Retablo de la Adoración
de los Reyes Magos (Iglesia de San Gil. Burgos).
Los "medianos" -mercaderes y artesanos-,
eran hombres de ciudad; si bien no eran un grupo social homogéneo, el haberse
establecido en un lugar determinado los diferenciaba de la nobleza, del clero o
de los campesinos. Hernado de Castro de la Hoz amén de mercader en la
exportación de lanas destacó a finales del siglo XV como depositario e
inversionista y en el "trato en
dineros"; los recibía con el fin de invertirlo, él o su firma, en
operaciones comerciales o de cualquier índole. Así, Luis de Mesa, vecino y regidor de Segovia, receptor de los bienes
confiscados por delito de herejía en la ciudad de Sevilla y su arzobispado, le
habían entregado 1.000.000 de maravedíes "para mercadería como para otra cualquier cosa". Las facetas de
prestamista y arrendador de rentas serían los pasos previos para conseguir un
puesto en la oligarquía ciudadana; Fernando de Castro ocuparía en dos ocasiones
al menos, años de 1476 y 1499, el cargo de procurador mayor. En el
compartimento lateral izquierdo de la bancada del retablo de la Adoración de
los Reyes Magos aparece representado, orante, con el rosario en las manos, seguido
de un joven arrodillado que podría ser su hijo también con traje oscuro. Cuatro
colaboradores figuran al fondo, mientras San Benito, de pie, les protege.
Burgos a consecuencia de su
actividad mercantil -en particular a nivel internacional-, desempeñada por una
serie de familias, alcanzó un importante papel en el reino castellano en el
campo económico. Este conjunto de familias burguesas tras alcanzar gran poder e
influencia terminaron por convertirse en la oligarquía de la ciudad lo que
originó el deseo de equipararse con la aristocracia imitándola en el tipo de
vida e iniciativas artísticas. Los Castro hicieron construir la capilla de los
Reyes, en torno a 1489, en la cabecera de la iglesia de San Gil en Burgos para
equipararse a la nobleza en el privilegio de poseer su propio ámbito funerario.
Tienen su sepulcro exento en el centro de la capilla y un notable retablo
esculpido tardogótico empotrado en el muro bajo un arco. En el compartimiento
derecho de la predela están representadas las damas de la familia Castro
acompañadas por Santa Catalina como protectora.
Presiden el banco del
retablo dos compartimentos con relieves que presentan dos temas de carácter
funerario. La "Misa de San Gregorio"
recoge una leyenda según la cual mientras el Papa San Gregorio Magno celebraba
misa en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma uno de los ayudantes
dudó acerca de la presencia de Cristo en la hostia consagrada; en ese momento
Cristo apareció sobre la mesa del altar mostrando las llagas de sus estigmas de
las que brotaban sangre. En recuerdo del hecho el Papa San Gregorio encargó una
pintura que mostrase tal como Cristo se le había aparecido; ésta suele
asociarse con un icóno con el tema bizantino de "La última humillación" ("Akra Tapeinosis") o "Cristo Varón de Dolores". La
representación, a consecuencia de las indulgencias concedidas por el Papado, se
extendería ampliamente a lo largo de la Edad Media con diversas variaciones.
En el otro compartimento del
banco del retablo se representa la "Piedad"
con San Juan Evangelista, María Magdalena, Nicodemo y José de Arimatea.
Se desconoce su autor o autores dada la ausencia de apoyo documental que trate del retablo; resulta, además, difícil identificar el trabajo completo de una misma mano dado que acostumbraban a ser varias las personas que intervenían en su ejecución. Durante algún tiempo
fue asignado a Gil de Siloe y su taller y actualmente se atribuye a Felipe
Bigarny. La fábrica de la capilla suele considerarse se debió a Simón de
Colonia [el arcosolio que cobija el retablo está serpenteado de fronda y
animalejos, ornato peculiar de Simón] y si se construyó en torno a 1489 parece
un poco extraño que una capilla funeraria permaneciera sin retablo y sepultura
hasta la primera o segunda decena del siglo XV. Una hipótesis podría llevarnos
a considerar la existencia de un primer retablo, del que se habrían conservado
algunos elementos, y que sería sustituido por el actual; ya Serrano Fatigati escribía
en 1901: "...cuán rudo es el
contraste entre el acento artístico general de la predella y el de las demás
zonas que sobre ella se levantan, contraste no explicable ni por el distinto
tamaño de las figuras, ni por la diversidad de los asuntos: hay mucho abajo que
lleva a los tiempos de los Reyes Católicos, y bastante en las efigies de arriba
que armoniza con el espíritu de un Renacimiento...".
