viernes, 7 de febrero de 2014

SILLERÍAS DE CORO (VIII)

La Sillería Baja del coro de la Catedral de Toledo.
Pequeños frisos de los respaldos (II).


"Hay un animal llamado hiena, que está acostumbrado a vivir en los sepulcros y a devorar los cadáveres. Su naturaleza es tal, que a ratos es masculina y a otros femenina; de ahí que sea una bestia repugnante... frecuenta las majadas de los pastores, y camina en torno a las casas por la noche, estudiando con oído atento el tono de voz de los que en ellas viven, pues es capaz de hacer imitaciones de la voz humana.... Los hijos de Israel, que al principio sirvieron a Dios vivo, son comparables a esta bestia. Después, se entregaron a las riquezas y al lujo, venerando a ídolos muertos;...", se dice de la hiena en el Bestiario de Aberdeen. Sir Walter Raleigh, marino, político, pirata y escritor inglés, estando en la cárcel redactó una "Historia del Mundo" en la que dice que Noé excluyó de su arca a los híbridos, clase a la que pertenecía la hiena, y que después del diluvio, estos animales se reprodujeron por el cruce entre el perro y el gato. Y Evans cuenta que "en la arquitectura normalmente aparece representada sobre un hombre tendido, probablemente un cadáver sacado de una sepultura; simboliza el vicio que se aprovecha de la corrupción". En la sillería baja de la catedral de Toledo la hiena aparece representada en uno de los pequeños frisos.
Mientras que el simbolismo de las catacumbas sólo tenía como fuente la Biblia, el arte medieval se inspira también en el Physiologus; es por esto que el simbolismo del león es ambivalente. Para Louis Réau "según su fuerza se ponga al servicio del bien o del mal, según se muestre valiente o cruel, magnánimo o feroz, se interpreta tanto como la imagen de Cristo, como la encarnación del demonio". Cuando aparece acompañado de otro animal su simbolismo es más sencillo de determinar. Así, en un pequeño friso de la sillería baja de Toledo el león aparece en lucha con un dragón, y dado que este es el símbolo de Satán, el león al encontrarse en lucha con él es el símbolo de Cristo. También podría simbolizar la lucha del Bien sobre el Mal.
Existen diferentes motivos en los pequeños frisos de la sillería difíciles de interpretar su tema o incluso, a veces, reconocer las figuras. Así, p.e., existen una serie de pequeños frisos en los que figura un hombre sentado en el suelo frente a un animal; en cuatro de ellos éste parece un cerdo y en algunos casos el hombre le amenaza con un palo. El matrimonio Kraus llamaba la atención acerca del gran número de cerdos que talló Rodrigo Alemán en las sillerías de coro y relacionó su presencia con las persecuciones contra los judíos y la conciencia de culpa que se dice sintieron muchos cristianos.
En otro de los casos el animal es una oveja. Lo repetitivo del tema parece indicar algún claro simbolismo o la existencia de algún grabado o dibujo existente en la época y muy conocido.
Mata Carriazo en uno de los casos identifica el motivo como "perro escuchando a un músico", lo que podría incluirse dentro de escenas costumbristas aunque la identificación no deja de ser discutible.
En las sillerías de coro tardogóticas, y en especial en las realizadas por Rodrigo Alemán, aparecen un amplio repertorio de animales fabulosos, a veces incluso humanizados, no sólo de difícil identificación sino incluso de asignar un significado concreto; es el caso del motivo situado bajo el relieve que alude al sitio de Granada en el que figura un perro enfrentándose a un híbrido mezcla de reptil y humanoide.
El horrible aspecto que presentan, con gestos de amenazas además, hace que se les califique como dechados de maldad. El presentarlos a veces con alguna indumentaria sugiere acercarlos en su identificación al hombre. Los textos de la época suelen identificarlos con lo demoníaco o la maldad.
Plinio el Viejo en el libro VIII de su Historia Natural cita a Ctesias diciendo que la manticora tiene la cara y las orejas de un ser humano, ojos grises, triple fila de dientes -como las puas de un peine-, y cuerpo de león. Bartholomaeus Anglicus en su De rerum proprietatibus dice que tiene una voz horrible, come hombres y que entre las bestias de la tierra no se ha encontrado  animal más cruel. Tiene su origen en la mitología persa y su nombre significa "devoradora de hombres". Rodrigo Alemán por contra no logra tomarsela demasiado en serio; al menos eso parece por uno de los motivos en que representa a una manticora  en amena charla con un grifo o con un dragón alado.
En el mundo medieval la distinción entre lo real y lo ficticio no era primordial, lo que realmente interesaba en la representación de los animales era que servían para instruir o moralizar de acuerdo con las creencias imperantes. Sus características se utilizaban con frecuencia como instrumento para enseñanza de la doctrina cristiana sin olvidar su utilización como crítica por su hipocresía del estamento religioso; es el caso de un motivo en el que figura un fiel arrodillado ante un clérigo metamorfoseado en animal.
