viernes, 3 de febrero de 2012

SILLERÍAS DE CORO (III)


Sobre la Sillería de coro de la Catedral de Zamora. (II)
(SEGUNDA PARTE)
  
3. ESCENAS DE LA VIDA DIARIA.

a) Trabajos en el campo.
Un campesino regresa del trabajo a horcajadas sobre un buey cuando encuentra a un perro que le ladra, o que se asusta al ver a un lobo dispuesto a atacarle. Una talla en bulto redondo, en lo alto de la barandilla de las escaleras que acceden a los estalos altos, nos habla de la vida diaria en los pueblos o en las pequeñas ciudades de finales del siglo XV.
También en una misericordia de las sillas altas figura un caballo al trote con un arado, sujeto a uno de sus lados, y un anciano campesino trás de él.
 Y en otra se representa a un aldeano llevando a un buey con un ronzal.

En la mayor parte de las escenas que veremos en este artículo no encontramos ningún matiz moralizador, sino que constituyen documentos gráficos de costumbres. Son fieles retratos de la vida vulgar en los pueblos, las pequeñas ciudades, y entre gente sencilla.

b) Relaciones humanas.
En una misericordia de las sillas bajas se representa a dos hombres, en el interior de una taberna, hablando mientras comen de unas escudillas, sentados alrededor de una mesa en la que reposan una jarra y dos panes
Y en otra misericordia de las sillas bajas figura un hombre partiendo el pan mientras una mujer le observa. A la izquierda, sobre una mesa, una jarra, unos cuchillos y algún alimento.
También, en las sillas altas, un hombre y una mujer están sentados en torno a unas brasas sobre las que pende un gran caldero. Mientras el hombre calienta sus pies en el fuego, la mujer parece arrojar a la marmita grandes trozos de carne, en una rudimentaria manera de cocinar.
Estas representaciones pueden quizás representar la felicidad del hogar según dice F. Bond; incluso es frecuente hallar entre las misericordias de matrimonios infelices el contraste con las de matrimonios felices, y en consecuencia del bienestar del hogar. En la Edad Media el matrimonio era generalmente concertado por los padres, convirtiéndose en un acto de conveniencia, y aunque no todos terminasen mal, ese comienzo no auguraba un feliz desenlace.

c) Educación.
Decía en el siglo XIII Alfonso el Sabio, en las “Partidas”: “… deuen los Maestros mostrar sus saberes a los escolares leyendo los libros e faziéndogelo entender lo mejor que ellos pudieran”.
En las representaciones medievales el maestro de escuela se reconoce, no sólo porque los alumnos son niños, sino porque siempre lleva en la mano una palmeta o algo similar como signo de autoridad. Covarrubias dice en sus Emblemas Morales a propósito de la palmeta o látigo: ”Soy arma del maestro de la escuela,/ De los niños espanto, y soy temida,/ Quando les doy, en forma que les duela,/ Por traer la lición mal aprendida…”.
Un maestro y sus alumnos se representan en una misericordia de las sillas altas. El maestro sostiene en la mano una palmeta, mientras con la otra indica a los niños que reciten su lección; estos, de diferentes edades, miran a su maestro mientras sostienen sus libros abiertos, en una escena típica de la enseñanza infantil.

d) Medicina tradicional o conocimientos médicos.
En una misericordia de las sillas bajas un hombre con capucha examina el trasero de otro desde un pequeño edificio.
En la Edad Media, la medicina se estudió, enseñó y practicó en los conventos, que en la misericordia de la catedral podrían estar simbolizados por el edificio del que asoma el fraile. Para el doctor López-Ríos, proctólogo y cirujano, en la talla anterior nos encontramos ante una exploración proctológica evidente; y cita las enfermedades que podía estar tratando el fraile de la sillería apoyándose en un texto del siglo XIII, la “Chirurgia” de Teodorico de Lucca: “Las pasiones de fondón quanto es de presente son diez y son estas: emorroydes, apostemas, atrices, condilomata, figo, resquebrajaduras, paralisis, fistola, el salir del fondon y começon”.
Otras imágenes son también de métodos curativos tradicionales. Así en una misericordia de las sillas bajas una religiosa, o un religioso, frota con alguna piedra curativa el trasero de un hombre para curarle alguna enfermedad.
Isabel Mateo apunta que esta escena puede relacionarse con prácticas médicas, teniendo en cuenta el uso que se hacía de ciertas piedras con fines curativos de todo tipo de dolencias, como la utilización de la piedra llamada “Vidiana” que tenía la virtud de curar las hemorroides, o la denominada “Zamoricaz” que servía para asegurar la castidad (“que los sabios antiguos dábanla a los religiosos, a los ermitaños y a aquellos que prometían de tener castidad y a alguno de los gentiles que tenían por ley no yacer con sus mujeres”, Lapidario l rey Alfonso el Sabio).
Práctica ampliamente utilizada  en la Edad Media fue la aplicación de enemas. En una misericordia de las sillas bajas, para Isabel Mateo, se representa a un clérigo aplicando uno a un hombre arrodillado.
Sin embargo, para el doctor Fernando López-Rios, se trata de la representación del SOPLACULOS, término acuñado por Van Gennep. “Soufflacul”: “Jóvenes disfrazados de mujer (generalmente vestidos con camisas blancas de mujer), provistos de un fuelle, se siguen en fila.Cada uno sopla bajo la camisa del que le precede. A veces cantan coplas. La procesión puede ser lineal o circular”. Imagino proviene de un tradición que aún se conserva en el Jura (Los Alpes), donde el miércoles de Carnaval se cazaba al Maligno: los monjes de la abadía de Condat (el Saint-Claude de otra época) recorrían en fila la villa llevando un fuelle que orientaban en dirección del que les precedía.
Más dificil de interpretar es una misericordia de las sillas altas donde un campesino frota con una piedra el trasero de un animal cuadrúpedo cuya parte delantera está oculta en una construcción. ¿Se representa, en esta misericordia, la castración del animal para mejorar su peso y calidad alimenticia ? (lo que nos hace incluirla en este grupo), o, como se inclina Isabel Mateo, ¿ se trata de una imagen de odio de las clases populares hacia la nobleza (y su deseo de atacar la propiedad del noble), representada a través de la castración del animal ?.

