De la sillería de coro de la
catedral de Ciudad Rodrigo.
"Drôleries",
Frisos y Misericordias.
EPÍLOGO.
Sobre los Frisos desaparecidos o que
nunca existieron.
"De los cuarenta y un sitiales altos que
constituyen la sillería tan solo veintiséis presentan en sus dorsales los
pequeños frisos o bandas decorativas inferiores; doce los han perdido, o nunca
los tuvieron, y tres son estalos algo especiales (dos de honor y uno
episcopal)", esto se decía cuando hablábamos de los pequeños frisos
que decoran los tableros de los respaldos de las sillas altas del coro de la
catedral de Ciudad Rodrigo. Un ejemplo de dos respaldos -uno con friso y otro
sin él-, puede verse en la fotografía siguiente.
No parece
que tenga mucho sentido el que no se realizasen los frisos en todos los estalos
cuando se construyó la sillería pues figuran en los paneles los
taladros donde se anclaban. Probablemente el paso del tiempo -eufemismo de la mano del hombre-, haya sido el responsable de su desvanecimiento. Además las hojas de las puertas de acceso desde el
exterior a las filas altas del coro de los lados del evangelio y de la epístola
presentan paralelismos con los dorsales, en particular la presencia de un friso
con decoración vegetal con "drôleries".
Estas
puertas estuvieron en su día en el interior del coro -sus vanos se cierran en
la actualidad por unas cortinas rojas-, y no en los muros como ahora. Servían
para acceder a las sillas altas con discreción una vez iniciados los oficios.
En la
realización de los pequeños frisos o bandas decoradas Rodrigo Alemán y su
taller emplearon como modelos algunos de los grabados que decoraban los primeros Libros de Horas impresos. El Museo de la Catedral de Ciudad Rodrigo conserva un ejemplar, en vitela y con grabados, de las "Horae ad usum Romanum" impresas Paris en julio de 1504, por
Philippe Pigouchet -sin portada y encuadernación
original-, que si bien debió de ser
utilizado cuando la talla de la sillería no contiene todos los grabados que,
obtenidos de los primeros Libros de Horas impresos, fueron empleados por
Rodrigo Alemán; éste pudo disponer, por tanto, de estampas sueltas con grabados
sacados de diversos Libros de Horas o de un libro de modelos con dibujos de ellas.
Como se ve
en la fotografía anterior, en los primeros Libros de Horas impresos, el texto se enmarcaba por los cuatro márgenes con orlas de grabados. La orla del borde exterior era siempre más ancha que la
opuesta restringida a una decoración vegetal con pequeños seres en general
fantásticos y que en cierto sentido recuerda a la ornamentación de los estalos
altos de la sillería; salvo la idea general no he encontrado en ella ningún
motivo particular que hubiera empleado Rodrigo Alemán en la sillería. La orla
superior es unas veces un simple o doble rectángulo que aloja diversas escenas
-en el caso del mensario p.e. los grabados
hacen referencia a los trabajos agrícolas del mes y a sus correspondientes
signos zodiacales-, o una estrecha banda con ornamentación vegetal y fantástica
y de donde maestre Rodrigo tomó diversos grabados para ser utilizados como
modelos en las tallas de los frisos de las sillas altas del coro de Ciudad
Rodrigo. La orla del margen inferior acostumbra ser casi siempre un simple
rectángulo y presenta escenas de género o fantásticas habiendo sido estas
también empleadas en la sillería para la talla de los frisos. La orla del borde
exterior de la hoja solía decorarse con un numero variable de grabados- lo
normal entre 3 y 5-, relativos a festividades litúrgicas o a representaciones
profanas; algunos de estos últimos fueron utilizados en Ciudad Rodrigo para
decorar las misericordias.