Las figuras eclesiásticas convertidas  en animales, que en la época eran considerados como símbolos de diversos vicios, fue muy frecuente en las sillerías de coro. Puede ser el caso de un motivo de un pequeño friso en el que aparece un cuadrúpedo encapuchado en conversación con un dragón alado; no debe olvidarse p.e., que fue en el siglo en que se construye la sillería cuando surge el refrán "Non faze el ávito al monxe" [o su otra versión  "El hábito no hace al fraile"]. [Una conseja que puede ilustrarnos sobre la cultura cómica de la Edad Media es la poesía goliárdica conocida como el "Testamentum domini Asini", en la que se resucita a un asno para que haga testamento y, entre otras mandas, deja la cola a los frailes menores (el asno era rabón), la cabeza a los jueces, la voz a los cantores y la lengua a los predicadores]
Rodrigo Alemán, sin embargo, trata de emplear a veces las representaciónes de animales o de cualquier objeto simplemente como instrumentos de prestigio figurativo más que como elementos de transmisión de valores morales; es el caso del pequeño friso situado bajo el relieve donde se muestra una ciudad marítima y en el que aparece una escultura caída de un hombre y un chivo frente a una oveja.
Su autor parece ser algún oficial del taller adelantado a la época en sus gustos artísticos; es alguien con formación y gustos Renacentistas y que así mismo trabajaría en la sillería de coro de la catedral de Ciudad Rodrigo.
Un ejemplo tardío de Bestiario es Hortus Sanitatis, editado por Jacob von Meydenbach en 1491 y probablemente el primer libro impreso de historia natural; es un compendio de información y desinformación que en su sección de animales -"De animalibus vitam in terris ducentium"-, presenta, en grabados, míticos y reales; es probable que este o alguno de los modelos que ofrecían los grabados de los primeros libros impresos fueran empleados como inspiración por Rodrigo Alemán o por su taller para la creación de los seres fabulosos de la sillería. Otra de las fuentes de inspiración de estos animales fabulosos provienen de representaciones antiguas del arte egipcio, asirio o persa; así, en las representaciones de los monarcas egipcios del Reino Antiguo y Medio la imagen del rey es a veces la de un cuadrúpedo con plumajes de ave sobre el lomo y cabeza de rapaz y entre los restos arqueológicos que nos han llegado de Mesopotamia figuran diversos cuadrúpedos alados entre los que figuran leones y toros. En el pequeño friso que se halla bajo el relieve donde se representa la "Entrega de Montefrío" aparecen cuatro cuadrúpedos alados dos de ellos retozando.
Es difícil para la gente que contempla actualmente la sillería comprender su decoración zoológica sin tener en cuenta una serie de libros medievales  como las "Etimologías" de San Isidoro, el "Speculum Naturale" de Vicente de Beauvais o el "Tractatus de bestiis et aliis rebus" de Hugo de San Victor por citar algunos,  que tomaron materiales de los Bestiarios y que relacionaron a los animales reales o imaginarios con la teología o con el culto cristiano.
Quizás como ejemplo del conocimiento del simbolismo de los animales puede ser interesante recoger un fragmento del texto -ya señalado por Isabel Mateo con el mismo fin-, de Fernando de Rojas en el que La Celestina dice: "Pues entre los animales ningún género carece de guerra: pesces, fieras, aues, serpientes, de lo qual todo, vna especie a otra persigue. El león al lobo, el lobo la cabra, el perro la liebre e, si no paresciesse conseja de tras el fuego, yo llegaría más al cabo esta cuenta. El elefante, animal tan poderoso e fuerte, se espanta e huye de la vista de vn suziuelo ratón, e avn de solo oyrle toma gran temor. Entre las serpientes el basilisco crió la natura tan ponçoñoso e conquistador de todas las otras, que con su siluo las asombra e con su venida las ahuyenta e disparze, con su vista las mata. ... Pues no menos dissensiones naturales creemos auer en los pescados; pues es cosa cierta gozar la mar de tantas formas de pesces, quantas la tierra y el ayre cría de aues e animalias e muchas más. ... Pues si discurrimos por las aues e por sus menudas enemistades, bien affirmaremos ser todas las cosas criadas a manera de contienda. ... ¿Pues qué diremos entre los hombres a quien todo lo sobredicho es subjeto? ¿Quién explanará sus guerras, sus enemistades, sus embidias, sus aceleramientos e mouimientos e descontentamientos?."
