo que la mayor influencia en la esctructura y en los motivos que decoran los paneles de las sillas de coro de Ciudad Rodrigo fueron los grabados que figuraban en los primeros Libros de Horas impresos.
Una de las imágenes de los paneles de las
sillas altas representa a un joven con la espada en la mano izquierda; la causa
de su inclusión es acaso tan sólo de tipo ornamental.
El joven de la talla recuerda los personajes de
una serie de grabados de Israhel van Meckenem.
Probablemente las fuentes de inspiración de
Rodrigo Alemán para los motivos vegetales de los dos tableros de los estalos
extremos -sitiales de honor-, de la sillería fueron los modelos que conoció en
sus años de aprendizaje que procederían probablemente más de Brabante que de
Castilla. Se acostumbra a citar alguno de los grabados con ornamentación
vegetal de Martin Schongauer.
En los tableros de los dos sitiales de honor de
Ciudad Rodrigo -situados en el extremo oriental en que la sillería se abre al
altar-, el hilo conductor del desarrollo de la decoración vegetal es un tallo
central que asciende en forma de S y a partir del cual brotan las hojas cuyo
desarrollo ocupará toda la superficie. Si bien su estilo es similar a los
grabados ornamentales de Schongauer no puede considerarse la decoración de los
tableros como su copia.
El diferente estilo decorativo de los dorsales
de las dos sillas altas extremas denotan los dos asientos de honor, quizás
destinados a personajes de especial relevancia, si bien reproducen la misma
estructura general del resto en lo que se refiere a elementos constructivos y
tamaño.
BIBLIOGRAFíA:
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