La arquitectura del retablo
de los Reyes recuerda el esquema de una portada en la que el tímpano sería la
Adoración de los Reyes.
La Virgen de rostro dulce,
con el Niño desnudo entre sus manos, se asemeja en el sentimiento y carácter
-en opinión de Beatrice Proske-, a la Virgen del retablo de los Mier en la
iglesia de Santa María del Castillo de Cervera de Pisuerga, retablo que realizó
Vigarny, y que por su estilo es anterior en fecha al de Burgos. La dedicación
del retablo al tema de la Epifanía responde a la adscripción de la familia
Castro a la "Cofradía de los Reyes
Magos" o de los Trece Fijosdalgo de Burgos (número invariable de sus
constituyentes, que habían de ser forzosamente caballeros) o "de Nuestra Señora de Gracia"; la escena se desarrolla en el interior de un recinto en el que sus tracerías imitan ventanales góticos que para Wethey responde a un convencionalismo de tipo holandés.
Jambas y arquivoltas de la portada presentan agrupados por parejas una serie de imágenes de santos intercesores -según las devociones particulares de finales de la Edad Media-, realizadas en bulto redondo; todas las esculturas están cobijadas por unos desarrollados doseles de gran riqueza. En el cuerpo inferior, a la izquierda, figura la imagen de San Cristóbal con el Niño Jesús al hombro.
Jambas y arquivoltas de la portada presentan agrupados por parejas una serie de imágenes de santos intercesores -según las devociones particulares de finales de la Edad Media-, realizadas en bulto redondo; todas las esculturas están cobijadas por unos desarrollados doseles de gran riqueza. En el cuerpo inferior, a la izquierda, figura la imagen de San Cristóbal con el Niño Jesús al hombro.
La "Leyenda Dorada" describe a San
Cristóbal (su nombre original era Réprobo), como un gigante cananeo -"llegó a medir doce codos de estatura"-
que ayudaba a los viajeros a cruzar un
vado peligroso llevándolos sobre sus hombros; en cierta ocasión asistió al Niño
Jesús a cruzar el río y sorprendido al notar que el Niño cada vez pesaba más le
escuchó que era debido a que llevaba sobre la espalda los pecados del mundo. La
imagen del retablo ha perdido parte de la vara en la que se apoyaba el santo en
sus viajes y que el Niño Jesús convirtió en una palmera plena de frutos junto a
la cabaña del gigante al tiempo que le decía que desde entonces se llamaría
Cristóbal; el texto de Santiago de la Vorágine parece ser la evolución
fantástica de textos latinos más antiguos relativos a un mártir norafricano.
Junto a san Cristóbal en el cuerpo inferior del retablo se halla la imagen de San
Jerónimo.
Eusebio Hierónimo de
Estridón, o San Jerónimo para los cristianos, es considerado como uno de los
cuatro Padres de la Iglesia; su traducción de la Biblia del griego y el hebreo
al latín, conocida como la "Vulgata"
ha sido hasta finales del pasado siglo el texto oficial bíblico de la Iglesia
católica romana. En el retablo se le presenta con ropa de cardenal y un león a
sus pies, su iconografía más frecuente (curiosamente la tradición en la que se
fundamenta la representación con un león, al que había socorrido al quitarle
una gran espina de una de sus patas, es una leyenda atribuida por error pues
corresponde al anacoreta San Gerásimo). Los otros dos santos representados en
las calles laterales del cuerpo inferior son San Agustín y San Juan Bautista.
Agustín de Hipona o San
Agustín aparece representado como obispo -lo fue de Hipona (Argel)-, con una
maqueta de una iglesia en su mano pues es considerado como uno de los cuatro
Padres de la Iglesia (escritores cuyo conjunto doctrinal se considera
fundamento de la fe y de la ortodoxia en la iglesia católica latina).