Dada la forma de trabajo del artista medieval la talla de muchos de los animales reales no tenía porque responder a razones simbólicas [en general la representación material de los instintos] sino que podía responder a criterios estrictamente decorativos, en particular cuando la influencia del animal en la vida del hombre era beneficiosa o importante. Puede ser este el caso de un pequeño friso en el que se representan dos cabras, animal de simbolismo ambivalente.
Cuatro eran para Lucas de Tuy las funciones que justificaban el recurso a las imágenes de animales en el ornato de las iglesias: para la defensa de los fieles, por las enseñanzas que transmiten, por el estímulo de los buenos ejemplos, o por el ornato que proporcionan. Estas razones ornamentales parecen haber sido las que han llevado a incluir a una serie de aves domésticas, gallinas, gallos o patos, en los pequeños frisos de la sillería. Si bien a la gallina se la solía asociar con la cobardía y el gallo con la vigilancia o la cólera, p.e., su presencia en este caso parece obedecer más a razones decorativas o relacionadas con escenas de la vida diaria.
En el "Bestiario Toscano" -escrito expresamente para ayuda de predicadores-,  el lobo es un animal perverso y astuto que al encontrarse con el hombre se finge inválido para atacarle después. Este simbolismo aparece recogido en una serie de fábulas como aquella en la que el lobo predica a las ovejas o en la que el lobo y el cordero se encuentran en el arroyo; en esta última, p.e., se trata de mostrar que cuando las personas malas quieren hacer daño a alguien de nada sirve la razón ni la verdad. Cuenta Esopo que un lobo y un cordero fueron a beber a un rio cada uno por su lado y buscando aquel pretextos para atacar al cordero le hacía una serie de acusaciones tales como que enturbiaba el agua o blasfemaba, y ante las alegaciones del cordero termina por decirle que su padre hacía más de seis meses atrás le había ofendido por lo que iba a pagar la ofensa de su padre con su vida y tras decir eso se lanzaba sobre el cordero y lo devoraba. En las fábulas y en la Biblia son frecuentes las citas relativas a las mañas empleadas por el lobo para devorar a las ovejas y se les consideraba como símbolo del engaño; es quizás el significado del motivo representado bajo el relieve en el que se representa el "Sitio de Gor" en la sillería.
Algunos de los temas reflejados en los pequeños frisos de la sillería son repetitivos pero no debe olvidarse que tan sólo en esta parte de la sillería al existir 54 estalos figuran 108 representaciones. Uno de estos temas que se repite en muchas sillería de la época es el del juego de la barra o de la "pannoy" un juego en el que los hombres medían su fuerza y que debió ser muy practicado; con un sentido puramente descriptivo aparece en uno de los pequeños frisos.
En el mismo friso en el que se representa el juego de la barra  figuran dos hombres que transportan una barrica. Para Isabel Mateo son "dos borrachos agarrados a un tonel de vino". Pudiera ser -"Tam pro papa quam pro rege/bibunt omnes sine lege./ Bibit hera, bibit herus,/ bibit miles, bibit clerus..." ["Tanto por el papa como por el rey, todos beben sin ley. Bebe el dueño, bebe la dueña, bebe el soldado, bebe el clérigo...", Carmina Burana, J. A. Schmeller]-, pues son muy numerosas las imágenes que aluden no sólo a la gula sino a la afición desmedida a la bebida; no obstante no es difícil ponerla en relación con uno de los dos únicos motivos que en los frisos aluden a temas religiosos: el de los dos mensajeros de Canaán que descansan cuando llevan el racimo de uvas a la tierra prometida (un pasaje de la vida de Moisés visto en el post anterior relativo también a los pequeños frisos).
Si bien el tema de la caza fue muy popular en la Edad Media no escapa a la visión humorística de Rodrigo Alemán; así un motivo de la sillería refleja a un hombre que cabalga sobre un extraño cuadrúpedo mientras armado de lanza persigue a otro curioso animal.
Van Marle considera que en ocasiones se trataba de moralizar dando a los motivos el simbolismo de la conversión del pecador pues identifica la escena de caza con la lucha del "caballero cristiano" que al matar a la fiera vence al pecado; pero al menos en la representación en la sillería de un cazador o guerrero con lanza que ataca a un cuadrúpedo con rostro humano más parece que se trate de satirizar la excesiva pasión por la caza que existió en Europa.
En la Edad Media se trataba a los niños como adultos pequeños, y así los refleja Rodrigo Alemán. La mayoría jugaba sin juguetes y su representación se empleaba más para extraer una lección moral que como estudio de costumbres; quizás su sentido sea por tanto aquí la de advertir a los adultos que no malgasten su vida como si se tratase de un juego de niños.
Algunos temas de interpretación dudosa o sin identificar se recogen a continuación dada la casi imposibilidad de reconocer las figuras por los daños sufridos.