Los
grabados que se tomaron como modelos para la sillería fueron algunos de los que con formato
estrecho y alargado decoran la parte superior de los Libros de Horas impresos, aunque otras
veces, se eligió uno de los pocos grabados con motivos fantásticos y más anchos
que figuran en la parte inferior. Lo habitual era que el entallador copiase el
modelo con bastante fidelidad como es el caso del friso que presenta a un
híbrido caracterizado como obispo o abad mitrado de cintura para arriba enfrentado
a un cuadrúpedo fantástico, grabado que si bien no figura en el Libro de Horas
conservado en Ciudad Rodrigo aparece en muchas de las ediciones realizadas por
Pigouchet -ediciones de 1497 o de 1500, p.e.-, o por Simón Vostre. Si el entallador gozaba de una cierta maestría, tampoco tenía problemas para introducir variaciones sobre lo representado en el grabado o incluso para emplear este tan sólo como inspiración; puede haber sido el caso de uno que muestra a un ser fantástico de dos cabezas contrapuesto a un híbrido con cabeza humana recreado con gran maestría por Rodrigo Alemán o alguno de sus mejores entalladores.
Otro de los motivos detectados en el Libro de Horas impreso por Pigouchet y en la sillería es el de un "cuadrúpedo alado de dos patas" que gruñe o ladra a un hombre con capucha que permanece sentado.
Lo de la utilización
de grabados con cuadrúpedos fantásticos era algo bastante querido; así, ya
hemos visto en "posts" anteriores a un cuadrúpedo con el cuello
enrollado sobre sí mismo que en la talla lleva una rama en la boca y en el
grabado ésta se acerca a una flor.
Otro caso en el que el entallador no copia la escena representada en la estampa sino que tan sólo
la emplea como fuente de inspiración puede ser el de la utilización de uno de los "grabados largos y estrechos" en el
que aparece un híbrido humano con capucha al que un hombre le ofrece algo. Un detalle curioso de los Libros de
Horas impresos es que muchos de los grabados se repetían en las distintas
ediciones aunque el editor no fuese el mismo y cuando en ellos aparecía una
figura solitaria indistintamente aparecía el grabado original o bien figuraba
invertido.
Situación algo
más especial es aquella en que un monstruo figura en el grabado con cuatro patas y en la
sillería tan sólo presenta dos. La escena en este caso no pertenece a los
"grabados largos y estrechos" que solían figurar en la parte superior
de la hoja de los Libros de Horas sino a los que decoraban la orla inferior y
en la que eran menos frecuentes los motivos fantásticos que las escenas de
género o religiosas.
El caso de
un ave malhumorada que aparece en un friso que ha perdido el resto de la decoración
podría haber sido copiado de muchos grabados pues no presenta demasiadas
especificidades pero algunos detalles nos permiten ver que fue tallado a partir
de uno de los "grabados largos y estrechos" que figuran en los
primeros Libros de Horas impresos, y si observamos la parte izquierda del
grabado nos faculta a imaginar que lo que ahora falta en la talla no son sino las
hojas de acanto que también aparecen en otros frisos que aún están completos.
Esto de las aves solitarias es una ornamentación muy frecuente en los Libros de
Horas impresos y existen muchos "grabados largos y estrechos" con
ellas; pero no parece que Rodrigo Alemán y su taller fuesen muy aficionados a
plasmarlas sobre la madera; quizás porque un ave solitaria es tan sólo eso, un
ave.
Un ejemplo de cómo Rodrigo Alemán y su taller utilizaron como modelo uno de los grabados anchos -"un simple rectángulo"-, con motivos fantásticos que aparece en la parte inferior del Libro de Horas es el pequeño friso de la sillería que muestra a una sirena pretendida por un híbrido y un cuadrúpedo.
Un ejemplo de cómo Rodrigo Alemán y su taller utilizaron como modelo uno de los grabados anchos -"un simple rectángulo"-, con motivos fantásticos que aparece en la parte inferior del Libro de Horas es el pequeño friso de la sillería que muestra a una sirena pretendida por un híbrido y un cuadrúpedo.