La imagen de San Juan
Evangelista presenta, con una iconografía tradicional, una fisonomía de cuerpo ancho y bastante natural,
propia del estilo de Bigarny. En el segundo cuerpo del retablo, en las calles
laterales de la parte izquierda, figuran las imágenes de San Sebastián y San
Onofre.
Si bien la arquitectura del
retablo es goticista, con doseles de tracería tardogótica, en las calles
laterales las esculturas se adornan con unas veneras de gusto ya renacentista.
La imagen de San Sebastián muestra algunos desperfectos -ha perdido su pie
derecho-, y responde a la iconografía clásica con las manos atadas tras la
espalda a un tronco o columna.
A San Onofre se le presenta
como uno de los "Padres del yermo"
(monjes que en el siglo IV abandonaron las ciudades del Imperio romano y se
fueron a vivir a los desiertos de Siria o Egipto en soledad). La tradición
cuenta que como vestimenta sólo llevaba sus propios cabellos y hojas de palma o
hierbas entretejidas que es como aparece en el retablo. En las calles
laterales de la parte derecha del segundo cuerpo figuran María Magdalena y San
Miguel.
La imagen de María Magdalena
con el pomo de perfumes entre sus manos muestra una estética mucho más
evolucionada que la de los artistas flamencos de fines del siglo XV y responde
a un mayor naturalismo y perfección.
San Miguel -ha perdido la
mano izquierda y la hoja de la espada sostenida con la derecha-, se protege por una armadura de finales
del siglo XV comienzos del XVI. Presenta su tradicional iconografía, pisando al dragón, tomada del Apocalipsis [12,7]: "Hubo una batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón y sus ángeles ...".
En el cuerpo superior los
santos se inclinan por las exigencias de las moldura para rodear la
representación de la Epifanía; corresponden a las esculturas de san Antonio,
san Antón, san Andrés y san Lorenzo cuyos troncos se curvan para conservar la
simetría del retablo característica habitual -junto a las imágenes realizadas
en bulto redondo-, de los retablos de Vigarny.
La figura de San Antón
aparece con un cerdo salvaje a sus pies respondiendo a la leyenda en la que se
cuenta que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos ciegos a
los que el santo curó la ceguera y desde entonces la madre no se separó de él
para defenderle de cualquier alimaña.
A san Andrés y a san Lorenzo
se les identifica fácilmente por los atributos que presentan. La tradición, sin
fuente documental alguna, cuenta que a san Andrés lo amarraron a una cruz en
forma de X en Patrás (Grecia) particularidad por la que se le reconoce desde
finales de la Edad Media; san Lorenzo sujeta en su mano la parrilla como
símbolo de haber sido quemado vivo en la hoguera.
El retablo lo preside san
Bartolomé -quizás debido a preferencias devocionales-, situado bajo la escena de la Adoración de los Reyes en lo que sería la
puerta del frontispicio al que recuerda la arquitectura del cuerpo del retablo.
Sujeta un gran cuchillo, alusión a su supuesto martirio en el que fue desollado
vivo; figura a sus pies un demonio llamado "Astaroth" que decía curar las enfermedades y al que Bartolomé expulsó
de un templo (a veces se considera que es "Belial"; según los apócrifos
Jesús mandó a Bartolomé le pisotease). En el retablo aparece flanqueado por San
Pedro y San Pablo manifestando así su primacía respecto al resto del Apostolado.
Completan la serie de santos ocho pequeñas imágenes que probablemente quieren completar el Apostolado -se conservan seis-, situadas bajo doseles en los pilares que separan la
calle central de las laterales.
En la parte superior del
retablo dos ángeles sujetan un medallón con la imagen del "Varón de Dolores"; la cabeza
recuerda al Cristo con la Cruz a cuestas del trasaltar de la catedral de
Burgos.
El retablo de los Reyes de
la iglesia de San Gil es un retablo empotrado en el muro bajo un arco; tipología que
continuó vigente en el ámbito burgalés hasta bien entrado el Renacimiento. Si
bien en lo que se refiere al ensamblaje permanece fiel a la tradición gótica
muestra un intento de incorporación de las nuevas tendencias renacentistas al integrar
las veneras que encuadran las esculturas situadas bajo doseles góticos. Enmarcado por un doble arco de piedra rasgado en el muro cuya rosca del primer arco rebajado, y su continuación hasta la parte inferior, aparece decorada con motivos vegetales entre los que figuran animales con el estilo decorativo de Simón de Colonia; el arco conopial que alberga el anterior arranca de unas ménsulas con decoración vegetal y se remata con un Calvario.