e) Castigos judiciales.
En una misericordia de las sillas bajas un hombre, la cabeza cubierta por una caperuza con orejas, es conducido sobre un asno a presidio recibiendo azotes. El delito castigado con azotes era muy frecuente, por lo que es dificil determinar que delito representa. El que el preso vaya sobre un asno y con la cabeza cubierta por una coroza con orejas lleva a pensar si no se tratará del prendimiento de un judío o de un hereje.

f) Juegos.
Entre las representaciones de escenas de la vida cotidiana no podían faltar los juegos. Unos, los considerados honestos -como los juegos de pelota-,son menos abundantes que los deportes de fuerza, muchas de cuyas representaciones son verdaderas peleas callejeras.
En una misericordia de las sillas bajas se representa un juego, que debía ser frecuente, en el que dos hombres sentados, y con los pies juntos, tiran de una barra o palo, hasta que uno de ellos consigue atraerlo hacia su lado. Maeterlinck interpreta una escena similar como sátira del juego de la Pannoy.
En otra misericordia de una silla próxima dos “putti” tiran de una rama sustituyendo a los dos hombres que tiraban de la barra; parece una crítica amable. Los ejercicios de fuerza debieron ser muy practicados durante la Edad Media.
En un panel de remate, sobre las sillas altas, una mujer y un hombre parecen divertirse con un juego de pelota que se ejecuta con largos bastones terminados en palas; el juego sería una variante del mallo o chucca.

g) Lucha.
Trás la caza, la ocupación más frecuentada por el hombre medieval era la guerra que le daba ocasión de demostrar su coraje; en su ausencia, las luchas de todo tipo, eran frecuentes. Los torneos fueron muy censurados por la Iglesia y por las leyes y sufrieron una crítica a veces tan cruel que dió lugar a representaciones a veces ridículas con el fin de herir el orgullo de los nobles. Las misericordias de Zamora satirizan los torneos de a pie, con el  empleo de armas inferiores, y por su realización entre aldeanos o burgueses, o como la mostrada entre un clérigo y un laico con lanza y escudo (en otras ocasiones las armas se sustituyen por simples piedras o pelean a patadas). Lo normal es que no se conozca el motivo de la lucha.
Otra representación nos muestra a dos jóvenes que parecen iniciar una lucha con espadas mientras un tercero, en el centro, intenta separarles.
En ocasiones las armas son sustituidas por piedras; en la misericordia uno de los contrincantes ha recibido ya una pedrada en la mejilla. Maeterlinck interpreta ciertas escenas de luchas como una sátira de los combates y de los combatientes.
Incluso a veces los luchadores pelean a patadas, con las manos y tirándose de los pelos. Rodrigo Caro en su “Juegos de muchachos” o “Días geniales y Lúdicros” dice, a propósito de la lucha, que era un ejercicio duro y peligroso, y que lo denominaban “apuñearse”, “en la lucha, cogiéndose por en medio, se mueven unos a otros violentamente”.
Aunque quizás entre las representaciones de luchas en la sillería de la catedral de Zamora, las más hermosas e inquietantes se representan en los apoyamanos de la silla obispal, donde figuran dos parejas de niños: en el de la derecha, uno de ellos va vestido al modo cristiano
y en el de la izquierda lo hacen con turbantes y atuendo musulman
Mientras en el apoyamanos de la derecha, uno de los niños parece ayudar al que va desnudo, en el de la izquierda uno de ellos tira al otro del pelo y éste parece responder con  un puñal que guarda en su mano. En 1502-1505 cuando se realiza la sillería estaba aún cerca el fin de la Reconquista; para Mª Dolores Teijeira quizás las imágenes, por el lugar que ocupan, -la silla principal-, quieran representar el triunfo de la caridad cristiana sobre la astucia y la traición de los musulmanes.

BIBLIOGRAFIA.

-Francisco Antón, "Estudio sobre el coro de la Catedral de Zamora", Madrid 1904.
-Francis Bond, “Wood carvings in english churches. II: Misericords”, Londres 1910.
-Javier Castán Lanaspa, Ficha nº. 23, Cat. exp. Remembranza, Las Edades del Hombre, Zamora 2001.
-Manuel Gómez-Moreno, “Catálogo Monumental de España. Provincia de Zamora (1903-1905)”, Madrid 1927.
-Fernando López-Ríos Fernández, “Arte y medicina en las misericordias de los coros españoles”, JCyL, Salamanca 1991.
-Isabel Mateo Gómez, “Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro”, Madrid 1979.
- L. Maeterlinck, “Le genre satirique, fantastique et licencieux dans la sculpture flamand et vallone. Les misericordes des stalles”, Paris 1910.
-Pelayo Quintero Atauri, “Sillerías de coro en las iglesias españolas”, Cádiz 1928.
-Guadalupe Ramos de Castro, “La Catedral de Zamora”, Zamora 1982.
-Mº Dolores Teijeira Pablos, “Juan de Bruselas y la sillería coral de la Catedral de Zamora”, Zamora 1996.

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