Lo de
distinguir entre "grabados largos y estrechos" y los anchos o "un
simple rectángulo" tiene su importancia como veremos luego, pues mientras
entre los primeros existen bastantes variantes en el caso de estos últimos tan
sólo hemos encontrado seis motivos con temas fantásticos. Este rápido
repaso a los grabados con motivos fantásticos de los Libro de Horas impresos
por Pigouchet nos ha permitido comprobar que Rodrigo Alemán y su taller
dedicaron como modelos para la talla de los pequeños frisos o bandas decoradas
de los estalos altos de la sillería -y que nos hallan llegado hasta la época
actual-, a 6 grabados de "formato
estrecho y alargado",
y a 2
grabados "anchos con motivos
fantásticos".
¿Podemos
suponer que los doce pequeños frisos que ahora faltan existieron alguna vez?.
¿Pudieron haber sido empleados algunos de los otro grabados que figuran en los
Libros de Horas como modelos para su talla?. Repasemos los de formato ancho -
"un simple rectángulo"- con representaciones fantásticas del Libro de
Horas impreso conservado en la Catedral de Ciudad Rodrigo; existen tan sólo
otros 4 que, además, prácticamente se repiten en los Libros impresos por
Pigouchet desde la última década del siglo XV y que seguirán siendo utilizados
en el siglo XVI en los editados por Thielman Kerver. Uno de los que con gran
verosimilitud estuvo tallado en las sillas es el que muestra a un dragón de dos
cabezas persiguiendo a tres hombres que huyen desnudos, pues no es difícil de
suponer la imagen como incluida en el lenguaje figurado de algún predicador o
en alguno de los exempla de los
sermones medievales.
La
excepción podría ser el grabado en el que aparecen tres hombres desnudos dos de
ellos montados en caballitos. La razón de esta creencia se debe a que dicho
grabado fue empleado para tallar una misericordia de la sillería de coro de la
catedral de Zamora que se terminaba en aquellos momentos; es probable que su
utilizador fuese un entallador que trabajase o hubiera trabajado en ambas
sillerías (Dorotehhe Heim, por diversos motivos, supuso que Juan de Bruselas,
maestro de la sillería de Zamora y que ya había colaborado en Toledo con
Rodrigo Alemán, también labró en Ciudad Rodrigo)
Por su
sencillez y simbolismo también es probable que el grabado en el que figuran dos
hombres peleando a garrotazos se hubiera representado también en la sillería.
Y en este
repaso no podía faltar la imagen de un mono a lomos de un cuadrúpedo -con un
saco por silla de montar-, seguido por un salvaje que se aferra a su cola y le
amenaza con un garrote.
Lo de los
grabados de "formato estrecho y alargado" se presenta más
problemático pues hemos visto maestre Rodrigo empleó para la talla algún otro
grabado Philippe Pigouchet que no figura en el Libro de Horas conservado en Ciudad Rodrigo
pero sí en otros del mismo impresor; esto ocurre con el que presenta a un híbrido
caracterizado como obispo o abad mitrado enfrentado a un cuadrúpedo. Una
variante del grabado en que aparece un hombre con capucha sentado que observa a
un cuadrúpedo alado de dos patas puede ser otro con el mismo hombre pero observando esta vez a un
ave. ¿Será uno de los faltantes?.
Más
posibilidades de haber estado en uno de los pequeños frisos que faltan en la
sillería lo presenta una figura que -podría ser un monje-, aparece "estercolando"
mientras un encapuchado aflora de la concha de un caracol con un platillo en
una de sus manos dispuesto a recoger los excrementos. En la Edad Media las
imágenes, como el lenguaje, eran groseras y sencillas; al demonio se le
asociaba a veces con los excrementos o con los olores viles, y la exposición
del culo como opuesto a la cara podía ser la expresión de una burla superior a
la de poner la imagen de un rostro sacando la lengua a alguien. Los
predicadores, -y muchas de las imágenes de la decoración marginal estaban en
estrecha relación con los exempla de
los sermones- consideraban con frecuencia a los excrementos como una imagen del
pecado mortal, y la imagen podía representar a los ojos de los clérigos del
coro cómo la naturaleza pecaminosa de los monjes salía a la luz y el demonio de
sus entrañas. Este grabado si bien no
aparece en el libro de Ciudad Rodrigo si figura en muchas ediciones de
Pigouchet y de Kerver.
