De la sillería de coro de la iglesia de San Martín en Mota del Marqués.
Mota del
Marqués es un pueblecito de la provincia de Valladolid en algún tiempo grande y ahora
mayoritariamente habitado en invierno tan sólo por jubilados. La iglesia
principal del pueblo, dedicada a San Martin, obra nada menos que de Gil de
Ontañón, habla de pasadas glorias pero pasadas; desde hace algunos años
permanece cerrada por peligro de ruina. En los años de 1994-1995 se comenzaron
los trabajos de consolidación pero la crisis se llevó consigo su vuelta a la
normalidad. Ahora permanece cerrada y casi vacía y el culto se celebra en un
anexo a la iglesia.
En los años
setenta del pasado siglo el coro lucía una sillería que el profesor Parrado
resume con las siguientes palabras: "CORO.-"Sillería
gótica, de finales del siglo XV, con veinticinco sitiales, con misericordias
con cabezas burlescas. Cuatro conservan los respaldos tallados, con filigranas
góticas, incluso uno de ellos, con monstruos y pájaros, entre tallos vegetales".
No es exactamente así pero algún "lapsus linguae" lo comete
cualquiera.
Para evitar daños durante los trabajos de consolidación de la iglesia la sillería fue desmontada y desde entonces permanece guardada en una muy
sólida ermita renacentista. En esta foto casi puede verse como está almacenada.
El "lapsus linguae" del profesor Parrado
se refiere a que no son las misericordias las que fueron decoradas sino los
apoyamanos; pues no creo que el ser que ahora se pasea por el asiento pueda
considerarse estrictamente como decoración. Su sencillez es representativa de
lo que en general -salvo excepciones-, ha sido la ornamentación de estos
elementos.
Algunos de los
apoyamanos que he podido ver aparecen decorados "con cabezas burlescas" o, al menos, con un cierto estilo que
podríamos denominar "rural".
Es el caso de esta "anciana"
que escondida entre tablones -una sillería de coro desmontada es poco más que
un conjunto de tablones- parece reirse de nosotros que la contemplamos
embelesados en la oscuridad.
Más burlón
parece este otro hombre que intenta recordarnos a nuestros ancestros
La mujer -¿o es
un hombre?-, curtida por el sol de los veranos en la paramera castellana nos
habla de una cierta rusticidad en el diseño de los asientos. Su autor podría
haber sido algún artesano local de la región.
Como es ya clásico en este tipo de elementos no pueden faltar algunos seres híbridos o
algún animal; es el caso de este apoyamanos en que su destrucción parcial
impide su completa identificación
Más claro
parece ser el tema en este híbrido, cabeza humana cuerpo de animal, que
recordaba machaconamente en la época la dualidad del ser humano.
El paso del
tiempo, la ubicación en su almacenaje, o simplemente el azar de la fotografía
han dotado al último apoyamanos que pude fotografiar de una modernidad que para
sí hubiera querido Henry Moore p.e.
El profesor
Parrado data la sillería como gótica de finales del siglo XV y como buen
estudioso probablemente tenga razón. Sin embargo el templo de San Martín es del
siglo XVI y si hacemos caso al primer Libro de Bautizados se comenzó la obra en
enero de 1540 y se terminó el 28 de mayo de 1558 (se entiende que a excepción
de la torre, sobrearco de la tribuna, portada y algún otro elemento). Esto
puede llevarnos a pensar que o bien las sillas pertenecieron a la derribada
antigua iglesia o fue una recomposición realizada con elementos de alguna otra,
costumbres frecuentes ambas. A esta última hipótesis nos lleva la falta de
homogeneidad en los dos tableros vistos.
El panel que
aparece en la fotografía anterior es uno de los tableros de los respaldos tallados
con filigranas góticas; hay otros dos que presenta una decoración muy
diferente. Al parecer, al menos cuando la vio Jesús Mª Parrado, la sillería
estaba formada por veinticinco estalos de los cuales tan sólo cuatro presentaban
tableros tallados; esto nos lleva a pensar en una recomposición con piezas
procedentes de otras sillerías. Para Julia Ara las sillas que se conservan son
tan sólo quince y dos de ellas van decoradas con tracerías geométricas bastante
parecidas (adjunta foto en su libro); personalmente tan sólo pude ver uno, pero
es que el orden y cuidado en el almacenaje es notablemente mejorable.
El tablero más
hermoso presenta una decoración con dos cabezas de bufones en los ángulos
superiores
y entre un
follaje formado por tallos vegetales y frutos que parecen corresponder a
granadas figuran dos aves, una de ellas dando volteretas,
y dos monstruos
con cierta semejanza con los delfines o con los sirenos; el fondo del tablero
presentan un menudo puntillado.
Julia Ara señala
la existencia de otro tablero decorado con un gran jarrón en el centro y del
que adjunta una foto; la historiadora señala que los diseños de estos dos
últimos tableros presentan una cierta semejanza con algunos de los respaldos de
las sillas de la antigua colegiata de Santa María de Valladolid (convertidos en
puertas desde el pasado siglo); personalmente tan sólo pude ver dos de los
cuatro paneles con ornamentación.
Un pequeño
resumen de lo visto nos lleva a recordar también los seis diferentes apoyamanos observados.
BIBLIOGRAFÍA.
-Clementina-Julia
Ara Gil, “Escultura Gótica en Valladolid y su provincia”, Valladolid 1977
-Jesús Mª
Parrado del Olmo, "Antiguo Partido Judicial de Mota del Marqués", t.
IX, "Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid", Valladolid
1976.
-Luis Vasallo Toranzo y Sergio Pérez Martín, "Rodrigo Gil de Hontañón en Valladolid. La iglesia de la Mota del Marqués para Constantino del Castillo y otras obras", BSAA arte LXXVII, Valladolid 2011.
-Luis Vasallo Toranzo y Sergio Pérez Martín, "Rodrigo Gil de Hontañón en Valladolid. La iglesia de la Mota del Marqués para Constantino del Castillo y otras obras", BSAA arte LXXVII, Valladolid 2011.
NOTAS.
-El sacerdote
que me acompañó en la visita -muchas gracias por su amabilidad-, más bien parco
en palabras, resumió muy bien la cuestión "...sí,
pero no hay dinero".
-Leído en la prensa de la provincia el pasado mes de marzo: "Inversión de la Junta para restaurar la iglesia de San Martín en Mota del Marqués. Las obras tendrán una duración de siete meses y su presupuesto será de ...". Confiemos que dentro de poco podamos ver la sillería de nuevo en la iglesia; volveremos entonces con más detenimiento.
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