BIBLIOGRAFÍA.

-Michael Camille, "Images dans les marges. Aux limites de l'art médiéval", Paris 1997.
-Sebastián de Covarrubias Orozco, "Emblemas Morales", Madrid 1610.
- Guy de Tervarent, "Atributos y símbolos en el arte profano: diccionario de un lenguaje perdido", Barcelona 2002.
-Ricardo García-Villoslada, "La poesía rítmica de los goliardos medievales", Madrid 1975.
-Dorothee Heim, "Rodrigo Alemán und die Toledaner Skulptur um 1500", Kiel 2006.
-Dorothee Heim, "La sillería del coro de la catedral de Toledo y la recepción de los modelos del Maestro del Hausbuch e Israhel van Meckenem", Valladolid 2005.
-Dorothy y Henry Kraus, "Las sillerías góticas españolas", Madrid 1984.
-Ignacio Malaxecheverría (ed.), "Bestiario medieval", Madrid 1989.
-Isabel Mateo Gómez, "Temas profanos en la escultura gótica española. Las sillerías de coro", Madrid 1979.
-Isabel Mateo Gómez, "La sillería del coro de la catedral de Toledo", Toledo 1980.
-Mª Dolores Morales Muñiz, "El simbolismo animal en la cultura medieval", UNED 1996.
-Santiago Sebastián [ed.], "El Bestiario Toscano", Madrid 1986.
-Raimond Van Marle, "Iconographie de l'art profane au Moyen-Age et à la Renaissance et la décoration des demeures", New York 1971.

NOTAS.
-Una extraordinaria edición de un "Bestiario" -el conocido como "Bestiario de Aberdeen"-, puede verse por internet con su transcripción en latín y su traducción en inglés, acompañado de unas magníficas reproducciones de las ilustraciones, en las paginas de la Aberdeen University Library.



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