Un grabado
cuya utilización pudo no ser conflictiva y no muy difícil de realizar es aquel
en el que figuran un cuadrúpedo enfadado y un reptil de dos patas. La famosa
diatriba de San Bernardo en el siglo XII -"Apología ad Guillelmum Abbatem"-, en la que censuraba a los
cluniacenses el lujo de sus edificios "... las pinturas demasiado curiosas, que atraen la atención de los que
van a rezar y secan su devoción..." fue seguida de una parte menos
conocida referida a otros lugares destinados a la gente común en la que decía:
"los obispos ejercen sus funciones
entre gente sabia y ruda. Tienen que hacer uso de los ornamentos materiales
para elevar la devoción en la gente carnal, incapaz de cosas espirituales";
quizás este grabado gozase del beneplácito de San Bernardo.
Este rápido
repaso a los grabados con motivos fantásticos de los Libros de Horas de aquellos años nos ha
permitido comprobar que Rodrigo Alemán y su taller emplearon como modelos para
la talla de los pequeños frisos o bandas decoradas de los estalos altos la
sillería 6 grabados de "formato
estrecho y alargado", y 2 grabados "anchos con motivos fantásticos" de libros impresos por
Pigouchet. Y hemos imaginado que en las doce sillas en que ahora faltan los
pequeños frisos pudieron existir 3 con tallas realizadas a partir de grabados
de "formato estrecho y alargado",
y 3 o 4 en las
que se utilizaron como modelos grabados "anchos con motivos
fantásticos"; las bandas decoradas de las otras 5 sillas que carecen de ellas se habrían inspirado en motivos tomados de otras fuentes pues
Rodrigo Alemán y su taller no emplearon para sus "inventivas" en la
sillería del coro tan sólo el Libro de Horas impreso por Pigouchet.
Tampoco es de
extrañar, por tanto, que el ejemplar del Libro de Horas impreso en 1504 que se conserva en la catedral de Ciudad
Rodrigo haya perdido la portada y la
encuadernación, pues además de los grabados utilizados para la talla de los
pequeños frisos de las sillas altas hay que añadir que algunos otros del mismo libro fueron empleados como modelos para las misericordias.
BIBLIOGRAFÍA.
-Philippe
Pigouchet (impr.), "Libro de Horas", Paris 1504.
-Rodrigo
Alemán y taller, "Sillería de Coro", Ciudad Rodrigo, s. XVI (inicio).
NOTAS.
-Dado que
este blog es un blog de divulgación y no académico me he permitido el
"divertimento" de imaginar los pequeños frisos que faltan en los
estalos altos de la sillería de coro de la catedral de Ciudad Rodrigo;
cualquier parecido con la realidad será pura casualidad ... aunque tampoco
tiene porque ser imposible.
- Las fotografías de los grabados del Libro de Horas
impreso por Pigouchet se han tomado por internet del ejemplar impreso en 1498
que pertenece a la "Bibliotheque
Sainte Genevieve" y del conservado en la Biblioteca del Congreso USA
que corresponde a un ejemplar en portugués impreso en Paris el año 1500. Las
fotografías de los grabados coloreados se han realizado a partir de un Libro de
Horas impreso por Philippe Pigouchet en 1496 que se conserva en la Biblioteca Nacional de España.
Se ha
consultado el facsímil -editado por Caja Duero en el año 2003-, del Libro de Horas impreso en 1504 en Paris por Philippe
Pigouchet cuyo original se conserva en el Museo de la Catedral de Ciudad
Rodrigo.
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