Un conjunto de familias de
la burguesía burgalesa adquirieron gran poder e influencia constituyéndose en
la oligarquía de la ciudad lo que derivó en su aspiración a equipararse con la
aristocracia. Numerosas iglesias parroquiales relacionadas con la burguesía
fueron protegidas y enriquecidas artísticamente al fundar allí sus capillas
funerarias amuebladas con sepulcros y retablos. En la de San Gil a finales del
siglo XV se remodela la cabecera de la iglesia y se construyen las capillas de
la Buena Mañana y de los Reyes con finalidad funeraria.
En esta última los
fundadores y dotadores de la capilla -Hernando de Castro de la Hoz y su esposa Juana
García de Castro-, además del retablo esculpido con la escena de la Adoración
de los Reyes, tienen su sepulcro exento sobre el pavimento en el centro de la
misma; las estatuas yacentes, orientadas hacia el altar mayor, están realizadas
en pizarra con la cabeza y las manos en alabastro.
BIBLIOGRAFÍA.
-Salvador Andrés Ordax,
Ficha 39 (pág. 95) ,cat. exp. "El contrapunto y su morada", "Las
Edades del Hombre", Salamanca 1993.
-Salvador Andrés Ordax,
"Guía de Burgos", Madrid 1990, (pág.124).
-Clementina Julia Ara Gil,
"Los retablos de talla góticos en el territorio burgalés", en
"El arte gótico en el territorio burgalés", Burgos 2006.
-Gregorio Betolaza y
Esparta, "Iglesia de San Gil de Burgos", Burgos 1914.
-Betsabé Caunedo del Potro,
"Operaciones comerciales del grupo familiar Castro a finales del siglo
XV", publicado "En la España medieval", Madrid 1986.
-Betsabé Caunedo del Pozo,
"Los "medianos": mercaderes y artesanos", en
"Medievalismo" nº. 13-14, Murcia 2004.
-Ismael García Rámila,
"Memorables instituciones burgalesas: "La Cofradía o Hermandad de los
Treze", Madrid 1956.
-María Jesús Gómez Bárcena, "La sociedad burgalesa y el arte gótico
funerario", en "El arte gótico en el territorio burgalés",
Burgos 2006.
-Manuel Martínez Burgos,
"En torno a la catedral de Burgos. Colonias y Siloes (II)". BIFG nº.
130, Burgos 1955
-Pedro Muga y Heliodoro
Revenga, "La iglesia de San Gil Abad", Burgos 2011.
-Beatrice Gilman Proske, "Castilian
Sculpture. Gothic to Renaissance", New York 1951.
-Isabel del Río de la Hoz,
"El escultor Felipe Bigarny (h.1470-1542)", Salamanca 2001 [pág. 58 a
60].
-Enrique Serrano Fatigati,
"Retablos españoles ojivales y de la transición al Renacimiento",
Bol. Soc. Esp. de Excursiones vol. 9 nº.102-104, año 1901.
-Santiago de la Vorágine,
"La leyenda dorada", Madrid 2008.
-Harold E. Wethey, "Gil de Siloe and his school", Massachusetts 1936.
-Harold E. Wethey, "Gil de Siloe and his school", Massachusetts 1936.
NOTAS.
-"Durante varios siglos la Cofradía de los Trece sustentó a sus expensas
un hospital con seis camas para en él recoger y alimentar durante la noche a
mujeres y niños desvalidos, quienes eran atendidos por un portero propio con
salario y habitación en el mismo edificio. La noche de Navidad obsequiaba a
cada recogido con una cena extraordinaria y carga de carbón,..."
[García Rámila].
una maravilla de retablo y de imágenes. Nos encanta ver estas obras al detalle. Gracias por compartirlo con nosotros.
ResponderEliminarEquipo Destino Castilla y León
Muchas gracias a vosotros por el trabajo de divulgación que realizais.
ResponderEliminarUn saludo